viernes, 6 de marzo de 2015

Subasta De Esclavos (Adaptación) Capítulo 2



CAPÍTULO 2

Jaejoong se despertó lentamente. Un zumbido resonaba en su cabeza, desapareciendo hasta que solo era un murmullo. Dejó que los sonidos se filtraran por su atontado cerebro antes de abrir los ojos un poco, mirando la habitación pintada de blanco. Se imaginaba que se encontraba en una especie de enfermería, dado el equipamiento extraño, luces parpadeantes y los electrodos pegados a su pecho. Pero podría estar equivocado.

Supo antes de abrir los ojos que no estaba dormido en su cama en Seúl. Eso lo había sabido desde hacía varios días ya. Hay cosas que un hombre no puede olvidar, como una luz cegadora que lo había aspirado hacia el cielo. Jaejoong siempre había oído historias de gente que había sido abducida por alienígenas, pero nunca los había creído. Eso cambió hace tres días. Ahora sabía que los alienígenas existían. También estaba seguro de que estaba en una especie de infierno. 
 
Había sido abducido, volado por el espacio, y tirado en una casa de subastas alienígena. Para más colmo, un alienígena de dos metros con pelo negro azabache, orejas puntiagudas, colmillos, garras y cola lo había nombrado como su mascota, de su propiedad.

Jaejoong tembló con solo pensar en el gigantesco alienígena. Había algo cautivador en él, pero Jaejoong no podía dar con exactamente el qué. Su reacción ante el hombre le confundía. No había tenido un orgasmo así en su vida, y menos con un completo desconocido, un alienígena además.

"Ah, estás despierto."

Jaejoong se sobresaltó. Sus ojos escanearon rápidamente la habitación hasta que se encontraron con una figura azul en la puerta. Era tan alto como el hombre que había declarado a Jaejoong como su mascota, quizás un poco más.

"Uh . . ."

"Soy el doctor Changmin," dijo el hombre mientras se adentraba en la habitación. Se dirigió a un armario y lo abrió, sacando varios objetos. Jaejoong no sabía exactamente qué eran y no estaba muy seguro de querer saberlo.

"Me gustaría saber algo de tu historia médica antes de que empecemos," dijo el médico.

"¿Em—empezar qué?" Jaejoong podía sentir como el pánico se adueñaba de él. Intento sentarse para poder echar a correr, y descubrió que sus brazos y piernas estaban atados a la cama en la que estaba. Vale, ataque de pánico inminente.
El médico le miró y sonrió. "No tienes por qué asustarte. Solo unas vacunas y cosas así."

"¿Entonces por qué estoy atado?" Jaejoong alzó la voz.

Su pánico se desbordó por completo cuando el médico cruzó la sala y se le acercó, un extraño instrumento en las manos. Era largo, delgado y parecía estar hecho de algún tipo de metal de color plateado. Jaejoong había oído hablar de cosas así. Todo el mundo había oído de ellos. Se llamaban sondas. Todo el mundo sabía que los alienígenas usaban sondas para torturar a sus víctimas

Cuanto más se acercaba el médico, mas aterrorizado se encontraba Jaejoong. Tiró de las correas que sujetaban sus brazos y piernas, pero no cedieron ni un centímetro. Sentía que su pecho iba a explotar de la angustia que sentía. Jaejoong cerró los ojos para escapar de las imágenes que llenaban su cabeza y gritó . Los bordes de su visión se volvieron borrosos y grises, y la habitación empezó a girar. Oyó a alguien hablar, sintió manos recorrer su cuerpo y un agudo pellizco en un brazo. Tras eso, todo se volvió confuso.

"Abre los ojos, mascota."

Jaejoong abrió los ojos y encontró al gigantesco alienígena inclinándose sobre él. Frunció el ceño por un momento, y rápidamente escaneó la sala. El otro alienígena, el que tenía la sonda, había desaparecido. Solo estaba el grande de piel morena.

"¿Puedes sentarte?"

Jaejoong miró al alienígena de pelo negro, confuso. De repente se dio cuenta de que las correas ya no le sujetaban a la mesa. Asintió con la cabeza y el alienígena lo ayudó a
sentarse. Aun así, era más alto que Jaejoong.

