Juegos De Caballeros ~ Capítulo 12

Capítulo 12

Dentro de la casa, Jaejoong cerró la puerta y se recostó contra ella, inseguro de que sus piernas pudieran sostenerlo por mucho tiempo.

Había cambiado mucho desde que había dejado su casa ayer al mediodía.

La luz roja intermitente en el contestador llamo su atención, y tomó una respiración fuerte y dolorosa. Ese tenía que ser Minho. Cruzó y se sentó en el piso al lado de la mesa del pasillo y presionó el botón con la cabeza entre sus manos.

—“Hola Jae… —Sólo el sonido de su voz trajo un fuerte dolor en su pecho—. Soy yo… ¿dónde estás, nene? Realmente quiero escuchar tu voz esta noche, ha sido un día muy largo… te extraño… todo está bastante mal aquí… la misma mierda de siempre.

Rain está siendo un imbécil como de costumbre con demandas irrazonables y arruinando las negociaciones… en fin… —Suspiró audiblemente bajo la línea, y Jaejoong apretó fuerte los ojos—. Deseo que estés aquí. O yo estar allá. Cualquiera que sea… te amo, nene. Nos vemos pronto, ¿sí?”

El mensaje terminó, y Jaejoong tragó aire mientras las lágrimas corrían por su rostro. Se acercó y presionó rebobinar, escuchando más los suspiros silenciosos de Minho que sus palabras. Sonaba desolado.

¿Dónde había estado él cuando su marido necesitaba escuchar su voz?

Registró la hora de la grabación en la máquina. Las ocho en punto. Nuevas lágrimas calientes de vergüenza corrían por sus mejillas. No podía soportar pensar en Minho de pie en algún lugar, solo, esperando que contestara, cuando todo el tiempo estuvo en el Club INFERNO dejando que Yunho lo follara con su gran vibrador plateado. Quería arañar sus propios ojos con vergüenza mientras se dirigió arriba, deshaciéndose de la ropa a su paso y tirándola en una bola. Excepto por los bóxers, que seguían en el bolsillo de Yunho.

Tragó duro, enfermo con repugnancia de sí mismo mientras salió de la ducha de vapor. Por más de diez minutos, se quedó inmóvil, con la cara viendo hacia el grifo de la ducha. Con la esperanza de que pudiera lavar su pena junto con la capa de sudor que todavía quedaba en su piel desde el club.

Él era asqueroso. Apretó media botella de gel de baño en sus manos y se restregó a sí mismo, apretando los dientes contra la sensación de sus manos en su cuerpo Incluso tocándose, inocentemente en la ducha trajo recuerdos incómodos de las manos de Yunho sobre él.

—¡No. No. No! —El sonido que salió del pecho de Jaejoong, fue un grito animal de frustración mientras golpeaba sus puños contra la pared de azulejos. Se negó a dejar que el recuerdo dictase que se había sentido bien. Debió haber sido horrible porque no era Minho.

Las lágrimas se mezclaron con el agua de la ducha cayendo en su cara mientras se enjabonaba duramente el cuerpo. Se sentía sucio e inmundo y se había burlado de sus votos matrimoniales. ¿Y para qué?

¿Para un manoseo con un extraño en un club de sexo? ¿En qué tipo de persona se había convertido? ¿Cómo logró Yunho así sin esfuerzo reducirlo a su esencia sexual, revelar a un ser dentro que él que aún no había reconocido?

Un hombre con torceduras y perversiones, un hombre sin inhibición sexual o respeto por la santidad del matrimonio.

Pero luego, ¿Qué ser no se habría desmoronado tan fácilmente, ante la fuerza del vikingo de Jung Yunho y su cruzada por la liberación sexual de los esposos insatisfechos?

¿Los hilos de la relación de cualquiera no se habrían descosido por los ágiles dedos de un hermoso hombre carismático?

¿Todos los hombres (y mujeres) no habrían descubierto su lado oscuro, carnal cuando se enfrentaban con Yunho? ¿O era sólo un peso emocional?

Agobiado por la culpa, Jaejoong se deslizó por la pared y dejó que el agua cayera sobre su cabeza inclinada. Era inútil. Ninguna cantidad de agua podía limpiar el auto-desprecio de su piel y de sí mismo.

Incluso no importaba en ese momento que Minho pudiera estar follando a otra persona, porque la horrible verdad es que nada hubiera cambiado. Desde el momento en que él había besado ese sobre y enviado su solicitud de empleo, Jaejoong había puesto el sello sobre su romance con Jung Yunho.

Se durmió poco después de que su cabeza tocara la almohada, agotado físicamente por Yunho y mentalmente por la culpa. Había esperado dar vueltas en la cama, así que se sorprendió al encontrarse parpadeando contra los delgados dedos de la luz de la mañana mientras se movían entre las cortinas cerradas.

