Capítulo
25 +18
Había
oscurecido cuando Jaejoong abrió los ojos de nuevo, y la
luz del fuego llenaba la sala de sombras doradas bailando.
Estaba
increíblemente cómodo, arropado en piel, y un pequeño pero
delicioso estiramiento confirmó que el tapón anal seguía
metido en su interior.
¿Dónde estaba Yunho? Se apoyó en un codo y
miró alrededor de la habitación vacía. Sus ropas estaban todavía
en el suelo, y la pequeña botella de vidrio de aceite neroli
colocada en la mesa de café.
Un
sendero de puntos al sexo más sensacional de su vida, justo ahí.
La
puerta se abrió y apareció Yunho con dos tazas humeantes en las
manos.
—Estaba
a punto de despertarte. ¿Siempre duermes tan profundamente
después del sexo?
Jaejoong
se irguió para sentarse y metió la manta debajo de sus axilas.
La
taza caliente que Yunho le entregó tenía encima crema y
virutas de chocolate, y deliciosas ráfagas de chocolate
caliente mezclado con alcohol llenaron sus fosas nasales.
—Me
agotaste. —Metió el dedo en la crema y lo chupó.
—Naturalmente.
—Se encogió de hombros.
Usaba
los jeans gastados y nada más, Jaejoong admiró la forma en que la
luz del fuego acentuaban los músculos esbeltos a través de
sus hombros.
¿Por
qué él? Era un hombre que podía seleccionar, así que
el por qué se había enfocado precisamente en él era un misterio
que no tenía el coraje suficiente para resolver. ¿Era sólo
que se había metido en su haz principal? La idea de que
cualquiera que hubiera conseguido el trabajo como su Asistente
Personal estaría aquí en este momento revoloteó en su
mente, pero la descartó.
Independientemente
de lo que Yunho podría ser, no parecía el tipo de
persona que follaba sólo por el beneficio de eso. Por
placer, sin duda, ¿pero sólo porque había un hombre en
torno a él a quien no había tenido todavía? No. No
albergaba esperanzas y sentimientos de amor, pero tenían una
conexión innegable que era algo más que físico.
El
sexo con Yunho era... inmersión. Se sentía saturado de
él, inundado hasta los huesos con la lujuria cada vez que
lo tocaba. Estaba tocándolo ahora, masajeándole el tobillo
mientras se sentaba en el extremo del sofá con la taza en la
mano. Jaejoong tomó un sorbo de su chocolate humeante y vio
el fuego.
Cuando
la mano se movió un poco más alto para frotar el
músculo de la pantorrilla, estiró la pierna hacia fuera sobre su
regazo.
—Gracias
—dijo, en voz baja.
Yunho
se volvió para estudiarlo.
—¿Por
qué?
Jae
inclinó la cabeza, señalando la habitación, el momento, el
escenario más allá de las ventanas oscuras.
—Por
esto. Por estar aquí.
Yunho
acarició la suave piel de la parte posterior de la rodilla.
—Es
un placer. Y para ti también, si no me equivoco.
Bebió
un sorbo de chocolate, el brandy en él fuerte y fortificante.
—Nunca
he conocido placer como este.
—Bueno.
—Asintió—. Como debe ser. —Sus ojos no encontraron los suyos
mientras masajeaba la rodilla, ausente, y por unos tranquilos
minutos pareció a un mundo de distancia—. Bébelo. Hay algo que
deberías ver.
Jaejoong
estaba de pie en la terraza con vistas al fiordo, su
cabeza inclinada hacia atrás a los cielos con asombro.
Envuelto en la sábana de piel para protegerlo del aire
frío, lo único que notaba era la sobrecarga majestuosa
astral.
El
oscuro cielo nocturno estaba vivo con rayas mágicas de
colores. Mechones blancos etéreos salpicados con brillantina
rosa alrededor de bailarines fantasmas verdes luminosos,
grandes franjas de luz que burbujeaban y rodaban como si
fueran mezclados desde arriba por una bruja invisible. Era
fácilmente lo más impresionante que Jaejoong había visto en
su vida.