"¿Cómo te encuentras?"

"Estoy bien." ¿Lo estaba?

Sus recuerdos eran borrosos. Jaejoong no se acordaba de gran cosa aparte del tipo azul con la sonda. El hombre le miró por unos momentos y asintió como si hubiera tomado una decisión. "Voy a llamar al médico" dijo. "Quiero que contestes a sus preguntas.

¿Entendido?"

Confuso, Jaejoong asintió. Levantó la mirada cuando la puerta se abrió y el médico volvió a entrar. Los ojos de Jaejoong se abrieron de par en par. Era el alienígena azul con la sonda. No podía ver la sonda, pero sabía que el hombre tenía una.

A medida que el medico avanzaba, Jaejoong empezó a acercarse al otro alienígena. Cada paso que daba el médico hacía que Jaejoong se apretara más contra el otro hasta que
casi estaba escalándole.

"¡Ya basta, mascota!"
Jaejoong se quedó inmóvil. No sabía nada sobre alienígenas, pero reconocía el tono. El hombre no estaba contento con él. De hecho, sonaba realmente enfadado. Jaejoong recordó las palabras del hombre sobre castigos si no obedecía y el azote a su trasero.
Jaejoong no quería que el hombre se enfadara con él, pero desde luego no quería al médico alienígena cerca de él tampoco. Consideró sus opciones. Si se resistía, el grandote le castigaría de alguna manera. Si no, era posible que muriese de forma espantosa. Ninguna parecía una buena elección.

Jaejoong agarró al hombre por los brazos y levantó la mirada. Sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas mientras se preparaba para suplicar por su vida. Se sentía como un auténtico cobarde. "Por favor," susurró. Los ojos almendrados del alienígena perecían
dulcificarse. Jaejoong cerró los ojos cuando las manos del hombre acariciaron su pelo tiernamente. Apoyó la cabeza en el pecho del alienígena. Para su sorpresa, podía oír un
corazón latiendo con fuerza debajo de su oreja. No sabía que lo alienígenas tuvieran corazón.

"Doc no te va a hacer daño, mascota," el hombre dijo en voz baja. "Te lo prometo. Solo tiene que hacerte una revisión y asegurarse de que estás sano."
Una mano debajo de su barbilla levantó la cara de Jaejoong para mirar al alienígena.

"Me quedaré aquí contigo, ¿bueno?"

Jaejoong asintió y se giró para mirar al médico cuando el hombre se aclaró la garganta. Estudiaba nerviosamente cada uno de los movimientos del médico. Incluso con la promesa del grandote, Jaejoong se apretujo contra él cuando el médico se acercó al borde de la camilla. Sintió que el hombre le daba palmaditas en el hombro mientras el médico hablaba.

"Como decía antes, mi nombre es Doctor Changmin. La mayoría de la gente me llama solo Doc. Tú también puedes."

Jaejoong asintió. El doctor agarró una delgada caja del tamaño de un libro y empezó a darle a botones en ella. La curiosidad de Jaejoong casi pudo con su miedo, pero no lo
bastante como para apartarse del hombre que profesaba ser su amo.

"Ahora, ¿cómo te llamas?" El hombre azul preguntó, mirando a Jaejoong.

"Kim Jaejoong."

El medico apretó unos cuantos botones más. Las luces en el pequeño aparato parpadearon. Jaejoong se dio cuenta de que el instrumento que el médico sujetaba era una especie de computador en miniatura y que estaba apuntando la información sobre Jaejoong en él.

"¿Cuántos años tienes? ¿En años terrestres?"

"Veintitrés."

De nuevo, más botones y más flashes de luces.

"¿Alguna vez has estado enfermo?"

Jaejoong frunció el ceño. "Claro, todo el mundo se ha puesto enfermo alguna vez."

"Por favor explica la naturaleza de estas enfermedades. Necesito un historial médico completo."

"Tuve la varicela cuando tenía dos años y me rompí un brazo a los nueve. Y he tenido algunos catarros a lo largo de los años." Jaejoong se encogió de hombros. "Aparte
de eso, estoy sano."

"¿Cuántas parejas sexuales has tenido?" el medico apuntó más información en la extraña caja.

