CAPÍTULO
2
Jaejoong
se despertó lentamente. Un zumbido resonaba en su cabeza,
desapareciendo hasta que solo era un murmullo. Dejó que los sonidos
se filtraran por su atontado cerebro antes de abrir los ojos un poco,
mirando la habitación pintada de blanco. Se imaginaba que se
encontraba en una especie de enfermería,
dado el equipamiento extraño, luces parpadeantes y los electrodos
pegados a su pecho. Pero podría estar equivocado.
Supo
antes de abrir los ojos que no estaba dormido en su cama en Seúl.
Eso lo había sabido desde hacía varios
días ya. Hay cosas que un hombre no puede olvidar, como una luz
cegadora que lo había aspirado hacia el cielo. Jaejoong siempre
había oído historias de gente que había sido abducida por
alienígenas, pero nunca los había creído. Eso cambió hace tres
días. Ahora sabía que los alienígenas existían. También estaba
seguro de que estaba en una especie de infierno.
Había
sido abducido, volado por el espacio, y tirado en una casa de
subastas alienígena. Para más colmo, un alienígena de dos metros
con pelo negro azabache, orejas puntiagudas, colmillos, garras y cola
lo había nombrado como su mascota, de su propiedad.
Jaejoong
tembló con solo pensar en el gigantesco alienígena. Había algo
cautivador en él, pero Jaejoong no podía dar con exactamente el
qué. Su reacción ante el hombre le confundía. No había tenido un
orgasmo así en su vida, y menos con un completo desconocido, un
alienígena además.
"Ah,
estás despierto."
Jaejoong
se sobresaltó. Sus ojos escanearon rápidamente la habitación hasta
que se encontraron con una figura azul en la puerta. Era tan alto
como el hombre que había declarado a Jaejoong como su mascota,
quizás un poco más.
"Uh
. . ."
"Soy
el doctor Changmin," dijo el hombre mientras se adentraba en la
habitación. Se dirigió a un armario y lo abrió, sacando varios
objetos. Jaejoong no sabía exactamente qué eran y no estaba muy
seguro de querer saberlo.
"Me
gustaría saber algo de tu historia médica antes de que empecemos,"
dijo el médico.
"¿Em—empezar
qué?" Jaejoong podía sentir como el pánico se adueñaba de
él. Intento sentarse para poder echar a correr, y descubrió que sus
brazos y piernas estaban atados a la cama en la que estaba. Vale,
ataque de pánico inminente.
El
médico le miró y sonrió. "No tienes por qué asustarte. Solo
unas vacunas y cosas así."
"¿Entonces
por qué estoy atado?" Jaejoong alzó la voz.
Su
pánico se desbordó por completo cuando el médico cruzó la sala y
se le acercó, un extraño instrumento en las manos. Era largo,
delgado y parecía estar hecho de algún tipo de metal de color
plateado. Jaejoong había oído hablar de cosas así. Todo el mundo
había oído de ellos. Se llamaban sondas. Todo el mundo sabía que
los alienígenas usaban sondas para torturar a sus víctimas
Cuanto
más se acercaba el médico, mas aterrorizado se encontraba Jaejoong.
Tiró de las correas que sujetaban sus brazos y piernas, pero no
cedieron ni un centímetro. Sentía que su pecho iba a explotar de la
angustia que sentía. Jaejoong cerró los ojos para escapar de las
imágenes que llenaban su cabeza y gritó . Los bordes de su visión
se volvieron borrosos y grises, y la habitación empezó a girar.
Oyó a alguien hablar, sintió manos recorrer su cuerpo y un agudo
pellizco en un brazo. Tras eso, todo se volvió confuso.
"Abre
los ojos, mascota."
Jaejoong
abrió los ojos y encontró al gigantesco alienígena inclinándose
sobre él. Frunció el ceño por un momento, y rápidamente escaneó
la sala. El otro alienígena, el que tenía la sonda, había
desaparecido. Solo estaba el grande de piel morena.
"¿Puedes
sentarte?"
Jaejoong
miró al alienígena de pelo negro, confuso. De repente se dio cuenta
de que las correas ya no le sujetaban a la mesa. Asintió con la
cabeza y el alienígena lo ayudó a
sentarse.
Aun así, era más alto que Jaejoong.
"¿Cómo
te encuentras?"
"Estoy
bien." ¿Lo estaba?
