miércoles, 17 de junio de 2015

Juegos De Caballeros ~ Capítulo 17



Capítulo 17 +18

La manta de piel era cálida contra la espalda desnuda de Jaejoong mientras se reclinaba, y la suavidad del colchón le hacía señas.

¡Qué magnífica cama! Incluso en su estado de máxima expectación sexual, no podía evitar notar su calidez, como un capullo, y la comodidad en directo contraste al peligroso hombre tumbado a su lado, sosteniendo una venda en su mano.

Su cuerpo estaba lo suficientemente cerca como para tocar la longitud del suyo, desde los hombros hasta las rodillas, su erección pesada sobre su cadera. Si Yunho elegía moverse, podía estar dentro de él en un segundo, y la idea estableció un pulso latente entre sus piernas.

Dejó vagar la venda de seda sobre su piel. A través de su pecho, sobre su estómago, por sus caderas. Jaejoong suspiró, relajándose ante la burla susurrada de las caricias de la seda.

¿Recuerdas lo que dijimos sobre esta venda, Jaejoong?
Yunho lo acarició suavemente entre las piernas con la seda negra y abrió sus muslos un poco. La sensación de sus manos revoloteando pero sin llegar a tocarlo, lo hacía contener la respiración.

Jaejoong cerró los ojos por un momento, y luego asintió y levantó la cabeza. Yunho reaccionó de inmediato, poniendo la venda en sus ojos y anudándola cuidadosamente.

Cuando abrió los ojos y sólo vio oscuridad, por un momento el pánico amenazó con consumirlo. —¿Yunho? —pronunció su nombre en voz alta, y su dedo tocó sus labios para calmarlo.

Shhh. —Sus labios rozaron los de Jae—. Tus ojos se adaptarán a la oscuridad.
Jaejoong respiró temblorosamente y descubrió que tenía razón.
¿Necesito una palabra de seguridad? —respiró ansiosamente, sintiendo algo sospechosamente parecido a una risa de Yunho.

No, en realidad no. Si quieres que me detenga, sólo di para. Pero para que conste… no lo querrás.

Estaba demasiado confiado. Su dedo se quedó en sus labios, trazándolos suavemente, y Jae abrió la boca y lo mordió. Tomó su mandíbula con los dedos y la sostuvo con fuerza.
No me muerdas —murmuró como advertencia, y su mano bajó para rodear su garganta.

Jaejoong tomó aire y exhaló entonces, mientras lo sentía inclinarse a través de su cuerpo hacia la mesita de noche. Señor, estaba caliente y pesado. Podía escuchar un cajón siendo abierto. ¿Ya estaba buscando un condón? Y entonces estuvo de vuelta junto a él colocando algo inesperado en sus manos.

Jaejoong frunció el ceño detrás de la venda mientras sus dedos tanteaban aprendiendo el esquema de los dos círculos finos y suaves de cuero que le había dado. Estaban unidos por una cadena de metal corta y fría. Esposas.

Yunho… no estoy seguro si… —susurró, pero incluso para sus propios oídos su protesta sonaba vacía. El peso de las esposas en sus manos trajo recuerdos de cómo había sujetado sus brazos a su espalda en el club, y no podía negar el hecho de que le encantó la sensación. Sus dedos trazaron el cálido cuero, descubriendo el tachón frío de metal en cada brazalete que supuso debía ajustar su tamaño.

Pon los brazos sobre tu cabeza —ordenó Yunho en voz baja.
Jaejoong se estremeció, pero ofreció sus manos voluntariamente.
El primer círculo de cuero se deslizó por una de sus muñecas y los cuidadosos dedos de Yunho lo ajustaron de modo que no podía liberar su mano. La ansiedad se levantaba en la mente de Jaejoong cuando escuchó la cadena tintinear contra el metal, luego los dedos de Yunho encerraron su otra muñeca. Se apartó un poco, sintiendo el efecto de la resistencia.

Confía en mí —murmuró, y rozó su boca contra la de Jae antes de volver su atención a asegurar la segunda esposa.
Listo. —Terminó su trabajo—. Ahora probémoslas. Asegúrate de que tus manos no se salgan.

Sus palabras salieron como una orden deliciosa y oscura, y Jaejoong retorció las muñecas. No solo no podía salir de las esposas, sino que Yunho había pasado la cadena detrás del diseño metálico de la cama, cerniendo sus brazos en el lugar.

Prisionero, jadeó y arqueó la espalda, sintiendo la emoción combinada con conmoción por la restricción.

