Epílogo
Algún
Tiempo Después...
—Nos
reíamos disimuladamente a tus espaldas, le dijo Stelian a Yunho en
un tono confuso, —divertidos por la forma en la que una pareja tan
joven te estaba manejando.
—Su
expresión era atónica.
Yunho
conocía esa mirada, él la llevaba a menudo. —¿Pero no entendiste
nada de lo que decía?, —Dijo, mirando a Jaejoong en el conjunto de
los departamentos de su castillo. Estaba sentado ante el fuego de la
chimenea, riendo con Hag y Kosmina, el sabueso real a sus pies.
—Correcto.
—Stelian bebió un buen trago de hidromiel con sangre—. ¿Cómo
que acaba de conseguir mi acuerdo para que yo visite a su familia en
Navidad?
En
un tono tanto pesaroso como rebosante de orgullo, Yunho dijo, —Nunca
ves a mi pareja venir hasta que es demasiado tarde.—Apenas esta
tarde, Jaejoong había conseguido de alguna manera que Yunho se
comprometiera a adoptar a Sukkie, y a ocho de sus primos, al estilo
“truco o trato”.
Pero,
en realidad. ¿Qué tan difícil podía ser?
A
pesar de que no debería sorprender a nadie, el niño mortal adoraba
a Yunho.
Estoy
adquiriendo parientes, como una shifter* (*cambia formas) gata
no esterilizada.
Jaejoong
capturó su mirada, lanzándole su sonrisa revolvedora de mente.
Cubierto por las joyas que amorosamente le otorgaba, Jae irradiaba su
alegría.
No
había tenido ningún problema en adaptarse a esta forma de vida
extraña, tomándolo todo con calma.
Con cada incursión que hacía afuera en su nuevo reino, fácilmente había aprendido más de la
lengua de sus súbditos y sus costumbres.
Y
enseñado un poco de las suyas. Los reservados Daci... lo adoraban,
encontrándolo refrescante. Como se predijo.
Después
de excusarse, Jaejoong se teletransportó para sentarse a su lado en
el sofá. Su sabueso —al que Yunho se negaba a llamar Bo
Junior—parecía indignado, todavía desconcertado cada vez que
alguien se teletransportaba.
Cuando
Yunho tomó su mano en las suyas, presionando un tierno beso en su
dorso, Stelian se excusó con una mirada cautelosa a Jaejoong.
—Todo
el mundo juntos lo están haciendo mucho mejor, ¿no te parece?, Jae
preguntó.
Había
soñado desde hace mucho tiempo los recuerdos de Yunho sobre Dacia, y
después de analizar las relaciones de Yunho con la familia real, se
había propuesto "salvarlas".
Ahora
que Jaejoong era el joven Rey, parte del hielo entre todos ellos
estaba, de hecho, descongelándose.
Después
de siglos de lucha, habían comenzado a reunirse alrededor de la
chimenea del estudio. Sin embargo, Yunho dijo, —Podría admitirlo,
¿si lo hiciera?
—¿Lenguaje
de Yunho?. —Jae arqueó una ceja. —Bueno, creo que todo está
saliendo muy bien.
Al
conocer a Víktor, Jae le había dicho al general, —¡Tú eres el
feroz del que se jactaba Yunho! No es de extrañar que te nombrara
jefe de mi guardia. Cuando está fuera, él no me confiaría a nadie
más. —El pecho del soldado se había hinchado.
A
Mirceo, le dijo, —Podría pedirle a SoHyun que vea cuánto tiempo
esperarás por la que será tu Novia. La cuenta atrás a veces ayuda.
—Consejos de un joven rey sabio que había tenido experiencias duras
con el conteo regresivo.
Le
había dicho a Trehan, Si puedo vivir con Yunho, entonces cualquier
cosa es posible con tu Novia. ¿No puedes darle a tu relación sólo
un intento más?
Con
Kosmina, con la que había tenido muy poco trato, le admitió a
Yunho,
—No sé ni por dónde empezar. Ella realmente puede ser que
necesite un reinicio completo...
—Hola, Japón.
Jaejoong
creía que todos "venían juntos como una familia" o algo
así, y que la razón por la que Yunho se sentía incómodo con ellos
era porque temía que "pudiera llegar a preocuparse por ellos”.
Yunho
se había burlado, listo para asegurarle que odiaba a su familia y no
los quería cerca, pero no había sido capaz de pronunciar las
palabras.
Así
que por ahora, ellos invadían su espacio personal, Dacianos
invadiéndolo.
A
pesar de eso, Yunho era feliz una vez más. Mientras observaba a su Novio
exquisito, pensó, Pero guardaré celosamente mi llave.
El
joven Rey Jaejoong Jung Daciano era su Final del juego, siempre lo
había sido.
¿JiYool
la Audaz se habría inclinado ante él? Sí. Pero en el fondo, sabía
que ya no importaba.
Cada
noche, cuando Jaejoong bebía de él, su vínculo inquebrantable se
reforzaba —y con él, su mente continuaba manteniéndose estable. Nunca
estaría completamente sano —con la posibilidad de que—siempre y
cuando Jae lo aceptara, él podría manejarlo.