Sus
recuerdos eran borrosos. Jaejoong no se acordaba de gran cosa aparte
del tipo azul con la sonda. El hombre le miró por unos momentos y
asintió como si hubiera tomado una decisión. "Voy a llamar al
médico" dijo. "Quiero que contestes a sus preguntas.
¿Entendido?"
Confuso,
Jaejoong asintió. Levantó la mirada cuando la puerta se abrió y el
médico volvió a entrar. Los ojos de Jaejoong se abrieron de par en
par. Era el alienígena azul con la sonda. No podía ver la sonda,
pero sabía que el hombre tenía una.
A
medida que el medico avanzaba, Jaejoong empezó a acercarse al otro
alienígena. Cada paso que daba el médico hacía que Jaejoong se
apretara más contra el otro hasta que
casi
estaba escalándole.
"¡Ya
basta, mascota!"
Jaejoong
se quedó inmóvil. No sabía nada sobre alienígenas, pero reconocía
el tono. El hombre no estaba contento con él. De hecho, sonaba
realmente enfadado. Jaejoong recordó las palabras del hombre sobre
castigos si no obedecía y el azote a su trasero.
Jaejoong
no quería que el hombre se enfadara con él, pero desde luego no
quería al médico alienígena cerca de él tampoco. Consideró sus
opciones. Si se resistía, el grandote le castigaría de alguna
manera. Si no, era posible que muriese de forma espantosa. Ninguna
parecía una buena elección.
Jaejoong
agarró al hombre por los brazos y levantó la mirada. Sintió que
sus ojos se llenaban de lágrimas mientras se preparaba para suplicar
por su vida. Se sentía como un auténtico cobarde. "Por favor,"
susurró. Los ojos almendrados del alienígena perecían
dulcificarse.
Jaejoong cerró los ojos cuando las manos del hombre acariciaron su
pelo tiernamente. Apoyó la cabeza en el pecho del alienígena. Para
su sorpresa, podía oír un
corazón
latiendo con fuerza debajo de su oreja. No sabía que lo alienígenas
tuvieran corazón.
"Doc
no te va a hacer daño, mascota," el hombre dijo en voz baja.
"Te lo prometo. Solo tiene que hacerte una revisión y
asegurarse de que estás sano."
Una
mano debajo de su barbilla levantó la cara de Jaejoong para mirar al
alienígena.
"Me
quedaré aquí contigo, ¿bueno?"
Jaejoong
asintió y se giró para mirar al médico cuando el hombre se aclaró
la garganta. Estudiaba nerviosamente cada uno de los movimientos del
médico. Incluso con la promesa del grandote, Jaejoong se apretujo
contra él cuando el médico se acercó al borde de la camilla.
Sintió que el hombre le daba palmaditas en el hombro mientras el
médico hablaba.
"Como
decía antes, mi nombre es Doctor Changmin. La mayoría de la gente
me llama solo Doc. Tú también puedes."
Jaejoong
asintió. El doctor agarró una delgada caja del tamaño de un libro
y empezó a darle a botones en ella. La curiosidad de Jaejoong casi
pudo con su miedo, pero no lo
bastante
como para apartarse del hombre que profesaba ser su amo.
"Ahora,
¿cómo te llamas?" El hombre azul preguntó, mirando a
Jaejoong.
"Kim
Jaejoong."
El
medico apretó unos cuantos botones más. Las luces en el pequeño
aparato parpadearon. Jaejoong se dio cuenta de que el instrumento que
el médico sujetaba era una especie de computador en miniatura y que
estaba apuntando la información sobre Jaejoong en él.
"¿Cuántos
años tienes? ¿En años terrestres?"
"Veintitrés."
De
nuevo, más botones y más flashes de luces.
"¿Alguna
vez has estado enfermo?"
Jaejoong
frunció el ceño. "Claro, todo el mundo se ha puesto enfermo
alguna vez."
"Por
favor explica la naturaleza de estas enfermedades. Necesito un
historial médico completo."
"Tuve
la varicela cuando tenía dos años y me rompí un brazo a los nueve.
Y he tenido algunos catarros a lo largo de los años." Jaejoong
se encogió de hombros. "Aparte
de
eso, estoy sano."
"¿Cuántas
parejas sexuales has tenido?" el medico apuntó más información
en la extraña caja.
El
miedo de Jaejoong empezó a escalar cuando sintió la mano que le
palmeaba, agarrarle. Sentía como su pecho se oprimía otra vez. "D--
dos."
