Capítulo
46
—Está
sucediendo —Jae admitió a SoHyun mientras ella bebía a sorbos una
Coca-Cola.
—Me
estoy enamorando de él.
El
y la Fey estaban en la terraza observando la puesta del sol mientras
Jae esperaba ansiosamente a Yunho. Él había estado desaparecido
todo el día.
Cuando
él se había ido, Jae le había vuelto a decir que no se
preocuparía. En cuanto a eso.
Junsu
había ido de visita más temprano. Por horas, él y SoHyun habían
tratado de distraerlo, pero su sensación de temor había ido
creciendo constantemente durante todo el día.
A
las cuatro de la tarde, le había exigido a SoHyun que tirara los
huesos. Lo que sea que la Fey había visto se había filtrado en el
color de su rostro, y le había arrancado una palabra: “…ardiendo.”
Sin
embargo, una vez que se había recompuesto, SoHyun había puesto una
falsa sonrisa y consideró que esa lectura era un “fiasco”.Sin
importar lo mucho que Jae la trato de engatusar, ella se rehusó a
hablar más sobre el tema.
Ahora
SoHyun dijo: —Ya me había dado cuenta, por la forma en que lo
miras. ¿Se lo has dicho?
Jae
murmuró: —No todavía. —Aferrándose al hilo de su anterior
testarudez, había retrocedido en su promesa. Nunca enamorarme de
Yunho se había convertido en no decirle que lo amo primero…
—Jaejoong
—comenzó SoHyun en tono afligido—, hay algo que necesitas saber
sobre Ren y…
Yunho
apareció repentinamente; Jae dejó caer la mandíbula.
Estaba
quemado profundamente en algunas partes, sus músculos saltados,
sudor y sangre manaban de su piel carbonizada.
Antes
de que Hag o Jae pudieran decir una palabra, él ya había tomado el
brazo de Jae, teletransportándolo a su dormitorio en el
departamento.
—¡Yunho,
Dios mío! ¿Qué te pasó? —¿SoHyun lo había presenciado?
Sus
iris eran del rojo más profundo del que Jae jamás los había visto
antes, el color de la sangre atravesaba la blancura de sus ojos.
—Mira
lo que he recuperado, Joongie. —Él apretaba un sencillo anillo de
oro con dos dedos hasta que los nudillos se le pusieron blancos, su
expresión era una mezcla de locura y agonía.
—Eso
es bueno, ¿cierto?
Él
se rió amargamente.
—¿Bueno?
Es tu perdición.
—¿De
qué estás hablando?
—No
puedo salvarte… Sin importar lo que intente, mis votos me
controlan.
Escalofríos
se deslizaron por la espalda de Jae.
—No
lo entiendo. Por favor cálmate, Yunho.
¿Bebiste
de alguien?
—Jaejoong,
ni siquiera puedo matar tu cuerpo antes para salvar tu alma…
—¿Matarme?
¿Qué pasa con mi alma? ¡Estás hablando locuras otra vez! —gritó
Jae—.
Sólo
tienes que usar ese anillo para sacar a Ren de mí.
Yunho
comenzó a pasearse por la habitación, nunca una buena señal.
—No
puedo traicionarlo. ¡Tú no entiendes!
—¡Entonces
haz que entienda!
Como
si lo hiciera con gran dificultad, él rechinó:
—Prometí
al Lore convertir a Ren en inmortal… y destruirte a ti. Tú no
puedes morir simplemente. Tú alma será expulsada. He tratado de
todo para salir de la promesa… luchando contra ella incluso ahora.
¿Él
había sabido todo el tiempo que él tendría que hacer esto? Incluso
si Jae entendía que las promesas hacia el Lore eran inquebrantables.
—Déjame
escapar, Yunho.
Se
paseó más en la habitación.
—Podrías
estar al otro lado del mundo. Eso no hará una diferencia cuando me
vea obligado a… forzado a… terminar contigo.