Cuando
Jae dormía, soñaba con sus acciones que abarcaban el día anterior.
Si salía en misión oficial real de negocios, Jae le daba un beso de
despedida con la suplica, —"No hagas nada que puedas lamentar que
sueñe, Yun".
Sólo
dos tareas apremiantes prevalecían. Tenía que recompensar a Ara, y
necesitaba cumplir con la promesa a su madre de gobernar a la Horda.
Había
decidido —con la ayuda de un golpe bajo—ayudar en la búsqueda de
la adivina por Furie.
Aunque
no necesariamente quería que Fénix fuera su acompañante una vez
más, no le gustaba estar en deuda con nadie.
Y
cuando pensaba en lo mucho que amaba a Jaejoong y lo increíblemente
bien que se sentía al tenerlo a su lado, reconoció que estaba en
serio, gravemente endeudado con Ara.
Ahora
bien, si él sólo pudiera encontrar a la adivina para decirselo...
Cuando él se había teletransportado de Dacia para salvar a
Jaejoong, la Valkyria se había desvanecido.
Nadie
en el Lore podía localizar a Ara la que Todo lo Sabe...
En
cuanto a su voto final a JiYool, Yunho se atormentaba. Jaejoong le
había indicado:
—JiYool quería que tú gobernaras a la Horda,
mientras Jong Suk gobernaba en Dacia, para unir a los dos reinos,
¿correcto? ¿Qué habría dicho si hubiera sabido que tomarías el
lugar de Jong Suk como rey?
Buen
punto.
Sin
embargo, a continuación, Jaejoong había añadido, —Por supuesto,
si la corona está allí esperando para ser tomada, sé que mi chico
es perfecto para el trabajo... —con una sonrisa orgullosa—. Si... Jae también comenzaba a ser un "poquito malo" y eso lo hacía feliz.
Con
el fin de evitar un conflicto a gran escala, Trehan había ofrecido
que sus asesinos eliminaran a los otros dos contendientes: Kris el
Caminante de Tumbas y Emma La Improbable, la hija mestiza de la
Valkyria Helen y el tío de Yunho, Shindong, también conocido como
el Rey Demetrio.
Aunque
ambos Kris y Emma eran legítimos, no reverenciaban a la Sed.
Yunho
había puesto Trehan en lista de espera. Con ese pensamiento en
mente, le dijo a Jaejoong ahora, —Veré a uno de los contendientes
al trono de la Horda esta víspera.
—¿Tienes
qué?
—Debo
enfrentar a Kris - ese hijo de puta- para que revoque la recompensa
por tu cabeza.
Jae
sonrió abiertamente. —Además deseas es ver la expresión de su
cara cuando te manifiestes ante él.
—Ah
eso. —Me conoce tan bien. —¿Te quedaras aquí?
—Esta
vez, sí.
—Muy
bien, —él dijo, disimulando su emoción, porque tenía la
intención de hacer una captura esta víspera. ¿De qué servía
tener un calabozo propio, si no se utilizaba?
¿Podría
Jaejoong descubrir su golpe —era realmente justo, sólo uno
insignificante, probablemente ni siquiera un asesinato— en su
próximo conjunto de sueños?
Sus
labios se curvaron. Por supuesto. Así que "almacenaría"
en su cerebro un mensaje para Jae: Admítelo, amor, te gusta cuando soy un poco
malo...
Jae
lo miró curioso.—Pero que no se te olvide nuestro nuevo lema, Yun.
"Siempre
podemos matarlos después, pero no podemos traerlos de vuelta".
—Mi
Novio sabio e inteligente. —Él lo tomó de la nuca, atrayéndolo—.
Tú lo eres todo, —dijo simplemente.
Con
un suspiro de satisfacción, apretó la boca contra la suya, dándole
un beso que casi lo hizo caer de espaldas en su cama.
De
alguna manera se separó, murmurando a su oído, —Cuando regrese,
lleva seda roja.
Los
iris de Jae brillaron en negro, su mirada ardiente.
—Me aseguraré
de que seas... satisfecho.
—Mocoso
descarado—bromeó a la ligera, incluso cuando su cuerpo se tensó
con lo que deseaba.
Debía
hacer esto rápido...
Yunho
se teletransportó a San Oblak, a la sede de los Abstemios y
desenvainó su espada. Medio teletransportándose en las cámaras del
Caminante de Tumbas, casi invisible, encontró a Kris mirando por la
ventana abierta, su pelo color arena ondeando en la brisa.
Los
ojos azules del macho estaban limpios de la sed de sangre, pero
parecía preocupado mientras miraba hacia la noche.
¿Soñando
con su futura Novia? ¿O con el padre que nunca conoció?
Yunho
se recordó viendo a Kris cuando era un bebé.
Hacia todos estos años
atrás, Yunho se inclinó
sobre su cuna, empeñado en asesinar al verdadero heredero de In
Wook... hasta que el bebé de pelo rubio había llegado y aferrado su
dedo.
Como
si lo reconociera...
Si
Kris hacia un movimiento en falso esta víspera, Yunho remediaría su
misericordia de antes. Moviéndose como una sombra, silencioso como
la muerte, Yunho colocó su espada contra el cuello de Kris y susurró:
—Hola,
hermano...