"¿Hombre,
mujer o ambos?"
El
médico seguía haciendo preguntas como si no se tratase de temas
terriblemente personales y embarazosos. Cuando Jaejoong no contestó,
el médico le miró a los ojos. "¿Hombre, mujer o ambos?"
repitió.
"¿Realmente
tengo que contestar eso?"
Jaejoong
preguntó. "¿No podemos dejarlo en dos y ya está?"
"Necesito
saber la medida de tu experiencia sexual antes de que Yunho empiece
tu entrenamiento." Explicó el médico. "Vuestras dos razas
son compatibles por lo general,
pero
hay algunas diferencias y es importante que sepa los límites a los
que puede llegar tu cuerpo. Eso incluye un historial médico y sexual
completo."
Las
mejillas de Jaejoong ardieron. Agachó la cabeza, avergonzado.
"No
te preocupes, mascota," dijo Yunho, "contesta a las
preguntas del médico."
"Hombres,"
susurró Jaejoong, sus mejillas enrojeciendo aún más. Sintió la
mano de Yunho acariciar su pelo otra vez. Creyó oír un suave
ronroneo que venía del pecho del alienígena, pero desapareció
antes de que pudiera asegurarse
"¿Puedes
explicar la naturaleza de tus relaciones sexuales con estos dos
hombres?"
Jaejoong
se quedó boquiabierto. ¿Qué si podía qué?
"Jaejoong,"
el medico levantó la mirada de su caja para encararle otra vez,
"Necesito saber qué clase de relaciones sexuales has tenido.
¿Penetración? ¿Sexo oral? ¿Estimulación manual?"
Jaejoong
giro la cabeza y la apretó contra el pecho del alienígena que lo
sujetaba. Se iba a morir de la vergüenza, lo sabía. Nunca había
hablado de estas cosas con nadie, ni siquiera con los dos tipos con
los que se había acostado.
"Contéstale,
mascota," le ordenó Yunho.
¡Ni
loco! Jaejoong sacudió la cabeza.
"Doc?"
oyó a Yunho decir. "¿Nos da un momento, por favor? Necesito
convencer a mi mascota de los méritos de la obediencia."
"Sin
problemas, Yunho."
Unos
segundos más tarde, Jaejoong oyó la puerta cerrarse. Empezó a
levantar la cabeza, pero exclamó al sentirse levantado y volteado,
su cuerpo sujeto contra la cama por el pesado brazo del hombre.
"Sé
que no lo entiendes, mascota, y te pido disculpas por ello,"
dijo Yunho. "Sin embargo, creo que es necesario que dejemos las
cosas claras desde el principio.
Tienes
que entender que mis órdenes se acatan siempre, te gusten o no."
Jaejoong
se intentó apartar de Yunho, pero el peso y la fuerza del hombre lo
tenían inmovilizado. Oyó algo rasgarse justo antes de que el aire
frío acariciase su trasero.
Jaejoong
se estremeció. Forcejeó. Se agitó. Empujó contra la mano que lo
tenía sujeto. No le sirvió de nada. Nada de lo que hacía
funcionaba. Yunho podía con él. Jaejoong gritó
cuando
la manaza del hombre aterrizó en sus nalgas desnudas.
"¡Para!"
gritó Jaejoong. "¡Eso duele, mierda!"
"Me
obedecerás, mascota," Yunho azotó a Jaejoong otra vez, y otra,
y otra.
Jaejoong
perdió la cuenta de cuantas veces le pegó Yunho. El dolor en su
trasero era tan intenso, tan ardiente, que creyó que nunca se
sentaría de nuevo. Para cuando Yunho lo levantó de nuevo, la mirada
enfurecida de Jaejoong estaba oculta por las lágrimas silenciosas
que caían.
Yunho
sujetó a Jaejoong cuidadosamente entre sus brazos, teniendo cuidado
de que no apoyara el peso en su dolorido trasero. Levantó la cara de
Jaejoong hacia el suyo,
mirándole.
Jaejoong le miró iracundo. "¿Me obedecerás ahora?"
Jaejoong
apretó los labios, enfadado.
"No
te oigo, mascota."
"¡Qué
te den!" Jaejoong le contestó secamente.
No
podía creer que le habían dado una azotaina. No le habían azotado
desde que era un niño. "No es asunto tuyo con quien me acuesto
o me dejo de acostar."