—Vaya
—susurró. Era insuficiente, pero la visión lo dejó casi
sin palabras—. Hermoso.
—Muy
especial, ¿eh?
Quería
responder, pero descubrió que no podía. De pie bajo la
gloriosa presentación de la naturaleza, las palabras le
fallaron. Este mundo estaba tan lejos del suyo, uno más
grande, uno mejor donde los maridos infieles y matrimonios
rotos no importaban.
Estos amplios cielos ondulantes alcanzaron
y tocaron su corazón, realizando su baile elegante para Jae.
No se dio cuenta de que había lágrimas en su rostro, hasta que
probó la sal en sus labios. Finalmente, se volvió hacia
Yunho detrás de él.
—¿Siempre
es así?
Negó
con la cabeza. —Es bastante pronto en el año para
nosotros. Las noches llegan más rápido aquí ahora, sólo
vemos la Aurora en los meses más fríos.
Miró
hacia arriba de nuevo, ansioso por ver más, y luego miró hacia
abajo cuando un zumbido comenzó detrás de él. Las aguas
previamente inmóviles del jacuzzi cobraron vida, las burbujas
de vapor caliente iluminadas por luces bajo el agua evocando los
cielos. Yunho estaba junto al jacuzzi, una botella de champaña y dos
copas extendidas en sus manos.
Era
una invitación que ningun chico podía rechazar. Un hombre
hermoso, y un jacuzzi caliente bajo un cielo pintado por una gama
siempre cambiante de la brocha de la madre naturaleza. Ya
bañado en una embriagadora sensación de liberación, Jaejoong
dejó caer la manta de piel al suelo y caminó por la cubierta hacia
él.
Observó
a Jaejoong cruzar hacia él, desnudo y libre, perfectamente
enmarcado por las montañas y el cielo neón brillando
detrás de él. Le recordaba a una criatura mística, como si
hubiera salido recientemente de las aguas del fiordo y a su cubierta.
Una fantasía viviente.
No
tenía la menor idea de lo glorioso que era, y mucho más
ahora que se había quitado la mortaja gris de la infelicidad que se
había puesto sobre los hombros como un manto invisible la
primera vez que había entrado en su oficina. Lo tenía por un día
más, e iba a hacer que cada segundo contara.
Jaejoong
se hundió en las burbujas celestiales mientras Yunho se
quitaba los jeans. Se veía tan perfectamente cómodo al
desnudo, su estado natural. Se acomodó en el asiento
sumergido bajo el agua, recordando otra vez la presencia del tapón
anal cuando se movió profundo en su interior. Se removió,
disfrutando de la nueva sensación oscura de la plenitud, de manera
que lo presionó contra la parte posterior de su próstata.
Estaba
en las preliminares sin manos, haciendo todo aún más
atractivo por el hecho de que la mirada en los ojos perspicaces de
Yunho le dijeron que sabía exactamente lo que estaba sintiendo.
Cuando comenzó de nuevo el hormigueo de la excitación sexual,
Jaejoong se maravilló de cómo su cuerpo anhelaba continuamente
más de este hombre. Lo hacía insaciable.
—Entonces,
dime. ¿Qué piensas del tapón?
Sus
dedos se deslizaron suavemente sobre la nuca de Jaejoong
mientras se acomodaba a su lado en el calor del agua. Jaejoong se
retorció en su asiento, demasiado consciente de su tacto y los
chorros calientes de agua burbujeando debajo de él. Cuando
se movió, se roció directamente entre sus muslos, y no
pudo evitar separar un
poco las piernas. Se sentía tan condenadamente bien, como un masaje
íntimo y secreto.
Se
movió de nuevo y el agua golpeó su miembro. Yunho le lamió la
oreja, sus dedos jugando distraídamente con sus duros pezones.
Su
boca abierta se deslizó por su cuello.
—Sólo deja que suceda.
Cerró
los ojos mientras Yunho se estiraba detrás de él y
aumentaba la intensidad de los chorros. Jesús. La
anticipación de su orgasmo tensó su cuerpo. Dejó caer la
cabeza sobre el brazo de Yunho, disfrutando de sus manos sobre
sus pezones mientras se construía la liberación que sólo un
orgasmo podía darle.