Jae
no podía tomar suficiente aire. —¿Mi alma será expulsada de mi
cuerpo… o de todo?
—¡Desaparecerá!
¡Como si nunca hubieras existido!
Respira,
Jae, respira. —¡Esto es lo que habías estado insinuando!
¿Por
qué no me lo dijiste? ¿Para prepararme?
—No
podía… físicamente no podía colocarte en un camino que pudiera
interferir con mis votos. Pensé que podría ahorrártelo de todos
modos.
La
desesperación se profundizó. Y aún así voy a morir. De regresó a
donde había comenzado.
No,
ahora era mucho peor. Al menos antes no había estado enamorado del
vampiro. Al menos antes pasaría de ser un condenado a muerte al
cielo, o eso había creído.
Ahora
iba a irse del paraíso del placer a… la nada.
¿No
existiré más? ¿Destruído por el hombre que empezaba a amar?
Yunho
se pasó los dedos por el cabello cubierto de hollín.
—Ni
siquiera pude permanecer en el sol…
Jae
separó los labios. ¿Era por eso que su piel se había quemado?
SoHyun
le había dicho que el dolor era insoportable para un vampiro.
—¿Trataste
de morir por mí?
—¡Por
supuesto! —Espetó, atrayéndolo a sus brazos—. ¡Preferiría
morir antes que hacerte daño!
Jae
no podía creer eso, pero sabía que él no podía mentir.
Hoy,
Yunho había tratado de acabar con su vida por él, había
desafiado al instinto de supervivencia que lo había mantenido
vivo por miles de años.
—¿Cómo
eres capaz de decirme todo esto ahora? ¿Debido a que ya no hay
marcha atrás?
Él
se aferró a sus hombros, mirándolo a la cara. Su expresión le
respondió.
—Oh.
—Las lágrimas se acumularon y cayeron. ¿Por qué no llorar?
Nunca
se había sentido más desesperanzado.
Al
menos ahora sabía con lo que él había estado luchando.
—¿Do—dolerá?
Ante
sus palabras, Yunho lanzó un bramido de angustia, sangre salió por la
comisura de un ojo. — Jaejoong, no lo haré…
—¿Puedes
usar el anillo para traerme de vuelta?
—¡No
se puede revertir un deseo! ¡Pero encontraré la forma de traerte de
regreso!
—Yunho,
yo —dio un sollozo—tengo miedo.
Otro
agonizante bramido le siguió, luego lo envolvió contra su pecho.
Estaba
temblando a su alrededor, luchando contra esa batalla interior.
—Si
no puedo salvarte, te seguiré.
—Lo
estrechó con más fuerza, meciéndolo, murmurando palabras
desconocidas en ruso.
Su
piel chamuscada y ropas olían a ceniza. Él trató de quemarse por
mí.
¿Sería
ese el último aroma que percibiría? —No me sigas, Yunho. No
quiero que tú…
—¡“RIIIIINNNNNNGGGGG!”
(“¡AAANIIIIIIIILLOOOOOOO!”)
Jae
alzó la cabeza de golpe.
—¿Qué es eso?
—¡Devuélveme
mi aaniiiilloooo! —El grito de una mujer sonaba justo desde afuera
del balcón —veinticinco pisos arriba del suelo.
A
la vez, Yunho empujó a Jae a un lado para quitarse el anillo.
—La
Dorada. ¿Cómo mierda nos encontró?
¿Alguna
mujer desde el exterior lo estaba controlando? ¡Justo como temía!
—¡Enemigo
de lo Antiguo! —Las palabras de la Dorada sonaban estáticas, como
si fueran pasadas por un filtro—. Déjame entrar. No te me
resistas.
—No
puedo luchar contra ella —espetó Yunho en voz baja mientras iba a
la pared junto a la puerta del balcón. Los símbolos estaban
grabados en el yeso—.
