Juegos De Caballeros ~ Capítulo 30

Capítulo 30 +18

Luego de llorar y decidido a aprovechar al máximo estas últimas horas robadas, Jaejoong volvió a la habitación de Yunho y vio la nota que dejó en la mesa de noche.

Encendí el saunarium para ti, pruébalo, te gustará.

Vagó de nuevo al baño, la nota aún en su mano. ¿Saunarium? ¿Era eso lo mismo que un sauna? Notó la puerta de madera ayer, pero la escalonada y entablonada habitación le pareció fría y seca cuando le echo un vistazo.

Ya no era frío allí.

Miró hacia su esponjosa toalla blanca sobre su cuerpo, su propia sesión privada de spa, era una oportunidad demasiado buena para dejarla pasar. Tomó un vaso de agua helada y dio un paso dentro, instantáneamente consciente del calor ambiental, y agradecido de poder respirar fácilmente por la inteligente mezcla de humedad y calor, así que un saunarium era algo entre un sauna y baño de vapor, dedujo. Creyó que Yunho tenía lo mejor de ambos mundos.

Inhaló por su nariz y exhaló por la boca, luego se sentó en la esquina del pequeño banco opuesto a la puerta. Su cuerpo entero envuelto en el calor, como si el sol más abrasador estuviera besando su piel, luces bajas alumbraban en el techo, convirtiendo el cuarto en un capullo feliz.

Un suspiro de placer salió de los labios de Jaejoong mientras se echaba hacia atrás y se obligaba a relajarse, su sesión de llanto en el baño le provocó una catarsis en muchos niveles. 

Lloró de pesar por la pérdida de confianza en su matrimonio y la tristeza por las esperanzas pisoteadas de un amor eterno con Minho. Por fin se quitaba sus lentes, y para mañana, se encontraba listo para agarrar su vida por el cuello y sacudirla, duro.

No tenía idea de donde las piezas desordenadas caerían pero se negaba a permitirse ser consumido por el miedo de lo desconocido.

¿No le mostró esta semana que su vida podría ser mejor y más grande de lo que imaginó que sería? Este interludio de fantasía con Yunho no era la vida real, pero sería menospreciar o una mentira hacia él, negar que cada minuto no había sido nada más que impresionante.

Aun así, no tenía ni idea de cómo haría para seguir trabajando para él después de esta semana. Era sin discusiones el hombre más carismático y fabuloso que jamás había conocido, el material de ensueño de todo ser humano, pero la vida con él se sentía como tener el pie atascado en el acelerador. Lo dejaba sin aliento y mareado, y le hizo cosas a su cuerpo que ni siquiera sabía que se podían hacer.

Apenas lo conocía, sin embargo, parecía que él lo conocía de adentro hacia afuera.

Salió del baño y como una serpiente cambiando su piel, dejó al viejo Jaejoong atrás, el chico mirándolo en el espejo era todo nuevo y con los ojos brillantes, listo para sacudir su mundo.

Jaejoong respiró profundamente mientras se relajaba de nuevo en el banquillo del saunarium. Estaba cálido hasta los huesos, de hecho caliente. Abrió sus ojos y miró hacia su toalla, luego hacia la puerta.

Seguro de que nadie entraría aparte de Yunho, y él se encontraba fuera persiguiendo sus misteriosos fines comerciales. Sus dedos tocaron la toalla, y con una última mirada hacia la puerta, se desenvolvió y dejó que cayera en el banquillo.

Estaba desnudo en el saunarium de Yunho.

Sintiéndose repentinamente expuesto, aunque se encontraba solo, tomó un largo trago de agua helada y empujó el empapado cabello de su frente hacia atrás. Pensamientos de Yunho en el bosque más temprano se arrastraron espontáneamente a su mente cuando cerró los ojos. Sus muñecas todavía cosquilleaban donde lo había amarrado y su cuerpo aun sentía chispas con el recuerdo de sus orgasmos.

Miró hacia su cuerpo, sonrojado y brillante y se preguntó qué haría si Yunho abriera la puerta en ese momento.

¿Agarraría su toalla para cubrirse o lo invitaría? Fácil. Su sentimiento de ultra relajación se transformó lentamente en una excitación nervio-cosquilleante mientras lo imaginaba.

Sí, podía imaginar a Yunho usando este cuarto… su grande, bronceado y desnudo trasero. Sus manos trazaron suavemente el largo de sus sudados brazos y se posicionaron gentilmente sobre su pecho con el pensamiento de él desnudo.

Cerró sus ojos y masajeó su propia carne caliente, teñido con un brillo de humedad por el calor. Sus pezones se levantaron bajo sus pulgares, la impresión de la boca de Yunho masajeándolos en el bosque esa mañana apareció claramente en su memoria.