Sacudió
su cuerpo en el asiento, incansablemente buscando la
intensidad suficiente para empujarlo sobre el borde. El tapón
se movió dentro de Jae, una plenitud sexy que era aún
más deliciosa por seguir siendo desconocida.
Yunho
se encontró con su mirada y la mantuvo, y luego se pasó
la lengua por los labios entreabiertos. Era todo lo que
necesitaba. Jaejoong gimió suavemente cuando se vino fuerte y
rápido, el éxtasis aún más intenso por compartirlo cara
a cara con Yunho. Se movió más cerca y lo besó,
lentamente y con la boca abierta mientras su cuerpo pasaba
de tenso a relajado en sus brazos.
Jaejoong
cerró los ojos y se entregó a las sensaciones. Las ondas y las
burbujas del agua tibia. El roce de la lengua de Yunho en
su boca, y la presión rítmica de su pulgar, adelante y
atrás sobre su caja torácica. La sensación de su corazón
martillando lentamente en su pecho mientras su cuerpo se acomodaba
contra el suyo.
Los
cielos del caleidoscopio estaban allí cuando abrió los ojos
y miró hacia arriba. Era un cuento de hadas, pero uno para
mayores de edad. Una fantasía, tal vez. No la vida real,
de todos modos. Jaejoong no podía imaginar cómo su antigua
vida posiblemente aún podría estar esperándolo en Corea, un simple
par de zapatillas comparado al estilo de vida sexy que había
llevado junto a Yunho la última semana.
Por
mucho que no los quisiera, los dedos huesudos de la realidad lo
pinchaban, empujes afilados que lo hicieron suspirar
pesadamente. Abrió los ojos y lo encontró mirándolo.
—¿Qué
estoy haciendo aquí, Yunho? Ya no reconozco mi propia vida.
—¿Eso
es algo malo?
Jaejoong
retorció su cabello húmedo colocándolo en un bucle sobre un
hombro. —Esta semana ha sido... —Buscó las palabras para
resumir lo que el cambio cataclísmico de la semana pasada había
sido para él—. Ha sido increíble, pero tengo que ir a casa y
enfrentar la realidad el domingo.
Yunho
giró el bucle de su cabello alrededor de su mano.
—Lo
harás. Pero por lo menos ahora sabes que hay otras opciones.
—¿Existen
realmente? —Buscó las respuestas en su expresión abierta—.
¿Cómo puedo seguir trabajando para ti después de esto? —Miró
alrededor a la belleza celestial sobre su cabeza, y las
cadenas montañosas sombreadas—. Este es tu mundo, Yunho. Es
real para ti.
Para
mí, es solo una semana de fantasía.
—Sólo
si quieres que lo sea. Todavía necesito un Asistente
Personal, Jaejoong, y estás perfilándote para ser muy bueno en
eso.
—Casi
no he hecho ningún trabajo —señaló en voz baja.
—Por
el contrario. Has superado mis expectativas por bastante, de
alguna manera.
—Los ojos de Yunho brillaban con diversión
mientras descorchaba la champaña y lo vertía.
—¿Este
siempre fue tu plan? —preguntó—. ¿Me empleaste porque
me viste como un esposo aburrido listo para descarriarse?
Rió
bajo en su garganta y apoyó la cabeza en el borde del jacuzzi, los
ojos fijos en el cielo moviéndose.
—No.
Te di el empleo porque besaste los sobres antes de
enviarlos por correo, y porque me sorprendiste. —Hizo una pausa y
cerró los ojos—. Me gusta la gente que me sorprende.
Jaejoong
frunció el ceño, consciente de que no sabía prácticamente
nada sobre este hombre enigmático. Con los ojos ocultos y
la cabeza inclinada hacia atrás, se veía completamente
relajado, como uno con su entorno. Pero, de nuevo, eso no era del
todo sorprendente si su corazonada sobre él era correcta.