¡Ve a la puerta de enfrente, Jaejoong! Serás
capaz de abrirla pronto.
Una
vez que Yunho desbloqueó los límites, la Dorada descendió sobre la
barandilla del balcón, como si acabara de atravesar una entrada
invisible. Con un movimiento de su mano, las puertas de estilo
francés se abrieron de golpe.
Mientras
Jae se quedaba boquiabierto, la hechicera flotó al interior, a
escasos centímetros del suelo.
Yunho
le había revelado algunas cosas de la Dorada, cómo que estaba medio
loca, grotescamente momificada, gritaba por su anillo.
Ahora
la hechicera estaba regenerándose. Todavía tenía un solo ojo —pero
sorprendentemente era de color verde oliva con espesas pestañas.
Algunas
hebras de su cabello eran espesas y lustrosamente negras, otras eran
fibras lacias. La mitad de su rostro tenía piel suave y morena; la
otra estaba incrustada con gasa putrefacta.
Una
sólida coraza de oro cubría su torso, una falda de hilos dorados se
envolvían alrededor de sus caderas.
—¡Corre,
Jaejoong!
Jae
cerró la mandíbula con un chasquido, y se dio vuelta, corriendo
hacia la puerta principal. Pasando a través de los pasillos
corriendo. La entrada principal la vista.
Al
llegar, abrió el ordinario cerrojo, luego abrió la puerta, Jae se
detuvo en seco con un grito; Yunho dió un bramido como respuesta
desde su habitación.
Wendigos
le cerraban el paso.
Sus
cuerpos eran escuálidos, encorvados y deformes, sus colmillos del
tamaño de sus dedos. Piel pálida se estiraba por sus esqueletos, y
aún así parecía ondularse en algunos sitios.
El
horror lo golpeó. Llevaban puesta la piel de otros.
Mangas,
chalecos, collares…
Jae
golpeó una mano sobre su boca, aguantando las ganas de vomitar, retrocediendo. Es demasiado.
No
puedo soportar más de esto. A medida que ellos se escabullían hacia
el departamento, se relamieron los labios ante él, con sus ojos
rojos encendidos.
Con
hambre.
Jae
huyó de regreso hacia Yunho, impulsándose con los brazos, corriendo
como nunca antes lo había hecho. Estaban pisándole los
talones, gruñendo, babeando. Dentro del dormitorio Jae se
tambaleó.
Con
los ojos abiertos de par en par, Yunho le tendió una mano, pero no
se movió, no trató de protegerlo. Jae corrió detrás de él de
todas formas.
—¡Me
está controlando, Jaejoong! Me dijo que no me moviera. Estoy
atrapado en esta posición.
La
Dorada sacó la silla del escritorio de Yunho, tomando
asiento con aire casual.
Pero sus movimientos eran lentos.
—¿Cómo
encontraste este lugar? —demandó Yunho.
La
hechicera sostuvo el anillo contra la luz de la lámpara. —Un viejo
conocido me lo dijo. —Deslizó el anillo en su dedo pulgar, luego
hizo señas a Jae—. Ven, chico.
Jae
negó con la cabeza lentamente.
—Ven,
o haré que tu vampiro te beba hasta la muerte.
Yunho
le apretó la muñeca… hasta que la Dorada ordenó: —Suéltalo.
Él
lo hizo al momento.
Viendo
el control que la hechicera tenía sobre Yunho, Jae cruzó la
habitación hasta detenerse ante la Dorada. ¿Me matará? ¿Me
convertirá en una de esas cosas?
—Arrodíllate.
Sin
otra alternativa, Jae lo hizo.
La
hechicera lo examinó con ese único ojo.
—¿Ren el
Segador de Almas está escondido profundamente en este mortal,
Yunho? ¿Era el dios de los vampiros el Novio que buscabas? Tal vez
querías volver a este huésped humano en inmortal con mi anillo.
Él
permaneció en silencio.
