Lothaire ~ Yunho Enemigo De Lo Antiguo (Adaptación) ~ Capítulo 25

Capítulo 25

Revolcándome con un humano, al igual que mi padre.

Horrorizado con él mismo, Yunho se teletransportó a su cuarto de baño, desnudándose para otra ducha. Cuando el agua cayó sobre él, presionó sus palmas contra la pared, luchando con su cuerpo para mantener la calma.

En el proceso, había querido consumir a Jaejoong, tan frenéticamente que había vuelto a su lengua natal. El ruso volvía a su mente solo en circunstancias de mucha tensión, pues luego de la muerte de su madre se había prometido no hablarlo ya que era la lengua de su padre. Él nunca había perdido el control así, no podía recordarse de alguna vez en la que se hubiera venido con tanta fuerza —como si hubiese sido un rompecabezas cuyas piezas fueron desordenadas, y luego muy lentamente vueltas a unir.

Y ni siquiera lo había reclamado como suyo.

Nunca olvidaría la mirada de sus ojos cuando le agarró el pelo, tirando de él para obtener más de ese beso empapado en sangre. Nunca olvidaré que me vine como una fuente mientras mi Novio tenía un orgasmo sobre mí.

No, no... No era su novio. Estar cerca de Ren antes lo había dejado preparado; Jaejoong simplemente había estado en el lugar correcto en el momento adecuado. Si Ren se hubiera molestado en elevarse, él habría retorcido aquella exclamación de asombro de él. Ren sería el único causante del infierno viviente que era ahora mismo.

Desde luego.

De todos modos, siguió reproduciendo lo que acababa de ocurrir con el mortal, encontrándose despierto de nuevo. ¿Sólo momentos después de aquella clase de liberación?

Frunció el ceño y bajo su mirada a su desenfrenada polla. Esto no es posible. Él había ridiculizado las intenciones de Jaejoong, esperando ser divertido con su inexperiencia. Por lo menos, había esperado que él fingiera el deseo. En cambio, había estado desesperado por venirse, trabajando su semilla sin necesidad de utilizar la boca o las manos.

Montándolo. Voluptuosamente. Lo que le hizo imaginarlo desnudo, montando otras cosas. Mi muslo, mi boca... Jaejoong había dicho que había tenido suficientes novios. ¿Con cuántos había practicado para ser capaz de moverse así?

¿Cuántos habían estado como él, perdidos en Jae sin poder hacer otra cosa que derramarse debajo de él? Los colmillos de Yunho se afilaron con agresión con el solo pensamiento de Jae con otro. Al menos ninguno de sus “novios” había tomado su virginidad. Se preguntó por qué no la había malgastado. Yunho no había estado allí para interrumpir todas las sesiones de natación con hombres jóvenes, y obviamente Jae disfrutaba de su sexualidad.

Igual que yo.

Él sonrió con satisfacción. La virginidad de Jaejoong me pertenece a mí solamente.

Su sonrisa se desvaneció. Nunca lo conocería así. Sólo podía reclamar a Ren. Si reclamaba a Jaejoong podría matarlo. ¿Nunca experimentaría la pasión desenfrenada de Jaejoong? ¿Nunca movería lentamente su miembro dentro de su cuerpo goteante?

Así que él no sería diferente al resto de todas sus otras conquistas. Su puño salió disparado, conectando contra la pared. El mármol se derrumbó, y su erección se desvaneció.

Quiso matar a cualquiera que hubiera estado con él. Aniquilar a todos ellos. Los vampiros de la Horda eran famosos por apoderarse de ideas repentinas, actuando sobre impulsos vagos. Así que cuando su mente estaba a punto de aferrarse al asesinato y convertir sus siete pequeñas tareas en ocho, él lo oyó caminar hacia el cuarto de baño.

La curiosidad lo gobernó una vez más. ¿Qué haría él?

Se dio vuelta para apoyar su brazo contra el cristal, descansando su frente en el. —¿De vuelta por más, mascota?—dijo casualmente, aunque sentía todo lo contrario. El siguió caminando con su pecho altvo, sus hombros hacia atrás. Apretó los puños y su miembro se hincho una vez más.