—¿Por
qué Noruega, Yunho? —Sus dedos se arrastraron sobre la
curva definida de su hombro mientras bebía su champaña.
—¿Por
qué no aquí? Me gusta la privacidad. —El endurecimiento
imperceptible de su mandíbula desmentía la ligereza de su tono.
—Es
magnífico —murmuró Jaejoong—. ¿Pero hay algo más que eso?
—¿Qué
estas preguntando, Jaejoong? —Yunho abrió los ojos y se
encontró directamente con su mirada.
—¿Es
este lugar un hogar para ti? Quiero decir... ¿creciste aquí?
Yunho
tomó un trago grande de su copa de champaña y luego bajó
con cuidado intencionado.
—Me
fui de Noruega en mi cumpleaños décimo octavo. Seúl es
mi hogar ahora.
Jaejoong
deseaba que lo mirara, pero sus ojos estaban fijos en el cielo que se
desplazaba. Ya había sentido que este lugar, este país, ambos eran
parte integral del hombre que era, pero no podía entender
sus sentimientos por él. Tenía una hermosa casa aquí, así
que seguramente tenía que ser aficionado a ella, sin
embargo, había una dureza en su postura y un acero en la
posición de la mandíbula que sugería lo contrario.
—¿La
extrañas cuando estás en Corea? —Jaejoong asumió que
debería. Era demasiado hermosa para no hacerlo.
Yunho
tomó la botella de champaña. —No lo hacía, no por
mucho tiempo.
—Entonces,
¿qué cambió?
—Comencé
a hacerlo, supongo. —Se encogió de hombros sin
comprometerse—. Crecí.
—¿Así
que supongo que debes tener familia aquí? Padres, hermanos y
hermanas... ¿los visitarás? —se interrumpió vacilante,
consciente de que lo estaba presionando por información que no
estaba necesariamente dispuesto a compartir.
—No.
Esta visita siempre fue sólo para follarte.
Jaejoong
negó con la cabeza y se rió un poco, a pesar del hecho de que
estaba descaradamente tratando de sacar la conversación de ese
rumbo.
—Podríamos
haber hecho esto en casa.
—Sí,
pero aquí no puedes escapar de mí.
—¿Quién
dijo que quiero hacerlo?
—Yo
lo hago. Sigues siendo tan buen chico en el fondo, Jaejoong. En casa
habrías retrocedido a ello a cada rato. Aquí eres libre
de ser la persona que quieres ser, el hombre maravilloso que puedes
ser.
Jaejoong
asintió lentamente. Su razonamiento era sensato. Estar aquí había
roto sus apegos a casa —al menos por el momento— y la
ausencia no le había hecho que en su corazón creciera el apego.
—Todo
sigue ahí esperando por mí, sin embargo. —Suspiró
profundamente—. ¿Qué voy a hacer con todo, Yunho?
—¿Qué
quieres hacer?
Jaejoong
exhaló despacio y sacudió la cabeza, su mente muy lejos, en Corea.
—No
lo sé. Tengo que hablar con Minho, supongo, sobre su aventura, y
ahora sobre la mía.
La
boca de Yunho se torció hacia un lado. —No cometas el error de
pensar que eres igual a él, Jaejoong. Si hubiera sido un verdadero
esposo, no estarías aquí ahora.
—¿Cómo
puedes saber eso?
—Porque
eres indulgente y amable, y bueno. Todas las cosas que él no es.
Jaejoong
notó cada cumplido, pero no se sentía ninguna de esas
cosas. Era un tramposo adúltero, exactamente igual que Minho.
—Tú
no lo conoces, Yunho... no es una mala persona.
Se
encogió de hombros. —No tengo que conocerlo para
comprenderlo.
Jaejoong
alcanzó su copa y tomó un gran trago de champaña, pero
el vino espumoso y las vistas deslumbrantes no podían calmar
el torbellino de emociones en su interior.
Yunho
miró el perfil de Jaejoong, la posición abatida de su boca, y esa
misma expresión torturada y aburrida en sus ojos que había
visto la primera vez que lo había conocido. Sólo hablar de su
marido había sido suficiente para pintar al instante sombras
en su rostro.