"Ahora
eres de mi propiedad," Yunho gruñó. "Todo lo que hagas es
asunto mío."
Jaejoong
empujó a Yunho y se bajó de la cama antes de que le pudiera
detener, sorprendiéndole. Camino hacia atrás, sin apartar los ojos
del alienígena. Señaló a su propio
pecho
con su dedo.
"Me
pertenezco a mí mismo y a nadie más. Me importa un bledo lo que
digan tus reglas. No tienes derecho a mantenerme aquí." El
corazón de Jaejoong se aceleró cuando
vio
la cara de Yunho mientras el hombre avanzaba hacia él. Esta vez la
había jodido en grande.
"Te
compré con todas las de la ley, mascota" rugió Yunho. "Me
pertene--"
"¡No
soy tu puta mascota!" Se golpeó el pecho.
"Tengo
un nombre. Jaejoong, Kim Jaejoong." Yunho le lanzó una mirada
fulminante. Aunque
Jaejoong
no lo creyera posible, su expresión se endureció aún más. "¡Me
obedecerás!"
"¡Ni
muerto!"
Yunho
avanzó un poco más y Jaejoong empezó a buscar algo con lo que
defenderse. No quería hacerle daño al tipo, pero no podía permitir
que le dañaran a él tampoco.
A
Jaejoong le sorprendió tanto el repentino movimiento de Yunho, que
apenas tuvo tiempo para parpadear antes de encontrarse capturado, el
hombretón inmovilizándole contra la pared con todo su cuerpo.
Sentir la respiración de Yunho contra su cuello hizo que Jaejoong se
estremeciera.
"Te
dije lo que te pasaría se me desobedecías, mascota," Yunho
apretó los dientes. "Serás castigado por tu rebeldía."
Jaejoong
frunció el ceño. Estaba bastante seguro de que ya lo habían
castigado. ¿Qué se pensaba Yunho que eran los azotes? ¿Unos
golpecitos amorosos?
"Es
bastante obvio que los azotes no funcionaron, así que tendré que
probar otra cosa," Yunho pensó en voz alta.
Jaejoong
se estremeció cuando sintió al hombre oler su cuello.
"¿Quieres
saber qué es lo que te voy a hacer?"
Jaejoong
quería pero no quería admitirlo a Yunho. Aunque empezó a hacerse
una idea de cómo Yunho lo iba a castigar cuando sintió como sus
manos recorrieron su cuerpo hasta envolver su polla que se estaba
endureciendo, acariciándola hasta que obtuvo una erección. Yunho lo
iba a torturar.
Jaejoong
gimió cuando el pulgar del hombre apretó contra la pequeña
hendidura en el glande. No podía evitar empujar sus caderas hacia
adelante, presionando su polla a través del puño de Yunho. Exclamó
cuando de repente se vio levantado en brazos y llevado hasta la
camilla. Sus ojos se abrieron de par en par y se olvidó por completo
de su polla cuando Yunho agarró sus manos por encima de su cabeza y
atadas a la cama. Sus pies fueron lo siguiente en ser inmovilizados.
Yunho
se colocó a los pies de la cama. Jaejoong forcejeó contra las
correas que le sujetaban No le gustaba que lo inmovilizaran, le hacía
sentirse demasiado indefenso. En ese momento Yunho separó los
estribos que sujetaban las piernas de Jaejoong y se colocó entre
ellas. La respiración de Jaejoong se entrecortó cuando se dio
cuenta de las ventajas de esta posición. El bulto en los pantalones
de Yunho apretaba contra el escroto de Jaejoong. La polla de Jaejoong
rebotaba entre los dos cuerpos, pidiendo atención.
A
Jaejoong no le gustaba el brillo en los ojos de Yunho. Sabía incluso
antes de que Yunho agarrase su polla que había perdido esta batalla.
Yunho lo iba a torturar y Jaejoong le
daría
lo que quisiera. Podría hablar ahora y detener la tortura, pero le
gustaba demasiado la sensación de la mano del hombre rodeando su
erección. Además quería saber que
consideraba
tortura este alienígena. Al menos, pensaba que quería. Cuando
Yunho
empezó
a acariciarle, Jaejoong se preguntó si era verdad.
También
se preguntó si iba a sobrevivir a lo que Yunho le iba a hacer. El
alienígena parecía saber exactamente la fuerza con la que agarrar
la polla de Jaejoong, cuán rápido acariciarle.