—¿Proteges
el cuerpo con tanta vehemencia para preservar a Ren? ¿O este chico
es tuyo?
—¿Viniste
aquí para insultarme? Tú sabes la respuesta a esa pregunta.
—¿Lenguaje
de Yunho?—Jae pensó.
La
Dorada levantó su mano buena para tocar la frente de Jae, ordenando:
—Enfréntame, Ren. Jae retrocedió, resistiéndose a Ren con todas
sus fuerzas.
—¡No,
hechicera! —gritó Yunho—. ¡No hagas esto!
—Sé
que puedes sentirme en el fondo, dios —dijo la Dorada,
ignorándolo—. ¡Ahora sal!
El
revestimiento de oro de la mujer parecía vibrar mientras el poder
infundía la habitación.
Jae
podía sentir a Ren deslizándose violentamente en su pecho, pero aún
así él luchó.
Yunho
tiró con fuerza contra el control de la Dorada.
—Esto tiene que
ver más con mis crímenes contra ti. ¿Qué quieres de Ren?
—Venganza.
Jae
guardó silencio, luchando por mantener al dios atrás.
—¿Por
qué? —gruñó Yunho.
—¿Por
qué crees que estaba en esa tumba, vampiro? —dijo la Dorada—.
¡Debido
a que los asesinos de Ren me perseguían sin cesar!
Desesperada,
volví al anillo, pero era demasiado poderoso para vencerlo.
Así
que deseé nunca ser encontrada por sus asesinos, ser liberada de sus
tormentos. Y el anillo se aseguró de que yo estuviera siempre
fuera de su alcance, haciendo que mis otros enemigos me
atraparan en una tumba por siglos. —Ella se quedó con la mirada
fija con su único ojo por un largo rato, luego se giró hacia
Yunho—.
Hasta
que tú llegaste, despertándome. Al mismo tiempo, sentí la ausencia
de la divinidad de Ren. Me niego a dejarte usar mi propio anillo para
empoderarlo de cualquier manera.
—Esto
no tiene sentido, Dorada. Ren no tendría ninguna razón para
asesinarte. ¿Quién eres tú para un dios?
La
visión de Jae flaqueó. Estaba perdiendo terreno, no podía aguantar
mucho más tiempo…
La
Dorada le frunció el ceño a Yunho.
—¿No conoces la profecía?
—¿De
qué estás hablando? —dijo él—. ¿Qué profecía?
Distracción.
—Hmm. Sólo sé que está a punto de cumplirse.
Con
eso, Jae dio un grito, colapsando mientras su visión se oscurecía.
Ren
se sintió obligado a surgir, parpadeando. ¿Estaba en la habitación
de Yunho? Con la mano en la frente, se puso de rodillas… y se
encontró a sí mismo rodeado de Wendigos.
De
cara a su antigua enemiga.
¡La
predicción! El miedo creció en Ren, pareciendo hincharse dentro de
su garganta. Pero Ren hizo como si todavía tuviera poderes. —Dorada
—se burló—. Han pasado siglos.
La
Dorada sonrió, dejando al descubierto unos colmillos podridos entre
otros blancos brillantes. —Ya no eres el dios de los ojos de gato
—dijo ella, hablando español estático a través de algún tipo de
hechizo traductor.
—Tú
ya no eres digna de ver. Rodeándote de la compañía de bestias
babeantes.
—Regeneración.
—La Dorada se encogió de hombros. Sus adornos habituales casi
resplandecían, revestiduras de oro tan pesadas que parecían como si
aplastaran su forma putrefacta—.
Tu
hombre me perjudicó muy a fondo. Quería vengarme de Yunho. No tenía
idea de que podría impartírtela a ti también.
Esto
no podía estar pasando. Estaba anunciado… Estaba anunciado…
El
miedo inundó a Ren, pero se forzó a sí mismo a hacer un gesto de
desprecio.