¿Qué
estaba considerando hacer otra vez? ¿Qué iba a hacer escuchando
su confesión de una aventura por un periodo de más de dos
años?
La
única cosa que quería hacer justo en ese momento era
poner de nuevo el brillo en sus ojos.
Extendió
la mano y le llenó la copa, luego se deslizó bajo el
agua burbujeante y resurgió de rodillas cara a cara con Jae.
—Creo
que es hora de que quite esa bellota.
Las
lágrimas no derramadas todavía brillaban en sus pestañas, pero una
risa temblorosa burbujeó en su garganta a la tensión
rota. Podía ver su confusión, y podía sentir su miedo, y
sólo quería hacerlo más fuerte, más resistente y listo para
pelear. Si dependiera de él, se habría encargado de su esposo,
de una manera u otra, y lo habría acabado ya —y podría
hacer que sucediera— pero sabía que ese no era el tipo de
resolución que Jaejoong quería.
Sus
pezones se balanceaban rosados y juguetones delante de él,
y bajó la cabeza para tomar uno en la boca. Cristo, Jae
era sexy. Rodó su lengua alrededor de la protuberancia rosa,
disfrutando de su gemido satisfactorio cuando cerró los labios
sobre el pezón y lo chupó. Su pene se puso rígido cuando el
pezón se volvió roca en su boca, tensándose y
presionándose por más atención de su lengua chupando.
Cuando
levantó la vista, encontró sus ojos cerrados, lágrimas
húmedas en sus mejillas y el labio inferior enganchado
detrás de sus dientes. Parecía atrapado en algún lugar
entre el éxtasis y la desesperación, y tenía que inclinar la
balanza en la dirección correcta.
Subió
por su cuerpo y cubrió su boca con la suya, un beso
lento pensado para ahuyentar los demonios persistentes de su
mente. Por la forma en que su lengua respondió a la suya y sus
manos se deslizaron en su pelo, sabía que lo había
conseguido. Se arqueó contra él ahora, su pecho contra su
pecho, su pene entre sus piernas.
Pero
se trataba de Jae. Sobre hacerlo sentir querido, acerca de hacer sus
ojos brillar con satisfacción en lugar de lágrimas. Cuando
balanceó sus caderas hacia delante y lo invitó a entrar,
Yunho aceptó sin pensar o preguntar. Acunó su cuerpo en
sus brazos y empujó lentamente, sintiendo su estrechez envolver
cada centímetro de él.
Cerró
los ojos, y él los besó.
El
cuerpo de Jaejoong fluyó a su alrededor como la seda, y no se sentía
como follar.
Se
sentía como una conexión, reconfortante, y como otras
sensaciones a las que nunca le importó darle nombre.
Deslizó sus brazos alrededor de su cuerpo bajo el agua
mientras sentía el comienzo de su orgasmo, y cuando Jae se
vino Yunho se puso de pie y empujó duro, sus hábiles dedos
masajeando el tapón en su interior.
Yunho
perdió el control mientras las caderas de Jaejoong se
molían duro contra las suyas, mientras el pulso erótico y
frenético de su orgasmo alrededor de su pene lo hizo venirse
con él. El agua caía en torrente de sus cuerpos calientes
cuando se calmaron, y Yunho quitó con cuidado el tapón de
su trasero extendido. Jaejoong hundió la cara en su cuello,
exhausto, y durante unos segundos, Yunho sólo mantuvo su calidez
cerca contra la suya y vio el espectáculo de luz sobre su cabeza.
No
era un hombre dado al romance, pero el peso ideal de este hombre en
sus brazos y la majestad de los cielos sobre ellos lo
llenaron de una inesperada sensación de paz.
Momentos
más tarde lo llevó a través de las tranquilas habitaciones de su
casa con la cabeza en su hombro, y para el momento en que
lo colocó sobre la cama, estaba dormido, rastros de lágrimas sólo
visibles en sus frías mejillas rosadas. Cuando apartó un
mechón de cabello de sus ojos, Jae suspiró y volvió su
cara hacia su mano, buscando consuelo en su contacto incluso
mientras dormía.