Yunho
tuvo a Jaejoong incoherente y balbuceando en menos de un minuto, lo
cual no auguraba nada bueno para la futura resistencia de Jaejoong
contra el hombre. El placer le
cortocircuitó
el cerebro, fuego recorría sus venas. Cuando un dedo lubricado se
insinuó entre las nalgas de Jaejoong y le penetró, Jaejoong no lo
soportó más. Haría todo lo que Yunho quisiera si el hombre
prometía no parar.
"¡Por
favor!" Jaejoong suplicó, empujando sus caderas hacia arriba, y
luego hacia abajo para empalarse en el dedo.
"No
pares, por favor no pares."
Jaejoong
agarró el colchón por encima de su cabeza cuando sintió un segundo
dedo insertarse. Con lo grande que era Yunho, dos dedos eran lo más
grande que Jaejoong
había
tenido dentro de él. Casi le asustaba averiguar como de grande era
la polla del alienígena.
"¿Quieres
correrte?"
"¡Sí!"
Jaejoong podía sentirse cerca de explotar, justo al borde de su
orgasmo. Su respiración quemaba su garganta. Sus caderas bombeaban
frenéticamente entre la mano que agarraba su polla y los dedos
dentro de él. Cuando los dedos de Yunho se curvaron, Jaejoong sabía
que estaba perdido. Su cuerpo se tensó. Gimió y empezó a caer solo
para gritar cuando los dedos dentro de él se retirasen y la mano en
su polla agarró la base y apretó, evitando su orgasmo.
"¡No!"
Jaejoong protestó con un aullido. "Por favor."
"¿Quieres
correrte, mascota?" Yunho preguntó otra vez.
"¡Sí!"
"¿Te
vas a portar bien?"
"¡Sí!"
"¿Vas
a contestar a las preguntas del médico honestamente y sin rodeos?"
"¡Sí!"
De
repente Yunho se inclinó sobre Jaejoong, sus ojos almendrados
mirándole fijamente. "Quiero que recuerdes este momento,
Jaejoong, que no se borre de tu cerebro, recuerda quien manda aquí,
porque no eres tú, mi preciosa mascota."
Jaejoong
asintió, ansiando que Yunho se moviera, de que le dejara correrse.
Habría dicho lo que fuera en ese momento.
"Dilo,
mascota," exigió Yunho. Movió su mano arriba y abajo sobre la
polla de Jae. "Quiero oír las palabras para que no haya
malentendidos. ¿Quién manda aquí?"
"¡Tú!"
"Muy
bien, mascota," respondió Yunho.
"¿Recuerdas
que te dije que si me obedecías serías recompensado?"
Jae
asintió efusivamente. Cerró los ojos y gritó cuando los dedos de
Yunho le penetraron profundamente de nuevo. Premio y castigo se
confundieron en su cabeza de
tal
manera que Jaejoong no sabía cuál le estaban dando. Solo sabía que
si quería que el exquisito placer continuase, tenía que hacer todo
lo que Yunho quisiese.
"¿Vas
a obedecerme ahora, mascota?" preguntó Yunho.
"Sí,"
gimió Jae.
"Entonces
puedes correrte."
Ambas
manos empezaron a moverse. El placer recorrió todo el cuerpo de
Jaejoong, sobrecargando sus sentidos hasta que no podía sentir nada
excepto el toque de las manos del hombretón sobre su cuerpo.
Jaejoong estaba tan cerca que solo hicieron falta unas
pocas
caricias de la mano de Yunho para que su mundo explotara, perlas
blancas de semilla escapando sobre su estómago y los dedos de Yunho.
Jae gritó, su cuerpo entero temblando de la intensidad de su
orgasmo. Su cuerpo perdió la tensión y se relajó sobre la camilla,
jadeando.
Jaejoong giro la cabeza hacia el hombre que acababa de poner su mundo
patas arriba justo a tiempo para ver como Yunho se limpiaba la mano
con la lengua. Tembló
de
deseo a pesar de que acababa de correrse.
"Mierda,
eso es sexy," murmuró Jaejoong.
Ojos
castaños se levantaron hasta encontrarse con los suyos. Jae se
sonrojó. Tenía que parecer terriblemente lascivo. Sus brazos
estaban sujetos por encima de su cabeza. Sus piernas estaban sujetas
y separadas. Y para más colmo tenía semen cubriéndole su estómago
desnudo.