Parecía impetuoso, sus ojos desafiantes. Tiró de un mechón de aquella melena sobre sus hombros, lo que casi le hizo ganar un lugar en su ducha.

—Estoy aquí para recordarte algo.

¿Qué, de qué? El placer ondulaba a través de él, casi como una distracción. Pero su tono sonó aburrido.

—Hmm ¿Recordarme?—¿Por qué su voz parecía tan ronca?

Ah, mis gritos sobresaltaron a las vigas.

Jae agarró rápidamente su pantalón desechado del piso. —Cuando le cuentes a Ren sobre mis torpes tentativas, asegúrate de mencionar la parte donde gustosamente te dejaste montar como un caballo perezoso y que te hice los vaqueros de crema más rápido que a un quinceañero escolar exprimiendo una teta por primera vez.—le arrojó los pantalones a la ducha. —Tal vez podrías querer limpiar éstos también.—Se dió la vuelta sobre sus talones y salió fuera de la habitación.

Se quedo viendo fijamente después de que Jae salió. ¿Vaqueros de crema? ¿Caballo perezoso? Espontáneamente, sus labios se curvaron en una sonrisa.

Después de lavarse y cambiarse a la más modesta de las opciones de la ropa de dormir —Jae se acercó a su cama.

Cuando se metió en ella, suspiró por la suavidad que lo saludó. Nunca pensé que las sabanas podían sentirse como esto. Aquí yacía, vestido en seda, sobre los linos más finos que jamás había imaginado, disfrutando de una considerable cama —a pesar de que estaba en el suelo.

El era retenido en un paraíso de prisión, por un carcelero de ojos rojos que duplicaba cualquier fantasía sexual andante. Un carcelero que esta noche había despertado algo en el, algo que Jae instintivamente temía no volver a experimentar con otros.

Del mismo modo empezó a inquietarse, preguntándose cómo iba a vivir sin el éxtasis que había descubierto con Yunho, recordó que probablemente no iba a vivir de todos modos.

Ajusta la liga. Chasquido. ¡CHASQUIDO!.

Finalmente, se calmó, su estridente mente se desaceleró. Justo cuando estaba quedándose dormido, una sensación de vértigo lo golpeó; Cuando abrió los ojos, Jae estaba de pie en la habitación de Yunho ¿Me teletransportó otra vez?

—Entretenme —ordenó, tomando asiento en su escritorio. Él se encontraba sin camisa, descalzo. Su pelo húmedo colgaba descuidadamente sobre su frente. Tan magnífico, demasiado magnífico.

—Entretenerte. —Se frotó los ojos. —Eso no formaba parte de la descripción del trabajo.

—Creo que la descripción del trabajo para ti era hacer todo lo que yo ordenara. Además, estas claramente vestido para el trabajo que deseo y no para el trabajo que tienes, y mi Novio me entretendrá después de lo que pasamos.

—Baila, mono, baila. ¿Es eso? Yunho, estoy exhausto.

—Hazlo pizdy. No prestas una de mierda atención. Siéntate. Habla conmigo.

Jae dudó en volver a ese sofá, pero finalmente se dejó caer con un resoplido.

—Encuentro que tengo preguntas sobre ti. Asombroso, considerando lo que eres... tú. Pero no puedo controlar mi curiosidad.

—¿Qué quiere saber?

—¿Por qué eres todavía virgen?

Jae no quiso decirle la verdadera razón, que había temido quedar embarazado de algún muchacho del Instituto, tener que abandonar sus sueños largamente sostenidos —de una carrera satisfactoria, un marido cariñoso, y finalmente, cuando estuviera listo para ellos, niños.

Así que en lugar de ello, dijo, —Adivino que Ren de alguna manera se resistió a tus encantos todas aquellas veces que salieron juntos a matar.

—Nunca he ido a matar con él.

—¿El solo salió y asesino? ¿Por qué?

