Lothaire ~ Yunho Enemigo De Lo Antiguo (Adaptación) ~ Capítulo 6

Capítulo 6

Cuando Ren retrocedió la mano una vez más para golpear el rostro sonriente de Yunho, su

expresión se volvió mortal. —Una vez es perdonado, dios, pero dos veces resultaría imprudente. Su mano vaciló. 

Yunho era un asesino notorio, y mientras estuviera atrapado en esta cáscara mortal, Ren era vulnerable. Aunque su espíritu continuaría después de la muerte de este humano, tal como siempre lo hacía, este era el cuerpo que él quería.

Ren estaba determinado a mantenerlo sano y salvo. Para eso, él necesitaba la ayuda de este vampiro.

Irritante.

—Libérame, Yunho.

Sin decir una palabra, lo hizo. El dio un paso atrás, inspeccionándolo por primera vez en años. Por supuesto que había cambiado poco, estaba congelado para siempre en esta forma inmortal. Era al menos de dos metros de alto, delgado, pero musculoso. 

Sus rasgos eran perfectos, barba castaña cubría su amplia, mandíbula masculina y su fuerte mentón hendido. Su castaño cabello era denso y lacio, largo hasta la altura del cuello —ahora manchado de sangre. —¿Has matado? ¿Sin esperarme?

—Para llevar a cabo tú fuga de la cárcel, sí.

¡Finalmente fuera de aquel horrible lugar!

El exploró su entorno, encontrándolo apenas mejor. El área estaba decorada con un toque sutil, colores ricos y telas costosas evidentemente, pero estaba desordenado — en un lado había un montón de mármol destrozado y varios jarrones rotos.

Ren prefería los adornos llamativos, la elegancia de una tumba llena de sacrificios a él, repleta de trofeos de carne y huesos.

Seda brillante negra salpicada por sangre contra el granito.

—¿A dónde me has traído? —preguntó en un tono afligido.

—A Nueva York, —él contestó. —A una de nuestras casas.

—Supongo que tenemos muchas.

—Poseemos mansiones, chaletes, châteaus. Cualquier vivienda que desees será tuya.

Como si necesitara que le dijera eso. El echó un vistazo abajo a su brazo, a una marca seca de color rojo. —¿Me mordiste? —Estrechando los ojos, añadió, —y no pienses en mentirme.

Un músculo hizo tictac en su mandíbula. —Sabes que no puedo mentir, Ren. —Los vampiros naturales eran físicamente incapaces de ello. Cada vez que una mentira surgía, un vampiro sentiría el rána, una sensación de quemadura en la garganta.

—¿Te atreviste a perforar mi piel?

—Estuve un poco tentado a ello. Pero en este caso, sólo roce tu cuello.

El se acercó y rozó por encima el corte con las yemas de sus dedos.

Por alguna razón, su cuerpo parecía torpe, su pecho pesado. —¿Tomando directamente de la carne, cosas?

Veinte mil años de mis recuerdos indudablemente te enviarán por el borde, —dijo. —Debes haber estado muy deseoso de sangre para haber robado la suya.

¿Había un rubor sutil sobre su cara? —Apostaría a que tienes que estar al frente de la conciencia para que coseche tus memorias.

En cuanto a Jaejoong—creo que puedo manejar veinticuatro años humanos.

—¿Cuánto tiempo me dejaste en aquella prisión, Yunho?

—La mitad de una década.

—¿Qué fue más importante que yo?

Él se encogió de hombros. —Encontrar un modo de eludir tu maldición.

—Asumo que has encontrado tal medio. O de otra forma todavía estaría encerrado.

—Te liberé porque el cuerpo estaba a punto de ser ejecutado. Por los mortales.

¡Demasiada vergüenza para llevar! —Percibí una amenaza, ¿pero una ejecución? ¿Por un número tan insignificante de muertes?

Parte de la tensión dejó sus amplios hombros. —Mis pensamientos exactos.