La risa baja de Yunho retumbó en su oído. —Tomaré eso como un sí, ¿de acuerdo? Trata de relajarte.

Jaejoong deseó poder hacerlo. Sabía que sus pezones debían estar alzándose de forma grosera, pero las restricciones lo excitaban tanto que no podía suavizar su columna.

De verdad deseaba poder verlo. El golpe doble de la pérdida de libertad de movimiento y visión lo dejaban indefenso, y su cuerpo vibraba con erótica anticipación.

Yunho era impredecible en el mejor de los casos.
Con la privación de dos de sus sentidos, lo ascendía a francamente letal.
Interminables segundos de silencio se extendieron sin que lo tocara, y Jaejoong giraba en una rueda de emociones… lujuria… miedo… ansiedad… y de vuelta a la deliciosa lujuria de nuevo. Su cuerpo gritaba por su toque, y con cada momento que lo hacía esperar, sus nervios se tensaban al punto de romperse.

Y entonces llegó su recompensa. Su cálida y húmeda boca se fijó sobre un pezón duro como una roca mientras deslizaba un cubo de hielo alrededor del otro. Jadeó en voz alta y se arqueó incluso más, ávido de más. Succionó fuerte su pezón hasta que lo sintió alargarse en su boca, mientras sus dedos hacían círculos en el otro con el cubo de hielo. Su boca estaba caliente. Sus dedos fríos. Se retorció, pero las esposas de cuero sostenían sus muñecas firmemente en su lugar.

Jaejoong hizo tintinear la cadena contra el metal de la cama como un prisionero reticente, consiguiendo una emoción sensual del traqueteo y la sensación de estar atrapado. Se sentía encadenado, totalmente a su merced, y el sumiso en él se deleitaba con eso. Quería que este hombre hiciera lo que le placiera: tocarlo por todas partes, poseer su cuerpo de cualquier forma que quisiera.

Un cubo de hielo se deslizó por su ombligo, haciéndolo aspirar aire bruscamente.

Quédate quieto —dijo, la primera vez que había hablado desde que lo encadenó—. 
Deja que se derrita. —Sus manos estaban en sus pezones, calentando donde estaba congelado, masajeándolo mientras su lengua se deslizaba en su boca.

El cubo de hielo empezó a derretirse contra el calor de su piel y pequeños riachuelos de agua helada goteaban por su cintura. Intentó flexionar su cuerpo contra las delicadas gotas, pero Yunho movió su rodilla para cubrir sus piernas y sujetarlo.
Quédate. Quieto.

Jaejoong descubrió que quería saber qué pasaría si le desobedecía.
Exhaló con fuerza, forzando a que los músculos de su estómago subieran con el fin de remover el cubo derretido.
Jae… —advirtió, con voz baja y sensual.

Una emoción escandalosa se desplegó en su vientre. Le había advertido dos veces.
No tenía ni idea de cómo jugar este juego. ¿Debía obedecer, o debía dejar de cumplir? ¿Cuáles eran las reglas aquí? Minho nunca lo había atado a la cama y ordenado que no se moviera mientras derretía hielo en su ombligo: esto era todo un territorio desconocido para Jae. El impulso de ser travieso ganó. Frunció los labios y movió las caderas. El cubo de hielo se deslizó de su cuerpo y esperó con gran expectación.

Yunho suspiró pesada y audiblemente, por lo que no pudo pasarlo por alto a pesar de la venda. —Jae. ¿Quieres que te castigue?
Se mordió el labio, genuinamente inseguro.
No estaba planeándolo, pero haces que mis dedos piquen por alcanzar el paddle en el cajón a tu lado.

¿Paddle? De acuerdo… tal vez debería haberle obedecido después de todo.
Nada de paddle —suspiró, y mantuvo su cuerpo inmóvil cuando su boca derivó desde la base de su garganta hasta el hueso púbico, y de nuevo hacia arriba, sus manos pesadas en su muslo.

Mejor —murmuró, y lamió cada uno de sus pezones al mismo tiempo. Largos y lentos barridos de su lengua que lo hicieron gemir con placer.
Mejor aún. — El esfuerzo de mantenerse quieto valía la pena por sentir y escuchar su aprobación. Tenía una manera de hacerse cargo de él y de conseguir hacerlo sentir invencible al mismo tiempo, y era una combinación embriagadora.

Cuando se alejó de él, sus niveles de ansiedad se dispararon de nuevo. Saltó cuando sus manos agarraron sus tobillos y los separó, luego se movió hasta arrodillarse entre sus pantorrillas.
Si sólo pudieras ver lo que puedo ver en este momento —murmuró.

