La Caricia De Las Alas (Adaptación) ~ Capítulo Diez

Capítulo 10

Yunho miró su reloj por enésima vez, mientras se paseaba por la acera en frente del Bar Elefante. Aún no eran las siete y ya había estado esperando casi media hora.

Dios, que estaba nervioso. Y ansioso.

Jaejoong había estado tan asustado. Tenía miedo de que él no se presentara.

Entonces tendría que seguir su rastro de alguna manera...

—Yunho.

Se dio la vuelta al sonido de su voz y se quedó mirando mientras él se acercaba,

fascinado por su perfección. Nunca había visto un chico tan impresionante.

Era menudo y delicado en apariencia, su rostro enmarcado por un picante corte moderno

que se adaptaba a sus características perfectamente.

Era exuberante y curvilíneo en todos los lugares correctos y sin embargo era una cosa pequeña. La parte superior de su cabeza apenas llegaba a sus hombros.

—Jaejoong.

La voz de Yunho era profunda y áspera, su bombeo de sangre rápido y caliente.

Le llamó la atención, con ese sentimiento de rectitud de nuevo, la profunda certeza férrea de que estaba donde se suponía que debía estar, con la persona que tenía que estar con él.

LO SABRÁS, su hermana Ji Hye le había dicho hace mucho tiempo. CUANDO

ENCUENTRES A LA PERSONA INDICADA, LO SABRÁS.

—¿Has estado esperando mucho tiempo?

Preguntó Jaejoong, sus palabras atadas con una hermosa resonancia que vibraba a través de él.

—Veintiocho años. —Un par de semanas más o menos.

Él lo cogió en sus brazos como si se hubieran conocido durante meses en lugar de

momentos.

—¿Por qué tardaste tanto?

Se llevó sus manos a sus hombros, sus ojos increíblemente oscuros brillaban en la luz de la farola, detrás de él.

—¿Qué voy a hacer contigo? —Preguntó Jaejoong en voz baja.

—Tengo una lista.

Eso lo hizo reír y su aliento se atrapo en la belleza del sonido. Jaejoong le rozó el cabello de su frente, su mirada se deslizo sobre su rostro en una cálida caricia.

—Me gustaría poder conservarte.

—Me temo que tendrás.

—Que no serás capaz de deshacerte de mí.

El ajustó su agarre, alineándolo con el cuerpo más pequeño y maravillado por su forma.

Tan pequeño y preciso como era, sus curvas se mezclaron con las suyas, como si fueran dos mitades de un todo. No era el tipo de persona que piensa en términos, usuales.

Las citas eran muy divertidas.

Algunos chicos eran muy divertidos.

Le encantaba en su conjunto y algunos miembros del mismo con febril

entusiasmo, pero nunca había sido sorprendido como ahora.

—¿Hay alguien en tu vida? —Preguntó—. ¿Un novio, un amante, un ser querido?

Sacudiendo la cabeza, dijo:

—Te lo dije, las relaciones románticas no son posibles para mí.

—Lo entiendo. Estás hablando de una fobia al compromiso. Te he dicho que cada cosa a

su tiempo. Vamos a tomarlo con calma por un rato, ¿de acuerdo?

Yunho quería añadir la palabra “exclusivos” en alguna parte, pero tenía miedo de asustarlo con esto. Sin embargo, no podía soportar compartirlo. No cuando él sabía que Jaejoong era suyo. Lo sabía absolutamente.

—Vamos a entrar y sentarnos. Podemos hablar durante la cena y las bebidas . 

 —Su mirada bajó a su boca y su pene se movió sin pudor.

—No te ofendes si no como, ¿verdad?

—¿No tienes hambre? —Jaejoong sacudió la cabeza.

—Lo siento.

—No importa. Mira, yo no quiero asustarte, pero… —Vaciló, sabiendo que podía

realmente joderlo con esto.

—¿Pero? —Jaejoong le insistió, con su mirada de nuevo.

—Tomé una habitación en un hotel cercano. No porque yo pensara llevarte esta noche, —le aseguró a toda prisa. El hecho era que había planeado tener la próxima cita en el desayuno.

—¿En serio? —Preguntó secamente, con un brillo en sus ojos.

—De cualquier manera, eres muy optimista.

—Más bien, como que soy incapaz de aceptar el fracaso. No acerca de esto. Así que, ¿Quieres tomar una botella de vino allí? Me dieron una suite, así que la cama está en una habitación diferente. Nosotros sólo podemos sentarnos en la sala de estar y hablar.

Le llevó un rato largo para contestar, en el que podía ver su visible lucha con la idea.

—O podemos ir al restaurante, —Yunho ofreció—. Estoy bien con lo que tú estés más cómodo.

—No. Vamos a ir a tu hotel. — dijo Jaejoong exhalando de prisa.

—Yo no tengo mucho tiempo, así que sería bueno estar tranquilos. —Su alusión a

finalizar la noche al ir con él, lo puso ansioso de nuevo.

—Está bien. Vamos.

Jaejoong se sentó en el pequeño sofá en la habitación del hotel de Yunho y tomó nota del equipaje de mano de lona que había estado llevando con anterioridad.

—Se suponía que viajarías hoy.

Lanzó su chaqueta de ante negro sobre el respaldo de un sillón y se sentó en el sofá junto a él.

—Sí. Soy parte de un programa de becas de las Empresas Park, que está patrocinando

en la Universidad de Carolina del Norte. Soy un EMT con un fondo médico del Ejército, así

que voy a asistir a la escuela de medicina.

—Eso es maravilloso.

—Sí. Esta mañana pensé que mi vida no podía ser mejor. Obviamente, yo estaba

equivocado en eso. —Él le tomó la mano, uniendo sus dedos con los suyos.

—¿Qué es lo que haces?