Se encogió de hombros. —El solía tomar sustento del acto. Ahora supongo que es hábito.

—No tiene sentido.

—Supongamos que ya no necesitas comer para vivir, pero puedes comer. ¿No te perderías el sabor de la comida, el ritual de la comida?

Tenía un punto. Jae amaba comer.

—No contestaste mi pregunta─, dijo. —¿Ningún guardia de prisión intentó desflorarte?

—La mayor parte de ellos eran decentes.

—¿Pero no todos? Alguno de ellos... ¿te toco?—Su expresión se oscureció, sus colmillos parecían crecer.

Allí va con una ronda de locura nuevamente. Y cuando sus ojos se agrandaron vacíos, sus sentidos se pusieron en alerta roja.

—¡Detén tu maldito corazón!

Jae gritó, —¡Tal vez podría detener a mi maldito corazón si dejaras de dar malditos gritos!

—Sostengo tu destino en mis manos, sin embargo, me faltas el respeto a cada paso.

—No te has ganado mi respeto.

—Hoy podría soñar con el anillo. Entonces te habrás ido para siempre.

Jae cruzó los brazos sobre su pecho. —Amas sostener esa espada sobre mi cuello. ¿Estás tratando de volverme loco como tú? ¿Quieres comprobarme mentalmente antes de hacerlo físicamente?

—¿Es una posibilidad?—él preguntó con total seriedad. Por lo menos se había calmado por un momento.

—¿Cuánto más crees que puedo tomar?—Tomaras lo que te dé…

—¿Y te gusta esto?—Jae hizo rodar sus ojos. —¿Torturar a todos así?

Yunho se quedó inmóvil como una estatua, su voz chorreaba amenazas cuando él dijo, —No conoces el significado de tortura.

—¿Y tú? ¿Sólo la has repartido o has sido el blanco?

—Ambos.

Deseó no sentir curiosidad por él. Pero... —¿Cómo fuiste torturado?

—Toma la peor agonía que creas posible imaginar, multiplicarla por mil, luego sufre eso cada segundo durante seiscientos años. Y eso no será más que una entre muchas más.

—¿Seis siglos?—Está exagerando. Tiene que ser. —¿Es por eso que estás loco?

—En parte. También debido a los recuerdos.

—¿Viste algún recuerdo mío cuándo dormiste la ultima vez?

—Hasta ahora, no hay ningún recuerdo de polvo de carbón, filtraciones de techos, o el aroma acre de innumerables bichos chisporroteando en vieja manteca de cerdo en la cocina.

¡Él lo hizo parecer tan horrible… pero lo que no daría Jae para estar de vuelta allí ahora mismo! —me observaste más de lo que pensé.

—Tuve que aprender sobre ti, investigando tus pertenencias, espiando a tu escalofriante familia.

Jae jadeó. —¿Estuviste en mi casa?

—Yo tengo una casa. Tú vivías en un transporte.

—Era comprado y pagado. Nadie podía hacernos marchar alguna vez.—A diferencia de la tierra donde estaba estacionado.

El representante de Va Co que Ren había matado había estado husmeando alrededor de la Montaña Kim por alguna razón. Profundamente abajo, había encontrado carbón. Va Co comenzó a hacer presión sobre la familia para que vendieran. Cuando esto no funcionó, ellos habían ido tras el crédito hipotecario.

A pesar de que SoJin e Il Woo y el resto de la familia juntos habían estado cubriendo los pagos, sólo era cuestión de tiempo antes de que ellos faltaran a su préstamo.

—Eres tan orgulloso, —murmuró Yunho, con tono perplejo. —Y no puedo entender por qué.

Jae contuvo una réplica. Tranquilo, Jae. Consigue información. —Dime como es Ren.

—Vicioso, despectivo, intrépido. El es un rey ante el cual otros tienen que inclinarse.

Jae arqueó una ceja. —¿Un novio vicioso que no le importa que pases tanto tiempo a solas con la hermosa Hag?

—La Fey y yo no estamos involucrados.