Jaejoong cerró los ojos detrás de la venda. Debía tener una visión de rayos X, podía sentir su sexo abierto para él. Debía ser todo pezones y carne rosada. Una imagen de las lesbianas lamiéndose del club de sexo se deslizó en su mente y Jaejoong se alegró de que la venda escondiera sus ojos avergonzados de Yunho.

Sus palmas recorrieron sus piernas con caricias lentas y largas que terminaban tentadoramente cerca de su sexo. Se detuvo y se inclinó sobre su cuerpo hacia la mesa de nuevo.
Voy a derramar cera caliente en ti.

Jaejoong tiró de sus restricciones con fuerza en consternación. Había visto a Madonna hacer algo similar en una película pervertida y pareció doloroso. Yunho extendió la mano sobre su estómago para mantenerlo quieto, y el agua derretida del hielo que quedaba en su ombligo se derramó por su cuerpo.

¿No te dije que confiaras en mí?

Antes de que pudiera sacar su voz para protestar, Yunho dejó una cinta de gotas calientes por su abdomen de cadera a cadera. Soltó el aliento que había estado reteniendo. 
La cera estaba caliente, pero no tan quemante, y las manos de Yunho habían puesto sobre su pubis una gran mariposa caliente presionando suavemente su carne.

Se derrite en aceite —dijo mientras sus manos empezaban a deslizarse sobre su piel, sus pulgares rozando ocasionalmente el pequeño rastro de pelo. Con dedos cálidos y resbaladizos por sus muslos internos, Yunho masajeaba el aceite por todas partes, excepto por donde realmente lo ansiaba.

Extendió las piernas y levantó las caderas hacia sus manos.
¿Podría ver su entrada? Debía ser capaz de hacerlo. Estaba tan abierto como le era posible, palpitando con lujuria para que sus manos se concentraran en su miembro.
En vez de eso, lo lamió.

La sensación de su cabeza situada entre sus piernas lo tenía jadeando su nombre, y en respuesta sus manos llegaron a sus caderas para mantenerlo quieto.

La cabeza de Jaejoong iba de lado a lado, y sus ojos estaban cerrados con fuerza bajo la seda de la venda. La cadena de las esposas arañaba la cama cuando se retorcía, inquieto por la liberación.

Jesús. El hombre sabía lo que estaba haciendo. Su lengua estaba en todas partes. Lenta y suave en su agujero. Larga y firme mientras se hundía en él. Estaba caliente y húmedo, y necesitado. Era fuerte y generoso, y tan abrumadoramente sexy que Jaejoong comenzó a temblar desde sus manos atadas hasta los pies. Se iba a venir. Jae se iba a venir.
Y en eso fue cuando Yunho se detuvo.

¡No! —gritó y sacudió su cuerpo hacia donde él había estado, desesperado porque volviera. Y entonces lo hizo, haciéndolo saltar violentamente cuando algo frío y duro rozó sus pezones. Los sintió endurecerse al instante bajo sus cuidados helados.

¿Qué era eso? Era demasiado sólido para ser hielo. Jae estaba caliente, y lo que fuera que fuese, estaba más allá de frío. Su cerebro giraba con lujuria mientras él acariciaba el objeto a través de su boca.
Era frío. Y duro. Y de vidrio.

Y entonces lo supo, incluso mientras sus labios se separaban para permitir que el extremo bulboso del consolador de vidrio entrara en su boca.

Escuchó a Yunho gemir, y sólo pudo imaginar cuan pervertido debía verse atado a la cama y dejándolo follar su boca con la gran polla de vidrio.
Estaba muy, muy frío.

Yunho deslizó la otra mano entre sus piernas abiertas y empujó los dedos dentro de él, luego sacó el consolador de su boca y en vez de eso, lo empujó contra su próstata.
Frío como el hielo y caliente como la boca, todo al mismo tiempo, y duro. 
 
Tan, tan duro. Jaejoong gimió en apreciación ante las nuevas sensaciones a las que Yunho había expuesto su cuerpo. Frío y pesado vidrio contra la carne febrilmente caliente.

Él se inclinó hacia adelante y deslizó la lengua en su boca, luego extendió la mano tras su cabeza y desató la venda.
Abre los ojos, príncipe.

Jaejoong parpadeó mientras su visión se ajustaba a la luz, y vio su propia imagen reflejada en los espejos del techo. Desnudo. Abierto. Encadenado. Un vikingo arrodillado entre sus piernas.

