Juegos De Caballeros ~ Capítulo 14

Capítulo 14

Poco después de las cinco, Jaejoong escuchó abrirse la puerta del despacho de Yunho.

Él había estado abajo en una reunión por la mayor parte de la tarde, dejándolo libre para pelear con su conciencia y ver el video mientras instruía y construía su lista de tres elementos.

Había retorcido su camino a través de la mayor parte de ello, sorprendido a veces, horrorizado ocasionalmente, pero más que nada encendido y desesperado por Yunho.

Sonrió tensamente mientras él aparecía en torno a su puerta.

—¿Una buena reunión?

Se encogió de hombros. —Conseguí lo que quería, así que sí.

Jaejoong respiró profundamente. Al parecer, este hombre siempre conseguía lo que quería, en los negocios y en el placer.

—¿Has hecho tu lista?

Jaejoong bajó automáticamente la mirada hacia el trozo de papel en su escritorio.

Sí había hecho la lista que le había solicitado, pero no sin un considerable malestar. 

Sólo escribir las palabras lo habían hecho sonrojar.

La mirada de Yunho siguió la de Jae, cruzó la habitación y tomó el pedazo de papel. 

Lo escaneó en silencio por lo que a Jaejoong le pareció al menos tres horas.

—Interesantes opciones, Señor Kim. Un poco aburrido en algunos lugares, pero podemos trabajar en eso. —Se desabrochó el botón superior de su camisa y pasó un dedo por el collar. Por un sorprendente —no, emocionante— segundo, Jaejoong pensó que empezaría a trabajar en ello ahí mismo, pero se dio la vuelta y se dirigió a la puerta.

—Termina, Jaejoong. Nos vamos.

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Jaejoong le echó un vistazo al perfil de Yunho mientras él conducía.

Manejaba el auto con la misma maestría con la que manejaba todo lo demás en su vida, y él respondía a su toque como un amante embelesado. No tenía ni idea de a dónde se dirigían, pero se sintió aliviado de que la dirección que había tomado no era el club de nuevo.

Podría preguntarle, por supuesto, pero no importaba realmente porque había tomado la decisión de entregarse a él por completo hasta el domingo. Había una cierta libertad en seguir su liderazgo; libertad de la responsabilidad, la rendición de todas las decisiones conscientes.

Ahora estaban en un campo abierto, lo que lo sorprendió. Yunho era una criatura tan de la metrópolis, pertenecía a la oscuridad, el punzante corazón de vidrio y metal de la ciudad. Parecía fuera de lugar entre campos ondulantes y frondosos setos.

Giró bruscamente a lo largo de un camino sin marcar y un par de puertas negras de hierro se abrieron silenciosamente para permitirles el acceso.

Era un marcado contraste con la noche anterior, cuando había caído en su casa en su suburbio privado. Condujo a lo largo del extenso camino y, mientras el auto doblaba la curva, Jaejoong obtuvo el primer vistazo de lo que debía ser su casa.

La ubicación le hizo imaginar una casa country, pero la impresionante pared delantera de la completamente moderna casa country de Yunho era una revelación. El sueño húmedo de un arquitecto de ángulos yuxtapuestos y vidrio laminado, que era más una escultura que un hogar.

—¡Wow!

Se giró para mirarlo mientras el motor estaba en reposo mientras esperaba a que la puerta del garaje se abriera silenciosamente.

—¿No es lo que esperabas?

—No... en realidad, es justo lo que esperaba, pero en un lugar inesperado.

Deslizó el auto en el garaje y salió.

—Aquí nadie puede oírlo gritar, Señor Kim.

Jaejoong salió del lado del pasajero y lo miró a través del techo del Aston Martin. No estaba asustado. Por alguna razón, sabía que podía confiar en él. Nunca habría venido aquí si no estuviera completamente seguro de que estaría a salvo.

Lo protegería, no le haría daño.

Sin embargo, él tenía razón en una cosa. Había muchas posibilidades que lo harían gritar.