"Er
. . . podría--" Jae tiró de sus manos atadas. "¿Podría
vestirme?"
Yunho
sacudió la cabeza. Desató las piernas de Jaejoong y luego rodeó la
cama para hacer lo mismo con sus manos. Agarró a Jaejoong y le ayudó
a sentarse antes de pasarle un trapo con el que limpiarse. "Doc
va a querer examinarte, mascota. Puedes taparte con esto mientras
tanto."
Jaejoong
agradeció la sábana blanca que Yunho le ofreció. Lo agarró y
envolvió su cuerpo en ella, metiendo las esquinas bajo sus brazos.
Sus manos todavía temblaban,
y
lo mismo sus piernas, pero Jae no recordaba haberse sentido así de
relajado jamás.
"Ahora,
el medico va a volver y espero que contestes todas sus preguntas sin
titubeos ni rodeos," Yunho dijo tras un momento. "¿Entendido?"
"Sí,"
murmuró Jaejoong resentido.
"Buen
chico."
Jaejoong
entornó los ojos mientras miraba a Yunho caminar hacia la puerta
desde detrás de su flequillo. Se sentía más confuso de lo que
jamás se había sentido en su vida. Su futuro se le había hecho
claro de manera innegable. Era un esclavo . No tenía derechos, ni
control sobre su propia vida, salvo por lo que su amo le concediese.
Y ese amo era un alienígena de piel morena y de más de dos metros
de alto que ofrecía placer como forma de castigo.
Jaejoong
se revolvió un poco cuando el escozor de su trasero que volvió un
dolor sordo. Iba a amoratarse. Siempre le pasaba. Su madre era muy
blanca y Jaejoong había heredado su piel pálida. Si no visitaba las
cabinas para broncearse parecería un albino. Su piel clara le hacía
amoratarse fácilmente y siempre parecían peor de lo que realmente
eran.
La
puerta se abrió y el medico volvió a entrar. Jaejoong le miró
cruzar la sala con Yunho, hasta que éste se puso detrás de
Jaejoong. Doc agarró su computador otra vez y empezó con las
preguntas de nuevo. Jaejoong se aseguró de que contestaba a cada
pregunta
con
toda la rapidez y sinceridad que podía. No tenía ni idea de si
tenían alguna manera de saber si decía la verdad o no, pero no se
iba a arriesgar. Le hubiese encantado disfrutar de
lo
que Yunho consideraba castigo, pero temía averiguar qué haría el
hombretón si se enfadaba de verdad.
Mantuvo
sus manos apretados en la sábana para evitar protestar ante las
preguntas. Ni siquiera protestó cuando el médico le hizo soltar la
sábana para examinarle dentro y fuera. Simplemente cerró los ojos e
imaginó que estaba en otro lugar. Se moría de la vergüenza.
"Vale,
creo que eso es todo lo que necesito," dijo Doc mientras
Jaejoong se sentaba. "Necesita descansar. Yo diría que
veinticuatro horas de sueño ininterrumpido serían
suficiente."
El médico miró a Yunho. "¿Te gustaría que le diese algo para
ayudarle a dormir?"
"No,
creo que me hago una idea de cómo conseguir que descanse,"
Yunho sonrió.
"Muy
bien," dijo el médico.
"Ven,
mascota."
Jaejoong
se bajó con cuidado de la camilla y se acercó a Yunho. Bajó las
manos para cubrir sus genitales. Yunho había destrozado lo que
llevaba puesto antes y no sabía dónde estaba su ropa.
"¿Cuándo
quieres marcarle?" preguntó el medico casualmente mientras
limpiaba la habitación
¿Marcarle?
"Antes
del próximo atraque, pero todavía no he decidido lo que quiero,"
contestó Yunho. "Ya te diré."
Jaejoong
quería preguntar sobre qué estaban hablando, pero estaba demasiado
asustado para abrir la boca. Su estómago estaba revuelto debido a la
ansiedad y frustración. La vida en la Tierra no había sido un
jardín de rosas, pero jamás se había sentido tan inseguro. No
sabía lo que el alienígena quería de él. Se hacía una idea
considerando todos los tocamientos que había recibido, pero aparte
de eso… nada. En la casa de subastas, Jaejoong se había sentido
intrigado sobre el hombre al que ahora pertenecía. Parecía mucha
mejor elección que subir al podio de subastas. Ahora se preguntaba
si había hecho bien. ¿En qué lío se había metido?