El miedo de Jaejoong empezó a escalar cuando sintió la mano que le palmeaba, agarrarle. Sentía como su pecho se oprimía otra vez. "D-- dos."

"¿Hombre, mujer o ambos?"
El médico seguía haciendo preguntas como si no se tratase de temas terriblemente personales y embarazosos. Cuando Jaejoong no contestó, el médico le miró a los ojos. "¿Hombre, mujer o ambos?" repitió.
"¿Realmente tengo que contestar eso?"

Jaejoong preguntó. "¿No podemos dejarlo en dos y ya está?"

"Necesito saber la medida de tu experiencia sexual antes de que Yunho empiece tu entrenamiento." Explicó el médico. "Vuestras dos razas son compatibles por lo general,
pero hay algunas diferencias y es importante que sepa los límites a los que puede llegar tu cuerpo. Eso incluye un historial médico y sexual completo."

Las mejillas de Jaejoong ardieron. Agachó la cabeza, avergonzado.

"No te preocupes, mascota," dijo Yunho, "contesta a las preguntas del médico."

"Hombres," susurró Jaejoong, sus mejillas enrojeciendo aún más. Sintió la mano de Yunho acariciar su pelo otra vez. Creyó oír un suave ronroneo que venía del pecho del alienígena, pero desapareció antes de que pudiera asegurarse

"¿Puedes explicar la naturaleza de tus relaciones sexuales con estos dos hombres?"

Jaejoong se quedó boquiabierto. ¿Qué si podía qué?

"Jaejoong," el medico levantó la mirada de su caja para encararle otra vez, "Necesito saber qué clase de relaciones sexuales has tenido. ¿Penetración? ¿Sexo oral? ¿Estimulación manual?"
Jaejoong giro la cabeza y la apretó contra el pecho del alienígena que lo sujetaba. Se iba a morir de la vergüenza, lo sabía. Nunca había hablado de estas cosas con nadie, ni siquiera con los dos tipos con los que se había acostado.

"Contéstale, mascota," le ordenó Yunho.

¡Ni loco! Jaejoong sacudió la cabeza.

"Doc?" oyó a Yunho decir. "¿Nos da un momento, por favor? Necesito convencer a mi mascota de los méritos de la obediencia."

"Sin problemas, Yunho."

Unos segundos más tarde, Jaejoong oyó la puerta cerrarse. Empezó a levantar la cabeza, pero exclamó al sentirse levantado y volteado, su cuerpo sujeto contra la cama por el pesado brazo del hombre.

"Sé que no lo entiendes, mascota, y te pido disculpas por ello," dijo Yunho. "Sin embargo, creo que es necesario que dejemos las cosas claras desde el principio.
Tienes que entender que mis órdenes se acatan siempre, te gusten o no."

Jaejoong se intentó apartar de Yunho, pero el peso y la fuerza del hombre lo tenían inmovilizado. Oyó algo rasgarse justo antes de que el aire frío acariciase su trasero.
Jaejoong se estremeció. Forcejeó. Se agitó. Empujó contra la mano que lo tenía sujeto. No le sirvió de nada. Nada de lo que hacía funcionaba. Yunho podía con él. Jaejoong gritó
cuando la manaza del hombre aterrizó en sus nalgas desnudas.

"¡Para!" gritó Jaejoong. "¡Eso duele, mierda!"

"Me obedecerás, mascota," Yunho azotó a Jaejoong otra vez, y otra, y otra.

Jaejoong perdió la cuenta de cuantas veces le pegó Yunho. El dolor en su trasero era tan intenso, tan ardiente, que creyó que nunca se sentaría de nuevo. Para cuando Yunho lo levantó de nuevo, la mirada enfurecida de Jaejoong estaba oculta por las lágrimas silenciosas que caían.

Yunho sujetó a Jaejoong cuidadosamente entre sus brazos, teniendo cuidado de que no apoyara el peso en su dolorido trasero. Levantó la cara de Jaejoong hacia el suyo,
mirándole. Jaejoong le miró iracundo. "¿Me obedecerás ahora?"

Jaejoong apretó los labios, enfadado.

"No te oigo, mascota."

"¡Qué te den!" Jaejoong le contestó secamente.

No podía creer que le habían dado una azotaina. No le habían azotado desde que era un niño. "No es asunto tuyo con quien me acuesto o me dejo de acostar."