—¿Así que no estamos más cerca? —Por lo menos ahora que era libre, sería capaz de matar una vez más. En el pasado, había cosechado almas de sus matanzas, cada víctima le proporciona su fuerza. El había sido un vampiro verdadero. Ahora robaba vida únicamente por placer.

—Después de años de búsqueda, descubrí el anillo de Sums.

—¿Sums? —Sus ojos se ensancharon. —Yunho inteligente. ¡Por haber pensado en esta posibilidad!

—Ese talismán estaba impregnado de poder.

—Eso me permitirá extinguir el alma de Jaejoong y hacer su cuerpo inmortal. Deberás convertirte en un vampiro como yo.

A pesar de que la sangre vampírica potencialmente podía transformar a varones humanos en vampiros, un joven mortal como Jaejoong nunca sobreviviría la conversión.

Incluso una antigua deidad como Ren no sabía por qué.

Pero el anillo vencería esto. ¿Qué más podría hacer el anillo... ?

El casi tuvo ganas de reír — lo que nunca hacia. Entonces su satisfacción se atenuó. —Tengo entendido que el anillo se perdió hace siglos. Junto con su propietaria. —Una bruja llamada La Dorada, una adversaria particularmente peligrosa (traicionera) de Ren, había guardado el anillo. 

No importaba que tan celosamente Ren hubiera intentado dar muerte a La Dorada, sus asesinos nunca se lo pudieron cumplir. —¿Tu robaste el anillo de La Dorada?

Él inclinó la cabeza majestuosamente.

Sus labios se separaron. —¡Sabía que eras ambicioso, pero esto es difícil de creer! Incluso los dioses se andan con cuidado con La Dorada.

Sobre todo los malos. —Nunca he estado más indefenso ante ella...

—Afronté a la hechicera y sus lacayos hace siete días, aún estoy aquí de pie.

¿Él había sobrevivido a una confrontación? —¡Ella se centrará en tu Novio para castigarte! ¿A menos que la mataras? ¿Estoy libre de la profecía por fin?

—Todavía no.

—Si la dejaste con viva, entonces vendrá por nosotros.

—Sí, —él dijo casualmente.

—¡Debemos usar ese anillo para devolverme mi divinidad (godhood), Yunho! Y rápido.

—Incluso el Anillo de Sums tiene limitaciones. Si el anillo pudiera hacerte un dios, entonces La Dorada le habría ordenado que la hiciera así.

Creo que estamos limitados al reino de los inmortales.

—En cualquier caso, dame el anillo.

—Hace tres semanas, fui atrapado por enemigos, una organización llamada la Orden. Ellos me encarcelaron y lo confiscaron.

Ren estuvo tentado a no creer en semejante historia —pocos en el Lore eran tan formidables como Yunho—pero él no podía mentir. —¿Por qué te hicieron su objetivo?

—Para examinarme, determinar mis debilidades, y luego ejecutarme.

Muchos otros guerreros del Lore también fueron capturados.

—Esos enemigos deben de ser excepcionalmente astutos para haberte atrapado.

—Sus armas son avanzadas. Pero robaré el anillo. Me marcho mañana por la noche, una vez que los liquide. Y una vez que lo tenga... nos pondremos al corriente, —añadió él.

—Debes destruir a La Dorada, Yunho. Tienes que hacerlo.

Él entrecerró los ojos. —Tengo la intención, en cuanto recupere el anillo. Considera las posibilidades de la hechicera como si estuviera muerta.

Tranquilizándose un poco, él preguntó, —¿Cuánto tiempo te tomará recuperarlo?

—¿Una noche? ¿Un mes? No puedo decirlo con certeza, —dijo. —Bebí la sangre de mi antiguo carcelero. Él sabe cómo encontrar el anillo, y puedo llegar a sus recuerdos a través de mis sueños. Ya he visto algunos.

Ren no era un dios de la paciencia. —Este cuerpo envejece con cada día.

Yunho merodeó alrededor de él, descaradamente pasó su mirada sobre su cuerpo. —Ha cambiado mucho.

—¡Espejo! —él ordenó imperiosamente.