El consolador de vidrio se veía incluso más erótico en sus manos de lo que lo había hecho en la película. Cristalino, con una cinta elevada de brillante vidrio aurora boreal al azar alrededor del exterior… deliciosos bordes de fricción cada vez que lo giraba, y un final bulboso y con forma de polla.

Yunho lo enroscó lentamente en Jae, y los matices del vidrio ondulado rebotaron en un millón de diminutos arcoíris de color en las paredes de la habitación iluminada con velas. Todavía frío, Jaejoong sintió cada delicioso canto del consolador deslizarse, inflexible y sólido como roca.

Sus ojos devoraban el erótico cuadro. Yunho, desnudo y de rodillas, el hermoso tatuaje del lobo vivo en su musculosa espalda mientras trabajaba entre sus piernas. La suave piel de su espalda. Arcoíris de cristal en las paredes. Esposas de cuero alrededor de sus muñecas.

Jaejoong revisó su opinión sobre los techos con espejos. No eran algo viejo. Eran un clásico por una razón.

Cuando Yunho bajó la cabeza para succionar su miembro, las primeras señales de advertencia de que el orgasmo de Jae se aproximaba empezaron a hormiguear por su cuerpo como electricidad.

Yunho, Yunho, Yunho...

Yunho miró cómo las curvas de Jaejoong se tensaban y atrapó su atención por un segundo antes de que su lengua se perdiera en su agujero de nuevo, Había tenido un sin número de mujeres y hombres en los últimos años, pero Kim Jaejoong, desnudo y encadenado a su cama, estaba allí como el encuentro más erótico de su vida. Ver su expresión en el límite hacía que su pene doliera.

Estaba tan listo, podía sentir su cuerpo tembloroso.
Había llegado el momento.
Metió el consolador de vidrio tan profundo como pudo dentro de él mientras trazaba letras en su miembro con la punta de su lengua.

P… él se estremeció.
R… él se arqueó.
I… él gimió.
N… jadeó su nombre.
C… —Yunho…
I… él se vino.
P… y se vino.
E… y se vino.

10 comentarios:

  1. Oh My God *.* Jae ya no podra alejarse del Dios del sexo q tiene a su lado. Woooo lo de la cera caliente me dejo *q*

    Gracias por el cap Gabicita ^^

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  2. Muy muy bueno el capitulo y creo que yunho ya no lo dejara ir nunca de su lado alparecer en cada encuentro que a tenido con su príncipe Jae lo deja mas y mas obsecionado por el
    Gracias por el capitulo me encanto

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  3. aya dios miooooooooo!!!! <3
    Concuerdo con Jaqueline, jae ya no podrá dejar a Yunho y yunho tampoco podrá dejar a Jae xD ya los vi! jajaja
    dios.. me encanto!! <3
    La imagen.. de Jae encadenado, y asdfghjklñ´todo lo demás jaja me emociona! ese hombre así a de ser lo mas hermoso del mundo <3

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  4. Ese final fue oro! Dios mio! Me imagino a Jae tan descriptivamente en esa situacion y Yunho entre el..................¿Que puedo decir?
    Es una adaptacion muy muy sexy y hot.....Gracias por adaptarla!!!
    Me encanta el sobrenombre de Principe....de ahora en adelante cada vez que lo escuche.....mi mente viajara a esta escena........GraciasYunjae

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  5. Que erotica, sexi y hot escena. No pues asi no van a separarse jamas, que una semana ni que nada y mas que estan trabajando juntos, esa oficina va estar sin molestar muy seguido.
    Gracias

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  6. OMG que capitulo mas HOT mas caliente ufff *-* jaejoong ya no se reprime mucho quiere que haga todo lo que desee el dios del sexo que tiene dios Yunho ..... tambien concuerdo con ustedes alparecer Yunho no querra dejarlo ir esta encantando una semana dios va querrer que este a su lado mas tiempo y ni que hablar de Jaejoong el se siente en el paraíso >o< woooo ....
    Gracias

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  7. ahhh q pervert es yunhoo como hace disfrutar a jae y claro el tambien lo disfruta y eso q es solo el comienzo gracias

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  8. omg sun que de sir muy hot me dejo sin palabras gracias gaby besos

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  9. que siga la fiesta ,total falta una semanita más de lo mismo. Yunho pervertido y Jae que se deja... bien por él y que lo disfrute.
    quiero saber qué seguirá después.... gracias

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  10. No puedo con yunho...es tan woaa, sabe lo que hace... Y es el dia 1 .... Aun tienen muuucho tiempo para disfrutar

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