—¿Ren debe de estar encantado de darte todos los herederos que deseas?

—El me dará tanto como deseo, —dijo con frialdad. ¿Desviación?

—¿No quieres empezar a trabajar en pequeños príncipes vampiro?

—No puedo reclamarlo hasta que no esté en un cuerpo inmortal, de lo contrario podría hacerle daño con mi fuerza. ¿Recuerdas? Pop.

—Así que esa es la demora. —¿O había allí algo más? Ren todavía podría satisfacer al vampiro. ¿O quizás el dios no disfrutaba de situaciones sexuales? —Me cuesta trabajo imaginar ese tipo de fuerza.

—Hay cuatro cosas que hacen a un vampiro más poderoso que sus hermanos. La sed de sangre, un corazón que late, la sangre Dacian, y la edad. Soy un vampiro antiguo con los ojos rojos, por la sed de sangre, y un Dacian con el corazón palpitante. He vivido durante miles de años, haciéndome más fuerte a lo largo de los interminables días de mi vida.

Grandioso. Había sido atrapado por el Hulk de los vampiros.

Entonces Jae echó un vistazo. —¿Eres un Dacian real?—Ah, es cierto, has estado leyendo después de la escuela. Mi madre era JiYool Jung Daciano, heredera al trono. Soy Yunho Jung Daciano, ahora el heredero legítimo─.

—Pero se piensa que no ellos existen.

—Por supuesto que existen. Los Inmortales pueden ser tan malos como los seres humanos, pensando que si no pueden ver algo, no debe existir.

—¿Tú interés radica en los tronos de la Horda y el Dacian?—cuando él inclino su cabeza, dijo, —Si eres tan poderoso, sus súbditos deben estar ansiosos para que puedas ser su rey.

Hizo un sonido de mofa. —Tengo la intención de someter a un Reino y arrasar al otro.

—¿Y luego qué?

Sus cejas castañas se entrelazaron. —¿Qué quieres decir?

—¿Arrasar, someter? Tiene que haber una buena razón para hacer estas cosas.

—Satisfacción pura.

—¿Cuánto durará esto? ¿Cien años? ¿Mil? ¿Seguramente tienes un objetivo final?

Él se levantó, repentinamente enfurecido, toda intimidación imponente. —¡Tengo un juego final! Alrededor de la locura. Murmuró para sí en ruso, entonces, sacudió bruscamente la cabeza de esa manera que hacen los locos —como si él sólo hubiera visto o experimentado algo que nadie más pudiera.

—¿Este “juego final” es tu objetivo final?—Preguntó. —Bien, entonces ¿qué es?

Su mirada se desvió mientras se paseaba. —Siete pequeñas tareas.

—Dime.

Sonando como si recitara una lista, dijo, 

—Buscar el anillo.

—Deshacerme del alma de Jaejoong. 

—Retornar a Ren. 

—Matar a la Dorada.

—Hacerme cargo de la Horda. 

—Encontrar y matar a Jong Suk. 

—Conquistar a los Daci.

Deshacerse de mi alma. ¿Con qué facilidad dijo eso! ¿Y quién sería Jong Suk? —Vampiro, odio decir esto, pero esas tareas no son un objetivo final.

Se dio la vuelta para enfrentarlo. —¡Cállate la boca, pequeño mortal!

—O te tendré. Jae se quedó en silencio, en el borde mientras él se paseaba/teletransportando. Largos momentos más tarde, él dijo bruscamente, —¿de qué demonios estabas hablando?

—Un objetivo final debe ser el resultado, no el proceso de llegar a él.

—Quizás tomar placer del proceso en sí.

Jae dijo, —entonces el objetivo final es el placer. Las tareas son todavía el proceso.

—Mi objetivo es en servicio a una venganza de sangre. He trabajado para esto, durante miles de años.

En una pequeña voz, Jae señaló, —Sigue siendo un proceso.

—¡Ahhh!—Yunho rugió, perforando la pared otra vez. —¡Cierra la maldita boca!