Con un aburrido levantamiento de su frente, señaló detrás de él, a uno colgado sobre una pared artesanal. Ren se acercó al cristal y se miro fijamente en el, encogiéndose en su uniforme de prisión. 

El rasguño sobre su cuello llamó su atención. ¿Esa cicatriz? ¿Se curaría esto antes de que se convirtiera en un vampiro? Una vez que este cuerpo se hiciera inmortal, sería congelado para siempre — en esta apariencia fija.

Yunho se teletransportó de pie detrás de él. —No sufriste ningún daño en tu tiempo en prisión, sólo te has puesto más hermoso.

El examinó su figura. ¿Jaejoong había perdido peso? Ren se había resignado a su corta estructura nueva —meras pulgadas sobre cinco pies (1.65 cms)—pero él no podía aceptar esta delgadez. —El cuerpo es demasiado delgado.

Recordó una de las pocas veces que él se había elevado en aquella fétida cárcel. Había leído el diario de Jaejoong, notando que el mortal "trabajaba" cada día en su celda. Lamentablemente, lo demostró.

¡La forma de Ren perdería sus propios rasgos! Sus ojos habían sido grandes y amarillo felino, una rendija en el centro con un delgado iris negro. Sus labios de color rojo sangre, su piel pálida como la luna. El había tenido casi seis pies estatura y musculoso en un grado obsceno.

Cada vez que descendía de su plano divino a la tierra, los hombres habían estado impresionados solo por contemplarlo. Una vez que les hacía señas, ellos se ofrecían a su marca insidiosa de muerte...

Se paso las manos sobre esta nueva figura delgada, buscando a tientas para la suavidad. ¿Cuánta carne puede obtener este cuerpo antes de que Yunho encuentre el anillo?

Cuando Ren se ahueco con alivio él mismo, los ojos de Yunho se entornaron.

Ren bruscamente dejó caer sus manos. En un tono enérgico, dijo, " Esta cara es la más hermosa de mis templos."

Aunque este aspecto actual no se podía comparar con el suyo, cuando él había tenido unos encantadores ojos de gato, Ren había disfrutado de algún éxito atrayendo víctimas. Los machos querían proteger al muchacho de vulnerable aspecto y arrancar su inocencia. En cambio, Ren había arrancado sus corazones, ojos, y testículos.

A diferencia de su hermano gemelo, Rin, un dios de la vida y la fertilidad, Ren era una deidad virgen y siempre lo sería, defendiendo su castidad a muerte...

A muerte de los demás. Sin embargo, Yunho creía que era una criatura sexual, creía que nunca había tomado a un amante en el cuerpo de Jaejoong por fidelidad a él...

—En efecto encantador. —Su voz se había vuelto más ronca. —¿A quién tuviste antes de este humano?

—Poseí a un profesor de Historia Americana de mediana edad. Tenía mucho que aprender de él, lo mantuve vivo por la mayor parte de los años noventa. Después de él vino una pala —con dientes—una mujer jorobada. Salté de un edificio para liberarme de ella. —El frunció el ceño. —Esa transferencia no demostró ser tan instantánea como yo esperaba.

—¿Cómo son elegidos estos templos para ti?

—Podría estar basado en un linaje (una línea de sangre). Sólo el que me maldijo lo puede decir. —

¡Rin, maldito a por el Ether! —Todo lo que sé es que haré cualquier cosa para permanecer en Jaejoong —y harías bien en ayudarme. Te prometo que, la siguiente forma para tu Novio posiblemente no puede ser mejor, si aún me puedes encontrar.

Podría poseer a un hombre, o un bebé, o un octogenario. No un joven bello e inocente.

Aún otra razón por la que este cuerpo era una forma perfecta.

Jaejoong era virgen, tanto como la fascinación de Yunho.

Él alargo la mano a su cintura, girándolo para afrontarlo. El se puso rígido, pero se lo permitió. — También estoy muy contento con tu anfitrión.