Suspiró mientras recostaba su cabeza contra el banco de madera atrás de él, atrapado en

el recuerdo caliente de las manos de Yunho recorriendo su cuerpo. Ese pequeño gemido de agradecimiento que salió de su garganta cuando él descubrió que obedeció la orden de dejar sus bóxers en casa. La forma en que lamió sus labios mientras deslizaba su mano dentro de sus pantalones y se encontró acariciando su miembro desnudo.

Se acarició él mismo ahora, copiando sus acciones para recrear ese latido de anticipación entre sus piernas. Atrapó su labio entre sus dientes y jadeó en voz baja, mientras deslizaba sus dedos dentro de sus pliegues resbaladizos de su agujero con una rodilla levantada en el banco.

Estaba tan caliente, tan abierto, y completamente atrapado en su propia recreación privada de los acontecimientos de la mañana al lado de la cascada. Jesús, lo había atado, cualquiera podría haberlos visto. Sus dedos friccionaron su miembro mientras recordaba a Yunho de rodillas empujando su lengua en su agujero. Lo lamió aquí... se sintió así... Jaejoong se arqueó mientras se tocaba, sus dedos tan insistentes como la diestra lengua de Yunho había sido. Apretó los ojos, fuertemente cerrados mientras las sensaciones se intensificaron.

—¿Necesitas una mano, Príncipe?

Jaejoong lanzó un grito de sorpresa mientras sus ojos se abrieron de golpe y sus dedos saltaron fuera de su cuerpo. Se hallaba demasiado lejos bajo la línea de éxtasis para notar la puerta abriéndose. Debería estar avergonzado, el viejo Jaejoong lo habría estado ciertamente, pero se encontraba desnudo, y el calor fundido en sus ojos le dijo que no debería, al igual que la curva de la erección de su pene contra su duro y liso abdomen.

¿Lo conjuró solo por el poder del pensamiento? Entró y se puso de rodillas entre sus piernas.

—Adelante.

Jae bajó la mirada hacia el peligroso brillo de sus ojos cuando Yunho puso su cabeza en la cara interna de su muslo. Oro en crema. Se hallaba lo suficientemente cerca como para acercar la lengua y lamerlo, pero no lo hizo.

—Dime que pensabas justo ahora.

Jaejoong tomó un trago fortificante y enorme de agua. Hace apenas unos días habría hecho las cosas de manera diferente, pero ahora se obligó a ser audaz. Echó un poco de agua fría sobre su piel caliente y ambos vieron correr el agua desde su cuello hasta su entrepierna.

—Recordaba. —Dejó caer la mano casualmente entre sus piernas.

Le dio un lánguido beso sobre su muslo. —Hmm, cuéntame más. 

 

—Pensaba en lo de esta mañana... en el bosque... —Lo vio pasar la lengua por sus labios mientras lo abría con sus dedos. Podía sentir su aliento en su miembro.

—¿Qué parte?

Alargó un dedo y trazó la curva húmeda y llena de su labio inferior, luego se tocó a sí mismo. —La parte donde pusiste tu mano en mis pantalones para comprobar si llevaba ropa interior.

Levantó una ceja en aprobación. —Me gustó esa parte también. —Le besó el dorso de sus dedos—. ¿Qué más?

Jaejoong apenas podía recobrar el aliento. Se sentía caliente y húmedo, y desesperado por él. Mantuvo la voz firme, con esfuerzo.

—Pensaba en cómo se sentía tu lengua en mí. —Rodeó su pequeño orificio rosa con sus dedos mientras hablaba—: Te imaginaba lamiéndome, justo aquí.

—Aquí. —Siguió el movimiento de sus dedos con un leve rastro de su lengua, haciéndolo estremecerse de placer.

—Me encanta tu sabor —murmuró—. Sigue hablando.

Eso no era tan fácil con su boca a un susurro de distancia de su sexo. —Pensaba en tu duro y hermoso pene dentro de mí. —Él gimió, su boca caliente tan cerca de Jae, haciéndole saber lo mucho que sus palabras lo excitaban. Era una sensación embriagadora—. Sobre ti follándome duro contra ese árbol.

El control de Yunho se rompió y reemplazó sus manos con las suyas entre sus piernas, con los dedos extendidos sobre sus muslos para mantenerlo abierto. Sus pulgares se deslizaron dentro mientras bajaba la cabeza para hacerle el amor lento e hipnóticamente con su boca, sorprendentemente íntimo y abrumadoramente erótico.

Jae quería que durara toda la vida, pero él lo tenía en segundos. Sin aliento y con exquisito placer, vio y sintió que lo adoraba. Sus ojos parpadearon y conectaron con los suyos, mientras lo sostenía en su boca mientras se corría. Peligrosamente oscuro y brillante, la profundidad de color castaño ennegrecido de sus ojos cargaba con la promesa de una larga noche por delante.