"Ahora eres de mi propiedad," Yunho gruñó. "Todo lo que hagas es asunto mío."

Jaejoong empujó a Yunho y se bajó de la cama antes de que le pudiera detener, sorprendiéndole. Camino hacia atrás, sin apartar los ojos del alienígena. Señaló a su propio
pecho con su dedo.

"Me pertenezco a mí mismo y a nadie más. Me importa un bledo lo que digan tus reglas. No tienes derecho a mantenerme aquí." El corazón de Jaejoong se aceleró cuando
vio la cara de Yunho mientras el hombre avanzaba hacia él. Esta vez la había jodido en grande.

"Te compré con todas las de la ley, mascota" rugió Yunho. "Me pertene--"

"¡No soy tu puta mascota!" Se golpeó el pecho.

"Tengo un nombre. Jaejoong, Kim Jaejoong." Yunho le lanzó una mirada fulminante. Aunque

Jaejoong no lo creyera posible, su expresión se endureció aún más. "¡Me obedecerás!"

"¡Ni muerto!"

Yunho avanzó un poco más y Jaejoong empezó a buscar algo con lo que defenderse. No quería hacerle daño al tipo, pero no podía permitir que le dañaran a él tampoco.
A Jaejoong le sorprendió tanto el repentino movimiento de Yunho, que apenas tuvo tiempo para parpadear antes de encontrarse capturado, el hombretón inmovilizándole contra la pared con todo su cuerpo. Sentir la respiración de Yunho contra su cuello hizo que Jaejoong se estremeciera.
"Te dije lo que te pasaría se me desobedecías, mascota," Yunho apretó los dientes. "Serás castigado por tu rebeldía."

Jaejoong frunció el ceño. Estaba bastante seguro de que ya lo habían castigado. ¿Qué se pensaba Yunho que eran los azotes? ¿Unos golpecitos amorosos?

"Es bastante obvio que los azotes no funcionaron, así que tendré que probar otra cosa," Yunho pensó en voz alta.

Jaejoong se estremeció cuando sintió al hombre oler su cuello.

"¿Quieres saber qué es lo que te voy a hacer?"

Jaejoong quería pero no quería admitirlo a Yunho. Aunque empezó a hacerse una idea de cómo Yunho lo iba a castigar cuando sintió como sus manos recorrieron su cuerpo hasta envolver su polla que se estaba endureciendo, acariciándola hasta que obtuvo una erección. Yunho lo iba a torturar.

Jaejoong gimió cuando el pulgar del hombre apretó contra la pequeña hendidura en el glande. No podía evitar empujar sus caderas hacia adelante, presionando su polla a través del puño de Yunho. Exclamó cuando de repente se vio levantado en brazos y llevado hasta la camilla. Sus ojos se abrieron de par en par y se olvidó por completo de su polla cuando Yunho agarró sus manos por encima de su cabeza y atadas a la cama. Sus pies fueron lo siguiente en ser inmovilizados.

Yunho se colocó a los pies de la cama. Jaejoong forcejeó contra las correas que le sujetaban No le gustaba que lo inmovilizaran, le hacía sentirse demasiado indefenso. En ese momento Yunho separó los estribos que sujetaban las piernas de Jaejoong y se colocó entre ellas. La respiración de Jaejoong se entrecortó cuando se dio cuenta de las ventajas de esta posición. El bulto en los pantalones de Yunho apretaba contra el escroto de Jaejoong. La polla de Jaejoong rebotaba entre los dos cuerpos, pidiendo atención.

A Jaejoong no le gustaba el brillo en los ojos de Yunho. Sabía incluso antes de que Yunho agarrase su polla que había perdido esta batalla. Yunho lo iba a torturar y Jaejoong le
daría lo que quisiera. Podría hablar ahora y detener la tortura, pero le gustaba demasiado la sensación de la mano del hombre rodeando su erección. Además quería saber que
consideraba tortura este alienígena. Al menos, pensaba que quería. Cuando Yunho
empezó a acariciarle, Jaejoong se preguntó si era verdad.
También se preguntó si iba a sobrevivir a lo que Yunho le iba a hacer. El alienígena parecía saber exactamente la fuerza con la que agarrar la polla de Jaejoong, cuán rápido acariciarle.
Yunho tuvo a Jaejoong incoherente y balbuceando en menos de un minuto, lo cual no auguraba nada bueno para la futura resistencia de Jaejoong contra el hombre. El placer le
cortocircuitó el cerebro, fuego recorría sus venas. Cuando un dedo lubricado se insinuó entre las nalgas de Jaejoong y le penetró, Jaejoong no lo soportó más. Haría todo lo que Yunho quisiera si el hombre prometía no parar.