¿Cuánto tiempo puedes mantenerte libre? —El se elevará esta misma noche. El es sumamente decidido. Yunho, lo quiero fuera.

 

Apartó un mechón de cabello de su frente, sus ojos rojos siguiendo el movimiento de su mano. —Y tendrás todo lo que deseas una vez que recupere el anillo. Por ahora, haré que su miedo se eleve otra vez.

—¿Crees que puedes hacer algo cuando él esta inactivo? ¿Cómo?

¿Cuándo no puedes dañar el cuerpo para torturarlo y guiarlo a la sumisión?

Sus labios retrocedieron sobre sus colmillos, no en una sonrisa. —Deja que yo me preocupe por nuestro pequeño y patético mortal.

"Tal hostilidad”. ¿Una de las cosas que había aprendido sobre Yunho? Él despreciaba a los seres humanos, incluso más que él.

—Jaejoong simplemente trató de destruirse, pensando que mataría a mi Novio. ¡Sin embargo no puedo castigarlo por su transgresión! —él rechino. —Ten por seguro que la próxima vez que él se eleve será la última.

Ren nunca había conocido a un hombre tan seguro de sí mismo.

Pero entonces él era poderoso, brillante, calculador, y, por encima de todas las cosas, perfectamente formado.

Yunho era tan convincente (atractivo, irresistible) como un dios de la virilidad.

La noche de su primer encuentro, le había permitido lamer la sangre de su presa de su piel cuando él se acariciaba su propio órgano para aliviarse. A pesar de que él había repelido sus necesidades animales, aunque había estado renuente había estado fascinado por la vista. Y Ren estaba por encima de tales impulsos.

Ren despreciaba todas las cosas sexuales. Sangre y muerte eran todo lo que veneraba “ciertamente no un acto diseñado para crear vida”.

De hecho, él aborrecía a los machos “aquellos portadores imprudentes de la semilla” por completo. 

Ahora tenía una ventosa en la nuca, la mirada clavada sobre sus labios, sin duda con la intención de reclamarlo. ¿Cómo aplazarlo una vez más? —Como te dije hace años, Yunho, no cederé este cuerpo hasta que sea totalmente mío para dártelo.

Él se enderezó, encontrando sus ojos. —Y como te dije, Ren, no puedo tomarte hasta que seas inmortal, además no me arriesgare a matarte con mi fuerza. Pero hay otras formas de darnos placer entre sí.

Primate repugnante. Pensó Ren.

—A pesar de la gran oportunidad, no he estado con otro desde mi sangrado.

Sí, él tendría una gran oportunidad. —Supongo que las hembras y también los machos se lanzan a donde quiera que vas.

—Hasta cierto grado tedioso. —Él estudió su expresión. —¿Celoso al pensar en mí con otro?

—No en lo absoluto. —A Ren no le importaba con quien se apareara, el podría hacerlo con una hormiga sobre la acera.

Su agarre sobre su cuello se apretó, una amenaza clara. —No soy un macho desinteresado —cuando doy, espero recibir. Hoy te di la libertad.

Aunque esto lo horrorizaba, sabía que tendría que manipularlo.

—Vampiro, apesto a cárcel, a pobreza, y a temor. Mira mi aspecto, mis vestiduras atroces. Quiero sentirme hermoso, deseable. Necesito ropa, joyas, cosméticos. Mi cabello tiene que ser cortado, mi piel bañada.

Pensó que él podría insistir en el tema. En cambio, lo liberó, ofreciéndole su mano.

—Entonces bienvenido a Nueva York. —Echo hacia atrás una cortina, dejando al descubierto un balcón que daba aun parque verde y a una ciudad enorme. Él lo condujo avanzando hacia la luz del sol mientras él retrocedía en las sombras. —Independientemente de lo que necesites, lo encontraremos aquí.

¿Esperaba que estuviera impresionado por esta vista? Estaba confundido. Impresionante sería ver esta enorme ciudad esclavizada a su voluntad...

• Chaletes : Villas
• Châteaus : Castillos

• Ether: Firmamento, cielo, espacio