—Yo estudio las enfermedades infecciosas. —Yunho sonrió.

—Los dos estamos en el campo de la salud, entonces. Podía ver que pensaba que era otra

señal de que estaban destinados a estar juntos.

—Yo trabajo en un laboratorio subterráneo.

—Pueden pasar semanas sin que vea a alguien más que a mis colegas. Hoy fue la

primera vez en mucho tiempo en que yo había visto el sol. 

 —Su sonrisa se desvaneció.

—¿Estás trabajando para el gobierno?

—No del todo. Jaejoong miró hacia abajo a sus manos unidas.

—Pero la enfermedad en la que estoy centrada actualmente, en sí tiene algunas

aplicaciones militares.

—¿Estás tratando de salvar vidas o acabar con ellas?

—Estoy buscando una cura. Su aliento se alejó en un apuro.

—Eso es bueno. No pude ver que sea a la inversa. No es contra ti . —Jaejoong le apretó la

mano, amando su tendencia a sanar gente.

—Tal vez tú, ahora veas por qué no es posible para nosotros, tener otra cita.

Tienes que ir a Carolina del Norte tan pronto como sea posible. No debías haber perdido tu vuelo de hoy.

—Espera.

Se levantó y se dirigió a su bolsa de lona y luego regresó con el sobre de las fotos que había dejado para él en la recepción. Se sentó y saco las imágenes fuera, sobre el cojín del sofá entre ellos.

—Esta es la familia de mi hermana. La única familia que me queda. Este es mi nuevo sobrino. Fue nombrado como yo, pero nunca llegaremos a vernos en persona.

—Jaejoong le miró a la cara, tratando de medir sus sentimientos al respecto.

—¿Ah, sí?

—Al parecer hubo un poco de una metedura de pata y los militares informaron que me mataron en acción.

Pagaron cuatrocientos mil dólares en dinero del seguro de vida, que mi hermana usa para crear un fondo de universidad para sus hijos y mudarse a una casa más grande.

Empresas Park tiene algunos contratos con el gobierno y los contactos y trabajó algo para que mi hermana se quede con el dinero si me quedo muerto.

No estoy seguro de la forma en que todo salió bien, pero sé que mi hermana realmente necesitaba el dinero y no puedo pagarlo, así que lo mejor para todos nosotros y para mí, es hacerles creer que me he ido. Nunca voy a ser capaz de llamarlos o enviarles regalos, o pasar por allí.

Jaejoong puso su mano sobre la suya y dio un abrazo reconfortante. 

 

—Lo siento, Yunho.

Jaejoong sabía que Yoochun le ha fortalecido una historia de ficción de fondo, con sugerencias mentales que facilitaron el enfoque de Yunho, sobre la logística y posibles soluciones.

—Te estoy diciendo esto, —continuó—, porque quiero que sepas que entiendo cómo

funcionan las cosas. Conozco las dificultades que algunos de estos acuerdos de gobierno pueden causar.

Pero no creo que eso signifique que tienes que tirar a la basura, cualquier oportunidad que tengamos y ver a dónde podamos ir.

Su tenacidad lo conmovió. Esa cualidad le había ayudado a sobrevivir en el hoyo, en el que había vivido durante un año. También era probable que causara problemas entre ellos, si le quedara algún recuerdo de él en absoluto.

Lo mejor que podía hacer era eliminarlo en él de nuevo, entonces lo dejaría dormir en el sofá con un boleto de avión desde California a Carolina del Norte en la mesa de café.

El peso de la firmeza, la convicción y la resignación se apoderaron de Jaejoong. 

 

Él sabía que Yunho estaba bien, que seguiría estando bien. Sabía, por haberlo visto en el atrio de la torre Park que iba a ser contenido, e incluso feliz.

Eso era suficiente para él. Podía vivir con eso y estar satisfecho con eso. Tenía que hacerlo.

Con calma, tomó las fotos de sus manos y las puso en el sobre y luego las dejo a un lado en la mesa de café. Yunho lo miró, sus ojos se calentaron, cuando él juzgo su estado de ánimo.

Era como si Yunho pudiera ver dentro de él y sabía que su corazón empezaba a latir más rápido, que la excitación le aceleraba su sangre.

Jaejoong quería más de él antes de decir adiós por última vez. Quería sentir sus labios sobre los de él… las manos sobre su piel desnuda… el peso y el calor de él en su contra…

Por un momento.

Inclino la cabeza hacia arriba, Jaejoong le ofreció la boca. Se quedó mirando sus labios, su respiración rápida y sonora.

—Jaejoong…

Yunho se deslizó más cerca. Sus brazos lo rodearon lentamente y con cuidado, como si fuera a lastimarlo si se movía demasiado rápido.

—No voy a decir que no. No puedo. Pero esto no es por lo que te he traído aquí.

—Lo sé.

Jaejoong había visto sus intenciones en su mente cuando le tocó la mano. Él tenía miedo de llevar las cosas al nivel físico, miedo de no creer en su sinceridad, si lo hacía. Pero lo hizo creer en él. Y Jaejoong confiaba en él. Se preocupaba por él. Lo quería a él.

Sus manos entre cruzadas sobre la espalda, acercándolo más hasta que él fue presionado

a ras contra Yunho. Él gimió suavemente cuando sus pecho se aplastó contra su propio pecho duro y Jaejoong se estremeció, sorprendido por las sensaciones ardientes de placer que se propagan a través de sus venas.

—No tengas miedo, Yunho susurró, en su aliento, acariciando sus labios.

—No tengo. Y Jaejoong no estaba asustado. Ya no más. Estaba empezando a pensar que cualquier castigo que pudiera enfrentar valdría la pena por esto.

El valía la pena. Yunho valía la pena.

Cerró los ojos y se dejó llevar.