"¡Por favor!" Jaejoong suplicó, empujando sus caderas hacia arriba, y luego hacia abajo para empalarse en el dedo.

"No pares, por favor no pares."

Jaejoong agarró el colchón por encima de su cabeza cuando sintió un segundo dedo insertarse. Con lo grande que era Yunho, dos dedos eran lo más grande que Jaejoong
había tenido dentro de él. Casi le asustaba averiguar como de grande era la polla del alienígena.

"¿Quieres correrte?"

"¡Sí!" Jaejoong podía sentirse cerca de explotar, justo al borde de su orgasmo. Su respiración quemaba su garganta. Sus caderas bombeaban frenéticamente entre la mano que agarraba su polla y los dedos dentro de él. Cuando los dedos de Yunho se curvaron, Jaejoong sabía que estaba perdido. Su cuerpo se tensó. Gimió y empezó a caer solo para gritar cuando los dedos dentro de él se retirasen y la mano en su polla agarró la base y apretó, evitando su orgasmo.
"¡No!" Jaejoong protestó con un aullido. "Por favor."

"¿Quieres correrte, mascota?" Yunho preguntó otra vez.

"¡Sí!"

"¿Te vas a portar bien?"

"¡Sí!"

"¿Vas a contestar a las preguntas del médico honestamente y sin rodeos?"

"¡Sí!"

De repente Yunho se inclinó sobre Jaejoong, sus ojos almendrados mirándole fijamente. "Quiero que recuerdes este momento, Jaejoong, que no se borre de tu cerebro, recuerda quien manda aquí, porque no eres tú, mi preciosa mascota."

Jaejoong asintió, ansiando que Yunho se moviera, de que le dejara correrse. Habría dicho lo que fuera en ese momento.

"Dilo, mascota," exigió Yunho. Movió su mano arriba y abajo sobre la polla de Jae. "Quiero oír las palabras para que no haya malentendidos. ¿Quién manda aquí?"

"¡Tú!"

"Muy bien, mascota," respondió Yunho.

"¿Recuerdas que te dije que si me obedecías serías recompensado?"
Jae asintió efusivamente. Cerró los ojos y gritó cuando los dedos de Yunho le penetraron profundamente de nuevo. Premio y castigo se confundieron en su cabeza de
tal manera que Jaejoong no sabía cuál le estaban dando. Solo sabía que si quería que el exquisito placer continuase, tenía que hacer todo lo que Yunho quisiese.

"¿Vas a obedecerme ahora, mascota?" preguntó Yunho.

"Sí," gimió Jae.

"Entonces puedes correrte."

Ambas manos empezaron a moverse. El placer recorrió todo el cuerpo de Jaejoong, sobrecargando sus sentidos hasta que no podía sentir nada excepto el toque de las manos del hombretón sobre su cuerpo. Jaejoong estaba tan cerca que solo hicieron falta unas
pocas caricias de la mano de Yunho para que su mundo explotara, perlas blancas de semilla escapando sobre su estómago y los dedos de Yunho. Jae gritó, su cuerpo entero temblando de la intensidad de su orgasmo. Su cuerpo perdió la tensión y se relajó sobre la camilla,
jadeando. Jaejoong giro la cabeza hacia el hombre que acababa de poner su mundo patas arriba justo a tiempo para ver como Yunho se limpiaba la mano con la lengua. Tembló
de deseo a pesar de que acababa de correrse.

"Mierda, eso es sexy," murmuró Jaejoong.
Ojos castaños se levantaron hasta encontrarse con los suyos. Jae se sonrojó. Tenía que parecer terriblemente lascivo. Sus brazos estaban sujetos por encima de su cabeza. Sus piernas estaban sujetas y separadas. Y para más colmo tenía semen cubriéndole su estómago desnudo.