Emociones
enterradas por mucho tiempo se abrieron paso hasta la
superficie mientras se enroscaba a su alrededor y envolvía
su cuerpo con el suyo.
—Consuelo,
más dulce de lo que jamás había encontrado en el toque de
una pareja.
—Miedo,
más puntiagudo de lo que había sentido por nadie desde
el día que su madre murió.
—Ira,
más aguda de la que había sentido desde la última vez que puso los
ojos en su padre.
La
bilis le subió a la garganta al pensar en el hombre cuyas acciones
habían llevado a su madre a la muerte.
¿Cómo
se atreve el marido de Jaejoong a empujarlo a esto?
¿Cómo
podía ponerlo en riesgo por causa de una emoción barata?
Mientras
el esposo de Jaejoong y el padre de Yunho encajaban juntos
en su mente, apretó su agarre alrededor de su flexible
manera de dormir. El edredón se colocó suave y caliente sobre sus
hombros, y luchó para igualar los latidos de su corazón con el
patrón de respiración lenta y constante de Jae.
Sólo
había un pensamiento en su mente mientras el sueño lo
reclamara.
Protegería
a este maravilloso hombre.
No
le fallaría de nuevo.
me encanta la forma de Yunho de cuidar y proteger a Jae si cuida de el ya que su marido no lo hizo tu si lo aras muy bien
ResponderBorrary no lo folles nunca mas mejor as le el amor a ese hombre que te a robado el corazón
Gracias por compartirlo
Oh Yunho se esta enamorando.. ........no solo es el placer que le da el tener sexo con Jae, es mas, es su compañía, lo que experimenta al estar con el.. ....Oh, pobre Jae no puede dejar de pensar en que es igual a Minho, y no es asi.. ...su "esposo" fue el causante, si el no le daba lo que debió, le negó atencion, y amor -y claro placer- espero y Yunnie le haga ver que no es el culpable.. ....
ResponderBorrarSolo son 32 verdad, Oh solo faltan 7 capítulos. ...
Gracias. ....
Hola, son 34, quedan 9 :)
BorrarOh mejor aún :-D
Borraruu que romantico y yunho a un que no quiera se esta enamorando jae y jae tiene sentimientos encontrados por el se caso para toda la vida enamorado el fallo fue minho que tiro su matrimolia al viento graciasgaby besos
ResponderBorrarKyaaaaa yunho esta enamorado *.* lo quiere proteger. Jae ya es alguien muy importante en la vida d yunho. Quiero ver q hara yunnie cuando vuelva el descarado XD. Gracias por el capítulo
ResponderBorrarYunho esta enamorad de Jae, esta experimentando sentimientos que no ha sentido por nadie, pero también recuerdos dolorosos por la vida de su madre y que ahora Jae sufre lo mismo al lado de ese marido que no lo supo cuidar, pero así es esto Jae tiene que ser de Yunho en su totalidad.
ResponderBorrarGracias
Yunho se enamoro de Jae, lo quiere proteger, no quiere que le pase lo de su madre. Me encanta eso. Gracias y espero el próximo capitulo
ResponderBorraroh oh,,, Yunho se está enamorando sino que está ya enamorado. él tiene una mezcla muy grande de odio a su padre y lo refleja en lo que le hizo el marido de Jae a Jae, por eso quiere protegerlo. pobre Yunho y pobre Jae. tanto uno como el otro deberán antes resolver sus problemas personales antes de querer estar y construír algo juntos. muy buen capítulo. gracias Gaby
ResponderBorrarwaaa eso de qerer protegerlo me suena a q yunho se nos esta enamorando siiii ...jae dejate proteger y amar ,espero q olvide a minho ahh despues de q pase la semana ya no qedara nada del inocente jae ..jae se ha vuelto adicto a yunho gracias gabyy!
ResponderBorrarNo hay marcha atras sr. Jung.... Se esta enamorando (por lo menos a eso me suena)
ResponderBorrarPero ya se les va a acabar la semana y volveran a la realidad, realmente jae dejara de trabajar para yunho?
Gracias