Juegos De Caballeros ~ Capítulo 23

Capítulo 23 +18

Jaejoong abrió los ojos cuando Yunho sacaba sus manos y su peso de él. ¡Regresa! Su cuerpo temblaba, justo al borde del orgasmo, desesperado por él.

Yunho se levantó. Desde su ventajosa perspectiva en el suelo, parecía extenderse por encima de Jae. Se recargó sobre los codos, y se estiró hacia su mano cuando Yunho  alzó la suya para levantarlo. Si quería hacer eso, no tenía ninguna objeción. Si le hubiera dicho que diera cinco vueltas desnudo alrededor del edificio, lo habría hecho; era totalmente su esclavo ahora. Pero claramente, eso no era lo que tenía en mente.

Así que en su lugar, Jaejoong envolvió el brazo alrededor de su cintura y frotó su miembro con la otra mano, la cabeza inclinada contra su pecho mientras él alcanzaba la bellota de plata. Yunho apoyó el brazo contra la repisa de la chimenea mientras Jae frotaba su miembro, sus manos aún resbaladizas con el aceite con el que lo había masajeado. Su corazón martilleaba rápidamente contra su oreja, y Jaejoong volvió el rostro hacia él, mordisqueando su pezón.

Los brazos de Yunho se envolvieron a su alrededor, y esta vez, cuando lo levantó del suelo, sus manos ahuecaron su trasero, y Jaejoong pudo sentir el frío metal de la base del tapón anal contra su piel. No había espacio para el miedo con el caliente deseo eclipsándolo.

Jae envolvió las piernas alrededor de su cintura y los brazos alrededor de su cuello, y Yunho lo acercó, besándolo. Jaejoong abrió la boca para su lengua, perdido en la intensidad de ser sostenido, de ser adorado. Yunho lo cargó a través de la habitación y lo sentó en una silla de madera junto a la ventana.

—Dime que tienes un condón en tu mano —susurró Jaejoong y frotó su cuerpo contra su duro pene—. Te quiero dentro de mí.

Yunho abrió la mano para enseñarle los productos que había recogido de la repisa de la chimenea. Un condón, un pequeño recipiente con lubricante, y el tapón anal de plata.

—Envuelve tus piernas alrededor de la silla. Quiero tocar tu hermoso trasero.

El deseo de Jaejoong se incrementó mientras obedecía su suave demanda, la madera de la silla fijándose duramente contra la parte trasera de sus rodillas.

Estaba extendido para él, y Yunho puso un poco de lubricante en sus dedos, poniendo las cosas en sus manos en el pequeño estante junto a él.

Sus ojos se cruzaron con los suyos. —Voy a tocarte en todas partes.

Las manos de Yunho se movieron a lo largo de su cuerpo. Se detuvieron en sus pezones, cepillando su estómago, y luego situándose en su extendido miembro, poniendo un brazo detrás de Jaejoong y el otro delante mientras lo ponía sobre sus muslos. Por unos largos segundos, estuvo perfectamente quieto y Jaejoong dejó de respirar. Ni siquiera podía conseguir hacer eso, por el peso de la anticipación.

Lo hizo esperar con sus ojos y su cuerpo, y luego todos sus dedos lo tocaron a la vez.

Fue un asalto sensorial. Los deslizó por todos lados, masajeando, escurridizos por el lubricante y los fluídos de Jaejoong. Jae enterró las uñas en sus hombros e inclinó la frente contra él, sus ojos en su pene mientras él metía dos dedos en su interior. Una de sus manos se deslizó por la grieta en su trasero, aplicando lubricante en la suave piel.

Yunho era más que bueno en esto. Le había arrancado el miedo de querer que empujase un dedo en su interior, de querer saber cuán bien iba a sentirse la bellota de plata. Se estiró hacia el estante y aplicó lubricante en sus propios dedos. Había estado actuando tan indiferente, tan controlado. Quería empujarlo un poco, darle algo a cambio del disturbio de emociones que había estado desatando en su interior.

Cuando cerró la mano alrededor de su firme miembro, Yunho se quedó sin aliento, y al mismo tiempo, empujó sus dedos profundamente en su trasero. Sus manos estaban en todas partes, llenándolo mientras Jae aplicaba lubricante a su ya resbaladiza vara. 

Jesús, la quería dentro suyo.

Yunho inclinó la cabeza hacia atrás por un segundo debido al placer, y las venas en su garganta relucieron con un brillo de sudor. Cristo. Era su perfecta Coca-Cola Light en versión hombre, y no pudo evitar inclinarse y lamer el hueco en la base de su cuello. Sintió, más que escuchar, el bajo ruido en su garganta, luego Yunho bajó la cabeza y lo besó, su lengua ardiente mientras se movía por su boca.

—Pásamelo, príncipe. —No tuvo la necesidad de preguntar para saber a qué se refería. Su dedo aún se deslizaba lentamente fuera y dentro de su trasero mientras alcazaba lo que quería—. Y el lubricante.

La bellota se sentía pesada en su mano, era del tamaño de una cereza y estaba fría. Arqueó las cejas hacia él, sin estar seguro de qué hacer a continuación y totalmente distraído por los gentiles dedos en su trasero.

—Pon lubricante en tus manos. —Ambos miraron hacia abajo mientras Jaejoong seguía sus instrucciones—. Desliza tus dedos alrededor de ella. —Yunho movió su mano entre sus cuerpos y cubrió sus resbaladizos dedos con ella—. Entíbiala.

El corazón de Jaejoong palpitaba duramente contra su esternón. La bellota de plata se deslizó de entre sus manos mientras Yunho la tomaba, besando suavemente su boca mientras alejaba la mano en su trasero para aplastarla contra él, piel contra piel. Su ternura alejó cualquier persistente eco de ansiedad, y cuando puso la sólida punta de la bellota contra su trasero… Jae estuvo listo.