"Er . . . podría--" Jae tiró de sus manos atadas. "¿Podría vestirme?"

Yunho sacudió la cabeza. Desató las piernas de Jaejoong y luego rodeó la cama para hacer lo mismo con sus manos. Agarró a Jaejoong y le ayudó a sentarse antes de pasarle un trapo con el que limpiarse. "Doc va a querer examinarte, mascota. Puedes taparte con esto mientras tanto."

Jaejoong agradeció la sábana blanca que Yunho le ofreció. Lo agarró y envolvió su cuerpo en ella, metiendo las esquinas bajo sus brazos. Sus manos todavía temblaban,
y lo mismo sus piernas, pero Jae no recordaba haberse sentido así de relajado jamás.

"Ahora, el medico va a volver y espero que contestes todas sus preguntas sin titubeos ni rodeos," Yunho dijo tras un momento. "¿Entendido?"

"Sí," murmuró Jaejoong resentido.

"Buen chico."

Jaejoong entornó los ojos mientras miraba a Yunho caminar hacia la puerta desde detrás de su flequillo. Se sentía más confuso de lo que jamás se había sentido en su vida. Su futuro se le había hecho claro de manera innegable. Era un esclavo . No tenía derechos, ni control sobre su propia vida, salvo por lo que su amo le concediese. Y ese amo era un alienígena de piel morena y de más de dos metros de alto que ofrecía placer como forma de castigo.

Jaejoong se revolvió un poco cuando el escozor de su trasero que volvió un dolor sordo. Iba a amoratarse. Siempre le pasaba. Su madre era muy blanca y Jaejoong había heredado su piel pálida. Si no visitaba las cabinas para broncearse parecería un albino. Su piel clara le hacía amoratarse fácilmente y siempre parecían peor de lo que realmente eran.

La puerta se abrió y el medico volvió a entrar. Jaejoong le miró cruzar la sala con Yunho, hasta que éste se puso detrás de Jaejoong. Doc agarró su computador otra vez y empezó con las preguntas de nuevo. Jaejoong se aseguró de que contestaba a cada pregunta
con toda la rapidez y sinceridad que podía. No tenía ni idea de si tenían alguna manera de saber si decía la verdad o no, pero no se iba a arriesgar. Le hubiese encantado disfrutar de
lo que Yunho consideraba castigo, pero temía averiguar qué haría el hombretón si se enfadaba de verdad.
Mantuvo sus manos apretados en la sábana para evitar protestar ante las preguntas. Ni siquiera protestó cuando el médico le hizo soltar la sábana para examinarle dentro y fuera. Simplemente cerró los ojos e imaginó que estaba en otro lugar. Se moría de la vergüenza.

"Vale, creo que eso es todo lo que necesito," dijo Doc mientras Jaejoong se sentaba. "Necesita descansar. Yo diría que veinticuatro horas de sueño ininterrumpido serían
suficiente." El médico miró a Yunho. "¿Te gustaría que le diese algo para ayudarle a dormir?"

"No, creo que me hago una idea de cómo conseguir que descanse," Yunho sonrió.

"Muy bien," dijo el médico.

"Ven, mascota."

Jaejoong se bajó con cuidado de la camilla y se acercó a Yunho. Bajó las manos para cubrir sus genitales. Yunho había destrozado lo que llevaba puesto antes y no sabía dónde estaba su ropa.

"¿Cuándo quieres marcarle?" preguntó el medico casualmente mientras limpiaba la habitación

¿Marcarle?

"Antes del próximo atraque, pero todavía no he decidido lo que quiero," contestó Yunho. "Ya te diré."

Jaejoong quería preguntar sobre qué estaban hablando, pero estaba demasiado asustado para abrir la boca. Su estómago estaba revuelto debido a la ansiedad y frustración. La vida en la Tierra no había sido un jardín de rosas, pero jamás se había sentido tan inseguro. No sabía lo que el alienígena quería de él. Se hacía una idea considerando todos los tocamientos que había recibido, pero aparte de eso… nada. En la casa de subastas, Jaejoong se había sentido intrigado sobre el hombre al que ahora pertenecía. Parecía mucha mejor elección que subir al podio de subastas. Ahora se preguntaba si había hecho bien. ¿En qué lío se había metido?