La alarma del reloj junto a la cama le informó que era un poco después de las nueve. Podía levantarse, pero sus huesos y su corazón se sentían demasiados pesados. Quería cerrar los ojos y quedarse en la cama, en su propia cama, hasta sentirse como él mismo otra vez.

¿Cuánto tardaría? ¿Un par de días? ¿Un par de semanas? ¿Toda una vida?

Jaejoong se volvió a su lado y tiró de la colcha encima de su hombro, rodando sobre sí mismo en un capullo contra el mundo exterior.

No podría ser capaz de pasar por siempre en la cama, pero podía muy bien dedicar esta mañana a estar allí, y esta tarde también si le daba la gana, porque no tenía ninguna intención de ir a ninguna parte cerca de Jung Corp.

¿Lo había sustituido Siwon en su viejo trabajo? La idea de volver, gorra en mano con él, hizo que Jaejoong se acurrucara aún más profundo en la manta con la miseria, pero al menos sería un paso para colocar su vida de vuelta al borde del desastre. Cerró los ojos y se obligó a respirar profundamente. Inhalar, exhalar. Inhalar, exhalar. El sueño se deslizó a través de sus huesos, y Jaejoong se relajó con gratitud en él.

Inhalar, exhalar. Inhalar, exhalar.

Y fue entonces cuando sonó el teléfono.

*******

Jaejoong se sentó en el escalón inferior y presionó rebobinar en la máquina contestadora por tercera vez. La voz teñida de pánico de la secretaria de Minho otra vez rompió el silencio.

—Hola Minho, es JiMin... Siento molestarte cuando estás de vacaciones, Rain está teniendo una de sus emergencias. —El dramático suspiro de JiMin decía mucho—.

¿Tienes alguna idea de dónde está el informe Kang? Por favor, di que sí. No lo encuentro en ningún lugar y lo necesita para una reunión en diez minutos. Sabes cómo se pone. Llámame si puedes. He intentado con tu celular pero está apagado así que esperaba que pudieras estar en casa. Lo siento otra vez.

La línea hizo clic cuando JiMin colgó, y Jaejoong se desplomó contra la pared. 

Minho no se encontraba de vacaciones. ¿Por qué estaría de vacaciones? 

Tenía que estar en Milán por negociaciones. Con Rain. Pero JiMin sabría eso, ¿no es así? No podía haber ningún error. No había ninguna posibilidad imaginable de un malentendido.

Jaejoong frunció el ceño y rebobinó los mensajes de unos días atrás para escuchar a Minho. Dejó caer la cabeza entre las manos mientras su voz se derramaba por el pasillo vacío. Minho. Su Minho. El Minho de otra persona.

Hablaba de Rain como si estuviera con él, pero ahora lo sabía mejor. No podía justificar esto, la conclusión era obvia. En realidad, se había ido de vacaciones con su amante. 

El shock robó el aire de los pulmones de Jaejoong.

Podría haber perdido su reclamo a la tierra de la alta moral al momento en que había dejado que Yunho lo tocara, pero esta cosa de Minho… era diferente. 

 

Si estaban de vacaciones, si mentía en el trabajo... era una relación propia. 

Jesús, ¿la amaba, quienquiera que ella fuese?

Ardientes lágrimas cayeron por las mejillas de Jaejoong ante la idea de Minho diciendo esas palabras preciosas, sagradas a alguien más.

Él siempre había sido su ancla, pero demasiados meses de enterrar la cabeza en la arena sobre las sospechas de su infidelidad habían cortado sin rumbo hasta que había flotado demasiado lejos de él como para alcanzar su mano. A la deriva sin rumbo, se había encontrado en su lugar, con la mano de un gran atractivo vikingo con lujuria viajando por sus venas.

Un pesado manto de tristeza se colocó alrededor de sus hombros. Su matrimonio estaba roto. Imágenes de Minho y de una mujer sin rostro se desplazaban a través de su mente. Una morena en un restaurante. Una rubia en una playa. Una pelirroja en su cama.

¿Quién era ella? ¿Quién era la mujer que Minho había decidido, valía más que sus votos matrimoniales? La tristeza se deslizó hacia un lado en una pared sólida de ira. Rabia caliente hirviendo, cuajándose en su estómago como una rancia infección.

¿Cómo se atreve? ¿Cómo mierda se atreve Minho a pisotear su amor, por todas estas semanas y meses, incluso años, por todo lo que Jaejoong conocía? Su propia culpa se derritió bajo el calor de su ira. Esto era su culpa.

Esto. Era. Su. Culpa.

Los ojos de Jaejoong se movieron rápidamente hacia el reloj. Mediodía.

Con una determinación que no sabía que poseía, apagó su celular y se dirigió arriba para cambiarse. No tenía intención de llegar tarde al trabajo.