—¿Qué
me puedes hacer? —¿Estoy sudando de miedo?—Yo soy un dios.
—No
tienes poderes. Y eres pura maldad. Fácil de controlar para mí.
¿Debo
hacer lo que se adivinó hace tanto tiempo?
Ren
tragó. —Si lo intentas, fracasarás. Y luego te castigaré con la
ira de un Dios.
La
Dorada sonrió, su rostro estirado en una máscara repelente.
—Creo
que correré el riesgo.
Ren
se giró hacia Yunho. —¡Vampiro, haz algo!
Sus
músculos estaban anudados, su expresión tensa, pero él
permaneció inmóvil. La Dorada claramente lo tenía bajo su yugo.
—No
tomes a Ren, hechicera. ¡Debe haber otra manera de arreglar esto!
La
comprensión lo golpeó. Yunho estaba actuando como si él fuera su
Novio, porque él sabía que la Dorada lo expulsaría para
castigarlo.
Efectivamente
el vampiro, había descubierto una manera de escapar de su promesa.
—¡Dorada,
yo no soy su Novio! Si buscas venganza contra Yunho, entonces debes
matar…
—¿Por
qué me niegas ahora, Ren? —gritó Yunho.
La
Dorada levantó su mano, sus dedos extendidos dirigiendo la energía
mística a Ren.
La
joyería de oro de su cuerpo retumbó, su único ojo brilló. Los
Wendigos aullaban mientras el aire se volvía eléctrico.
—¡No!
—gritó Ren—. ¡No lo hagas!
—Nunca
te hubiera hecho daño, dios, nunca te habría puesto como objetivo,
si no me hubieras asediado con tus asesinos. ¡Idiota! Me diste la
espalda en este camino. Tú cumpliste esta profecía.
—¡Pagarás,
Dorada! Mi hermano…
—Envíale
saludos. —La Dorada cerró su ojo y tiró el puño de golpe.
La
oscuridad se extendió ante Ren, la profecía repitiéndose una y
otra vez mientras su consciencia comenzaba a apagarse.
Se
predice que La Dorada, la Reina del Mal y del Oro, una hechicera de
gran poder, destruirá a Ren el Segador de Almas, Dios de la Muerte
Divina, condenándolo al Éter que lo engendró, por siempre sin
forma como el caos de donde surgió…
Anunciada.
Una profecía autorealizada. Oscuridad. Silencio. Frialdad.
Vacío.
El
último pensamiento de Ren: Mis acciones tuvieron una consecuencia.
Toda acción tiene una reacción xD Oh sí *-* que interesante seestá poniendo >< me gusta mucho *O*
ResponderBorrarYa era hora que Ren tuviera su castigo è-é
Jae D: ¿qué pasará con Joongie?
Lloro... Bien se fue Ren *tira confeti* y ahora que va a pasar con Yunho y Jae???
ResponderBorrarWahhh cada vez se va poniendo más interesante la historia >o< ya quiero leer el próximo capítulo!!!!
Gracias Gaby por la Actualización :)
Bien Dorada si eso era lo que queria la venganza a Ren
ResponderBorrarJae ya podra ser el mismo con su hombre sexy sera que se cumpliran sus sueños
Gracias
que bien que por fin Ren obtuvo su merecido y espero que la Dorada no lastime a Yunho ni a Jae los deje ser libres y felices
ResponderBorrarGracias me encanto este capitulo por que por fin Ren esta fuera de Jae
Gracias hasta el próximo
ya Ren no pinta más en la historia??' así de fácil?? qué bien... y yo que pensaba que a Ren no lo sacaban ni con una grúa y seguiría con sus maldades,
ResponderBorrarahora lo importante... la Dorada odia a Yunho, presiento que seguirá haciendo el mal y a todo ésto... Jae volverá??' le harán daños esos zombies... qué miedito.