Estaba en un mundo alienígena, un lugar que se escapaba a su comprensión. El miedo heló su sangre cuando se dio cuenta de que su propia vida pendía de obedecer a alguien que ya había demostrado que podía conseguir el consentimiento de Jaejoong a lo que fuera con
solo el toque de sus manos. El infierno existía de veras, y esto es lo que era.

20 comentarios:

  1. pobre de jae esta de esclavo y yunho ya dominado con dolor y placer ¡¡ gracias por el capitulo

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  2. pobre jae se me imagina a un cachorro cuando lo llevan a el veterinario como jae be a el doctor min
    y todavía lo quiere torturar con golpes si que yunho se toma en serio eso de que jae es su mascota pero creo que le gustaran mas los premios al menos son mas placenteros
    Gracias por compartirlo espero el siguiente

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  3. qué castigo más sexy tuvo Jae, y se queja por eso?? si es eso ,yo quiero portarme mal y que Yunho me castigue así. jajaj.
    este Yunho dominante me encanta. y Jae tan confundido.
    estos dos se enamorarán como locos .
    me encanta la historia.
    gracias por actualizar tan pronto. no lo esperaba <3

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  4. Hahahaha Quien manda aqui pregunta Yunho.... Tu dice Jae para tener el permio hahah Xd que listo <3

    Gracias por actualizar bien prontito <3

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  5. Yo quisiera ser castigada asi xD como marcara Yunho a Jae xD Gracias x actualizarlo :)

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  6. Jae esta tan confundido que ya no sabe si lo castigan o le premian xD Solo sabe que quiere que Yunho le de placer... De eso esta seguro xD
    *se va a leer el siguiente*

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  7. Hola~ :) el castigo de Yunho... Yo imaginandome cualquier cosa, y Yunnie dandole de azotes y más a Jaejoong jajajjaja gracias por el capítulo. Hasta el proximo, saludos ^-^

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  8. OK, eso es su castigo... jo jo jo!!! Que lo castigue siempre, si señor


    Gracias

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  9. con esos castigos dudo mucho q Jj se porte bien!! y bue mientras no lo cabree en serio creó que lo puede disfrutar xD
    gracias x compartir !!

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  10. jajajajajajajaja
    Jaejoong, no seas quejica que bien te ha gustado lo que te han hecho de castigo y recompensa XD
    Dios!
    En verdad me he imaginado una cosa enorme de casi dos metros y al chibi Jaejoong con sus 1.50 por ahi!
    JAJAJAJAJAJAJA
    dios.... un gigante con un minion XD

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    1. Yunho mide 2 metros 30 cms (en un cap mas adelante lo dice) Jae es normal con su 1.80

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  11. Pobre Jae se muere de vergüenza de decir como ha tenido sexo, jajaja
    pero bien que se deja de Yunho y pide mas, cual pena?
    Gracias

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  12. Jajaja que poder de convencimiento Yunho :3

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  13. Wow! Por fin leo y por fin comento!! me quedé con los ojos más grandes y redondos que los de Jae!! Ahora si que puedo decir que es castigo divino!! XDDD ps así por la buenas como no verdad Jae :p

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  14. YH y su poder de convencimiento jajjjajjajjajajaa xD!!! Se pone muy interesante ^=^

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  15. Parece que los castigos de Yunho no le disgustan tanto a Jae... se va a volver un masoquista jajaja XD

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  16. Jajajaja..creo que a jae terminaran gustandole esos del castigo, es capaz de portarse peor con tal de que le den duro contra el muroooo...jajajajajaja... 😜 ok. No

    Me encanta es te fic...gracias por compartirlo.

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  17. Que manera mas fácil para que hable era castigo *w* jejeje parecía mas premio cierto Jaejoong y el pobre todo asustado hay Yunho tambien debiste ser mas amable esas nalgas malo

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  18. Pues asi castigo, castigo , como que no, digo nadie disfruta un castigo xD
    Y las cosas apenas comienzan
    Que situaciones se pueden crear entre estis dos
    No creo que yunho sea tan duro todo el tiempo.
    Aseguir leyendo n.n

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