Estaba
en un mundo alienígena, un lugar que se escapaba a su comprensión.
El miedo heló su sangre cuando se dio cuenta de que su propia vida
pendía de obedecer a alguien que ya había demostrado que podía
conseguir el consentimiento de Jaejoong a lo que fuera con
solo
el toque de sus manos. El infierno existía de veras, y esto es lo
que era.
pobre de jae esta de esclavo y yunho ya dominado con dolor y placer ¡¡ gracias por el capitulo
ResponderBorrarpobre jae se me imagina a un cachorro cuando lo llevan a el veterinario como jae be a el doctor min
ResponderBorrary todavía lo quiere torturar con golpes si que yunho se toma en serio eso de que jae es su mascota pero creo que le gustaran mas los premios al menos son mas placenteros
Gracias por compartirlo espero el siguiente
qué castigo más sexy tuvo Jae, y se queja por eso?? si es eso ,yo quiero portarme mal y que Yunho me castigue así. jajaj.
ResponderBorrareste Yunho dominante me encanta. y Jae tan confundido.
estos dos se enamorarán como locos .
me encanta la historia.
gracias por actualizar tan pronto. no lo esperaba <3
Hahahaha Quien manda aqui pregunta Yunho.... Tu dice Jae para tener el permio hahah Xd que listo <3
ResponderBorrarGracias por actualizar bien prontito <3
Yo quisiera ser castigada asi xD como marcara Yunho a Jae xD Gracias x actualizarlo :)
ResponderBorrarJae esta tan confundido que ya no sabe si lo castigan o le premian xD Solo sabe que quiere que Yunho le de placer... De eso esta seguro xD
ResponderBorrar*se va a leer el siguiente*
Hola~ :) el castigo de Yunho... Yo imaginandome cualquier cosa, y Yunnie dandole de azotes y más a Jaejoong jajajjaja gracias por el capítulo. Hasta el proximo, saludos ^-^
ResponderBorrarOK, eso es su castigo... jo jo jo!!! Que lo castigue siempre, si señor
ResponderBorrarGracias
con esos castigos dudo mucho q Jj se porte bien!! y bue mientras no lo cabree en serio creó que lo puede disfrutar xD
ResponderBorrargracias x compartir !!
jajajajajajajaja
ResponderBorrarJaejoong, no seas quejica que bien te ha gustado lo que te han hecho de castigo y recompensa XD
Dios!
En verdad me he imaginado una cosa enorme de casi dos metros y al chibi Jaejoong con sus 1.50 por ahi!
JAJAJAJAJAJAJA
dios.... un gigante con un minion XD
Yunho mide 2 metros 30 cms (en un cap mas adelante lo dice) Jae es normal con su 1.80
BorrarPobre Jae se muere de vergüenza de decir como ha tenido sexo, jajaja
ResponderBorrarpero bien que se deja de Yunho y pide mas, cual pena?
Gracias
Jajaja que poder de convencimiento Yunho :3
ResponderBorrarWow! Por fin leo y por fin comento!! me quedé con los ojos más grandes y redondos que los de Jae!! Ahora si que puedo decir que es castigo divino!! XDDD ps así por la buenas como no verdad Jae :p
ResponderBorrarYH y su poder de convencimiento jajjjajjajjajajaa xD!!! Se pone muy interesante ^=^
ResponderBorrarParece que los castigos de Yunho no le disgustan tanto a Jae... se va a volver un masoquista jajaja XD
ResponderBorrarJajajaja..creo que a jae terminaran gustandole esos del castigo, es capaz de portarse peor con tal de que le den duro contra el muroooo...jajajajajaja... 😜 ok. No
ResponderBorrarMe encanta es te fic...gracias por compartirlo.
Que sexy , wow.
ResponderBorrarQue manera mas fácil para que hable era castigo *w* jejeje parecía mas premio cierto Jaejoong y el pobre todo asustado hay Yunho tambien debiste ser mas amable esas nalgas malo
ResponderBorrarPues asi castigo, castigo , como que no, digo nadie disfruta un castigo xD
ResponderBorrarY las cosas apenas comienzan
Que situaciones se pueden crear entre estis dos
No creo que yunho sea tan duro todo el tiempo.
Aseguir leyendo n.n