gracias ,gracias por este fabuloso capítulo
Eso quiere decir que ren ya no habita el cuerpo de Joongie.... Waaaaa, esa dorada me da un miedo atroz, mas q por su maldad es por como la describieron, que horrible! .... Que hara Yunho, q hara para proteger a Jae. U.u ...... A por cierto felizmente Yunho no se carbonizo bajo el sol, y el querer hacerlo fue una muestra de ese amor tan grande que le tiene a Jae. Tiene que haber una manera de que ellos sean felices. Gracias Gaby, estoy ansiosa por otro cap mas. <3 :-)
ResponderBorrarNuevamente el capítulo quedó en la mejor parte. Hasta que por fin se deshizo de Ren (o eso espero), y ahora, ¿Qué pasará con mi Jae? Sólo espero que llegue alguien y evite que la Dorada acabe con Yunho, ya las cosas - como dije en el capítulo anterior- se están arreglando lentamente. Espero actualices pronto, gracias por el capítulo. Amo este fic enormemente.
ResponderBorrarOhhhhh Yunho intenso morir por Jae 😍 😍 😍 😍 que preciosidad me muero por saber como contijua la trama mil gracias por subirlo te mando besitos 😘 😘 😘 😘 😘
ResponderBorrarEste capitulo si que estuvo muy intrigante Yunho si se sacrificó por el y Jaejoong acepto que se enamoro de su vampiro y ahora estoy perdida porque Ren perseguia a la dorada o solo era por capricho pero que hizo la dorada lo expulsó del cuerpo de Jaejoong? el ya jamás regresará? que pasará ahora? y que es lo que dijo Ren al final que sus acciones tenían una consecuencia ? de que ? para quien ? aish quiero saber que pasarás u.u ...no nos dejes asii >^<
ResponderBorrarCon esto Yunho podra estar con Jae verdad???, lo unico que espero es que la bruja esa no haga daño a Jae o Yunho,
ResponderBorrargracias por el cap esta genial y me dio esperanza de que esten juntos por siempre
besos bye
murio ren ? y que pasara con jae¡¡ uuu que nervios y que rebueno el capitulo y la dorada que ara con yunho ? gracias gaby por el capitulo besos
ResponderBorrarAgonizante y terrorífico capitulo. Yunho no logra hacer nada con el anillo y prefiere morir que cumplir el juramento ante el lore, afortunadamente no lo logro, pero ahora ya apareció la Dorada y Yunho logro engañarla haciendola creer que Ren es su novio y lo quiere subir a la inmortalidad, la Dorada ahora cumplió una profesía que tiene que ver con Ren, al cual ya elimino, pero ahora que pasará con Jae y con Yunho. Que emocionante e interesante.
ResponderBorrarGracias.
Parece que alfinal Dorada acaba ayudando a Yunho eliminar Ren del cuerpo de Jae eso es una gran ayuda asi Jae no tiene que morir ni Yunho tampoco, eso es una buena noticia wiiii <3
ResponderBorrarLo malo es que pasara con Yunho si la Dorada quiere venganza que le ara a Yunho espero que no salga eridos...
Gracias por la actu <3
La dorada ayudo a YH y Jae sin querer queriendooo ....se pone mas interesante ahora que ya no hay Ren ^~^ !!!!
ResponderBorrarTómala!!!! eh eh!!! No contabas con la astucia de Yunho, no Ren!!! Yeyyyy!!! Bye bye!!!! Ahora que ya no está, que pasará!!! Omg!! Jae, Yunho!!! >w<
ResponderBorraromo que bueno :) espero que Ren si desaparezca de una vez por todas, ya es tiempo que ese ser deje en paz a Jae. Yunho fue muy afortunado.
ResponderBorrarOh por dios!!
ResponderBorrarFunciono? De cerdad funciono? Jaejoong a sido liberado de Ren?
La dorada matara a Yunho? O lo dejara "sufrir" pensando que elimino a su novio?
Diosh tengo que leer el que sigue
Gracias