En un tono tan casual como el pudo fingir, dijo, —La mayor parte de las personas tienen objetivos de una vida familiar y una carrera provechosa, con felicidad y el placer como resultado.

—¿Y qué sabes de la felicidad?—Él se calmó, parecía sumamente interesado en este tema.

—La experimenté la mayor parte de mi vida. Y la agradezco aún más después de mis recientes miserias.

—¿Cómo podrías haber sido feliz en aquel remolque, forzado a cazar para alimentarse, teniendo tan pocas posesiones?

Jae parpadeó. ¿Él no lo insultaba? Yunho estaba verdaderamente curioso acerca de esto. —Apreciaba los buenos momentos que pasé con los que amo, y rápidamente me funcionó más allá de los malos tiempos. Lo hecho, hecho está. Nunca pienso en el pasado.

—Eso es simplista.

—No, es una cosa complicada, —Jae contestó.

—Esto es un abstracto.

—Y sin embargo, puedes aprender a ser feliz. Has dicho que tus habilidades de matanza estaban bien afinadas. ¿Qué sucede si pones todo ese esfuerzo en encontrar la felicidad?

—Entonces yo no habría sobrevivido todos estos años.

—Quizás puedas encontrarla compartiendo intereses con Ren.

—Déjalo fuera de esto.

—El es del tipo instrumental. ¿Qué disfruta hacer Ren?

Yunho estrecho los ojos. —Ren caza, igual que solías hacerlo tú.

—El no caza como yo.—¡La idea le daba ganas de golpear una pared! —¿Me viste dejar cadáveres de ciervos por toda la montaña para podrirse? ¿Por ninguna razón? No hay comparación. Nunca le faltaría el respeto a la vida ni la desperdiciaría así.

—¿Tema delicado? ¿He encontrado una grieta en tu armadura?

—Cualquier comparación con él me irrita. No somos para nada iguales.

—Es cierto, son…

—¡Oh, simplemente guárdatelo! —interrumpió Jae. —Ya sé que soy inferior a él en todos los sentidos, bla, bla, bla.

Yunho arqueó una ceja, y luego continuó, —En cuanto a compartir intereses, Ren y yo gobernaremos juntos, protegeremos y educaremos a nuestros hijos.

¡Mi descendencia! —Sólo puedo imaginar lo que un dios de la muerte puede enseñarle a tus hijos.

—Tú no sembrarás la discordia. Tu táctica es transparente.

—Es sólo una táctica si estoy siendo deshonesto. De lo contrario, es una observación. Y verdaderamente me pregunto sobre las habilidades de crianza de Ren, sin dejar de mencionar las tuyas.

Él frunció el ceño, su comportamiento se estaba volviendo más contemplativo.

—¿Yunho, nunca has pensado como sería ser padre?

—Sería un riesgo —aunque pocos se atreverían a dañar a los descendientes de Ren. Seguramente ninguno de mis enemigos vampiros...

—Cruzó al balcón y miró hacia fuera. Cuando una brisa se cernió a través de su pelo, sus hombros se tensaron. —Una niebla se levanta, —dijo en un tono extraño.

Jae no estaba llegando a ninguna parte con él. 

—¿Estoy siendo un buen entretenimiento, vampiro?

Estoy cansado. Este mortal inferior necesita descansar.

Yunho se volvió hacia él. —Dormirás aquí.—A su aspecto incrédulo, dijo, —no exagero las amenazas hacía ti. Esperaba tener habitaciones separadas, no porque quisiera permitirte un poco de privacidad, sino porque no quería verte. Lamentablemente, no tenemos ese lujo.

Está bien.—Se levantó, sacó una almohada y una manta de su habitación, y luego regresó al sofá.

—No me toques mientras duermo, —Yunho dijo. —No te acerques a mí.—Cuando le sostuvo la mirada, de repente recordó el inquietante bramido que salió de su habitación la última vez que había dormido. “No importa lo que ocurra."

Vaqueros de crema: Una frase inventada por el cantante Tenacious D para expresar

cuando algo es increíblemente impresionante.